Fui al hospital en cuanto me enteré...
La vi rota, la vi llorando, la vi sin verla a ella, la vi aferrada a la camilla mientras sollozaba. Me acerqué casi corriendo, la abrazo, la acurruco entre mis brazos y dejo descansar su cabeza en mi pecho.
Se llevan la camilla de la sala con un cuerpo reposando en ella cubierto por una sabana blanca. Alexis se deshace del abrazo para querer huir asta ella para que no se vaya, pero la sujeto de la cintura y le hago entender que ya se fue, le hago mirarme y delicadamente deposito un beso en su cabeza.
Siempre es duro perder a alguien.
¿Cómo de un día a otro las cosas pueden cambiar tan rápido?, un día, estas aquí, luchando una batalla, sonriendo con una sonrisa radiante y perfecta, recuperando algo que te mereces, pero al siguiente estás o tal vez simplemente no estás, ¿verdaderamente seguirá aquí?.
Imaginar eso solo me despierta curiosidad, y mucha nostalgia, es por eso que no me suele gustar pensar en estos temas, en tan solo un segundo tu vida cambia sin ser consciente de ello, es algo raro que te envuelve, que simplemente sucede y marca un antes y un después en la vida de alguien.
Una estrella se ilumina en el cielo como una medalla a los soldados caídos, eso dicen, aunque nunca se sabe, yo me conformo en pensar que pase lo que pase estará ahí y que siempre algo queda vivo , una llama, o unas simples cenizas que indican que una vez hubo fuego. Los recuerdos por suerte nunca mueren. Nada está muerto del todo, o eso quiero pensar.
Yo la conocía, había hablado con su madre un par de veces y siempre me había parecido una mujer dulce, alguien en quien poder confiar, nadie que mereciera su enfermedad, varias veces había acudido al hospital para visitarla, incluso cuando Alexis y yo dejamos de ser lo que un tiempo fuimos.
Nunca escuche una palabra mal sonante de entre sus labios, ni una mirada de rencor, durante un tiempo esa mujer había sido para mi como una madre que yo desgraciadamente nunca sentí que tenía.
Verla marchar fue duro, pero las cosas suceden y tanto yo, como Alexis, su padre o cualquier persona que la conociese teníamos que seguir adelante y aunque cueste, ser felices, justo como Adele hubiese querido.
...
Llegue a su casa, esta vez a recordar a una persona muy fundamental en su vida y parte de la mía. Entre al jardín delantero, todos vestían de negro, todo se mantenía en silencio con la mirada desubicada y el rostro afligido, buscaba a Alexis con la mirada entre la multitud, pero no la veía, vi a sus amigos y a sus familiares formando un circulo ante la difunta.
Verla me hace sentir un pinchazo en el pecho, nunca quise verla así, esta como siempre solía estar acostada en su camilla, pero ya no lucía esa luz, ese brillo que desprendía siempre, se encuentra apagada como vela que se consume o una flor que se marchita. No puedo evitar cerrar los ojos, suspirar y mirar al cielo.
Le doy el pésame al padre, le tiendo la mano y con pesadez me la acepta, tiene unas grandes ojeras bajo sus ojos aguados y rojizos, estaba arreglado pero desarmado por dentro, me dedica una sonrisa cerrada y fingida y me da las gracias por venir.
— ¿Sabe usted dónde está Alexis?.— En ese instante se tensa y aprieta la mano que saluda a la mía en un pequeño apretón, siento su fuerza en mi mano derecha incluso llega a molestar.
— Alejate de mi hija, ya le has echo demasiado daño.— Dice en un susurro de rencor que solo yo llego a oir. Intento justificarme, pero rápidamente suelta mi mano y atiende a otras personas como si aquel ambiente tenso no hubiese ocurrido. Yo quedo un poco anonadado, confuso.
¿Debería alejarme? ¿Cómo he podido ser tan estúpido?
La veo salir de la casa, lleva un vestido negro de encaje, le queda muy bien, se ajusta a su cuerpecito de princesa, no es demasiado reservado y mucho menos obsceno, es discreto y fino, esta destrozada pero cuando me ve sus claros ojos se iluminan y un atisbo de felicidad surca su pálido rostro. Viene hacía mí, y en ese instante pienso...
Pienso que lo que estoy haciendo no está bien, y que su padre tiene razón.
Pienso que con el tiempo pasará lo mismo que sucedió y será mi culpa, pues podría pararlo ahora mismo.
Pienso que si sigo junto a ella su sonrisa radiante se esfumara y se cambiaran por lágrimas.
Y la recuerdo, la recuerdo llorando, fingiendo, no quiero que vuelva a pasar por lo mismo.
Esto, no esta bien.
Y en ese momento decidí salir de allí, salgo haciendome paso entre la gente, escucho que me llama desde lo lejos con su voz dulce, pero no paro, solo quiero salir de allí.
Me introduzco en el coche y arranco el auto, mi mirada se queda perdida en el horizonte mientras avanzo por la calle sin echar la vista atrás, mi mano izquierda sobre la ventanilla, la otra sobre el volante, el auto sobre el asfalto y miles de pensamientos surcan mi pérdida mente.
Creo que esto es lo mejor, no debí de haberle dicho que la amaba y mucho menos besarla por mucho que quisiera y por mucho que deseara volver a hacerlo.
No estaba bien, no estaba en mis planes, nunca lo estuvo. Pero por otra parte ¿La salve? ¿Hacer eso hizo que la salvase? ¿Lo volverá a hacer? Eso me causa miedo, porque jamás quisiera que algo malo le pasase. Porque pese a todo la amo, pero sé que le haré daño, y como el dicho popular dice, si quieres a alguien dejalo marchar, ahora mismo no podría tener más sentido.
Mi móvil, el cual se deposita en el asiento de al lado, comienza a vibrar y ha emitir tono de llamada. Desvío mi mirada hacia él, es Alexis, lo dejo sonar.
Tenso la mandíbula y mis ojos se empiezan a aguar, golpeo el volante frustrado.
— ¡Joder!
El teléfono, deja de sonar.
....
Holaaa ♥♥ perdonad la espera, estuve de vacaciones✌. Espero qué os haya gustado❤❤❤

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Tarde, Espero Que Nunca
Teen FictionSu vida no es facil, ya no le ve rumbo, tampoco sentido, asi que decide hacer algo por la humanidad y escribe cartas a la espera de que alguien la ayude. Un dia como hoy , como cualquier otro Chris encuentra las cartas, por error , por curiosidad...