Chris

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Me fui de su casa, con rabia, y furia recorriendo mi cuerpo, cierro mis puños, mis uñas se clavan en la palmas de mis frías manos, gruño y tenso mi mandíbula, camino, sintiéndome el chico más estúpido del planeta y vuelvo al coche, arranco, doy un fuerte manotazo al volante.— ¡Mierda!.— dejo caer mi cabeza, apoyando así mi frente en este, suspiro y me relajo en el asiento, introduzco la llave para poder arrancar, la canción In my blood empieza a escucharse, enciendo el limpiaparabrisas y comienzo a conducir, el agua corre por el cristal, la lluvia no es muy fuerte por lo que no me entorpece.

Cierro la puerta de casa con impotencia y entro en el salón desde aquí se puede escuchar los gemidos de mi padre y una de sus putas, paso una mano por mis ojos y los apreto con fuerza, todo esto no es nada nuevo, me tiro en el sofá, intento poner la tele, pero no hay nada y siento que por mucho que le suba el volumen de la teletienda sigo escuchando algo que no debería escuchar.

No puedo estar aquí, por lo menos no con ese ser que decía ser mi padre, cojo una chaqueta y salgo a la terraza, todo a fuera está muy tranquilo ya la lluvia se a convertido en una insignificante molestia. Las luces de la ciudad se distorsionan en el reflejo del mar a lo lejos.

Decido andar por la costa, la arena fina y húmeda hace contacto con mis pies ahora descalzos me siento en ella y veo las olas romper, y así rompo yo a llorar, con las pequeñas gotas cayendo sobre mi en una playa solitaria, ¿en que momento había cambiado todo? ¿En que momento había mandado todo a la mierda por ella cuando jure que no lo haría?, desde luego las promesas no son lo mio.

Una vez le prometí la luna, supongo que me merezco todo esto, una vez ella me prometió estar en las malas pero reconozco que fueron más que malas, aveces me siento tan culpable de ser así de inútil, justo ahora por ejemplo, tengo tanto miedo a cagarla, que siempre la cago.

Me tumbo en la arena veo el cielo, ha dejado de llover, las estrellas decoran el firmamento, huele a mar, cierro los ojos, la brisa corre, me hace estremecer, abro los ojos y decido volver a casa. No se cuanto tiempo he estado a fuera pero ya no se escucha nada dentro de casa así que entro en mi habitación y justo al entrar mi reflejo en el espejo de la entrada me hace parar, tengo el pelo mojado, se pega a mi frente , tengo ojeras y los ojos rojos, me veo mal, me encontró mal, todo es por su culpa. 

(...)

Cuatro días después
Tarde 19.34 

Camino por la calle. Solo se escuchan los coches circular por el asfalto, hace frío, pero no demasiado, llevo un jersey azul marino y unos vaqueros color sin vida, giro hacia la calle a mi derecha miro hacia el suelo el cual aun esta húmedo, dejo atrás un par de casas y vuelvo a girar a la derecha encontrándome con la suya, con la de Alexis, juego con mis manos y cuando me siento seguro avanzo hasta el portal. Presiono el timbre con cuidado y espero impaciente a que alguien aparezca por la puerta. Tras unos segundos ella la abre esta feliz y riendo mirando hacia el interior de su casa, pero cuando me ve, como si no me esperase frunce el ceño, verdaderamente esta adorable.

- Hola.- Digo mientras introduzco mis manos en los bolsillos del pantalón.

- ¿Qué haces aquí?.- Dice aun apoyando sus manos en la puerta.

- Venia a...

- ¡Alexis! ¿Quién es?.- Me interrumpe una voz masculina que se acerca hacia ella y le deposita un beso en la mejilla. Brus me mira y alza su ceja derecha.

- ¿Qué quieres Chris?.- Me tenso, saco los puños de los bolsillos y tenso la mandíbula.

- Ustedes...¿Están juntos?.  

- Desde hace dos días, sí.- Contesta el, miro hacia Alexis, muerde su labio y me mira como si quisiese algún tipo de aprobación de mi parte. Aunque ya supiese que no la tenía.

- Puedo hablar un momento con tu novia.- Digo entre dientes. Brus se aparta de ella y coloca las manos en señal de rendición y sale de mi vista. Alexis por otra parte entorna la puerta tras ella y me observa. Miro hacia el suelo y muerdo mi labio.

- ¿Eres feliz?.- La miro. se queda callada.

Por un rato nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos, siento como mis ojos se empiezan a aguar, solo quiero una respuesta.

- Si.- Dice casi en un susurro.

- Esta bien, será mejor que me vaya...- Emprendo camino.

- Chris yo...

- No.-  Me giro a verla pero a mitad del proceso me detengo, cierro los ojos con fuerza.- No tienes porqué explicarme nada.

Simplemente me voy por donde vine, sin mirar atrás porque no quería mirar atrás y ver como la chica a la que amaba estaba con el chico equivocado. 

No digo que yo lo fuese, ni que sea el mejor, pero reconozco que verdaderamente la amo, y se que él a ella no, se que por muy gilipollas que sea, por muy estúpido y bipolar que sea la amo y haría todo lo que este en mi mano por que ella fuera feliz, y si con él es feliz... no arruinaré su felicidad, otra vez no.

Y me doy cuenta que mi sufrimiento no era su culpa y que el único que tenia culpa era yo, por ser un estúpido y dejarla marchar.

Porque si quieres a alguien debes de luchar por esa persona, porque nada va a caer del cielo ¡joder! Porque ya es demasiado tarde, debí abrazarla mas fuerte la ultima vez que la tuve cerca, que nos teníamos. Ahora solo me queda dejarla ser feliz, porque ya no siente nada por mi, porque yo no soy quien le provoca esa sonrisa de oreja a oreja que tenía al abrir la maldita puerta. 

Aveces comprendes que es demasiado tarde para luchar por una guerra que ya has perdido, porque sí, la he perdido.

Tarde, Espero Que NuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora