Capítulo XXI

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El cabello de Kate había crecido con el pasar del tiempo, su cuerpo había cambiado ligeramente, se encontraba bastante delgada, aparentaba estar delicada de salud. Kate abre los ojos y el desconcierto invade su mente al mirar a su alrededor, no tenía idea de en dónde estaba, al despertar sintió un leve mareo, se golpea con delicadeza su rostro, al hacerlo siente una pequeña cicatriz en su ceja izquierda, después de eso voltea a ver su vestimenta, vestía un top blanco un short, busca en su cama su teléfono móvil sin lograr éxito. Kate se dispone a levantarse, al poner los pies en el suelo cae al no lograr sostener el equilibrio, sintiendo así un dolor en sus miembros inferiores, apoyando sus manos en el respaldar de la camilla logra sostenerse. Echa un vistazo a los muebles que se encontraban alrededor de la sala buscando su teléfono, después de varios minutos de reposo, desistió ante la idea de buscar su teléfono. De repente escucha disparos cerca de la zona, mira el reloj que estaba en una pared, el cual marcaba las once de la noche. Después de mantenerse inamovible durante varios minutos sosteniéndose con el apoyo de la camilla, Kate empieza a caminar con cuidado hasta llegar a las ventanas cerradas para mirar a través de la persiana, la calle, logrando observar cómo corrían algunas personas, aparentemente huyendo de algo, pronto vería a un hombre moreno acercarse a la puerta de la casa para luego empezar a golpearla pidiendo ayuda, Kate caminó hacia la puerta, la cual se encontraba reforzada con una tranca y varios candados, Kate buscó la llave en unos pequeños ganchos ubicados en la pared encontrando así varias llaves. En el momento en el que Kate empezaba a probar las llaves, Samantha baja unas escaleras y al ver a Kate, se emociona dejando resbalar una lágrima por su mejilla derecha.

Samantha a Kate

-No abras la puerta, puede ser peligroso

Kate detiene sus acciones al escuchar esa voz proviniendo de atrás, se voltea a Samantha sin mediar palabras.

Samantha al tener contacto visual con Kate

- ¿Me reconoces?

Sharon vestía un short y un top negro, ambos alicrados, dejando ver sus atributos escondidos por estas prendas que resaltaban sus formas. Sharon se veía al espejo de un baño bastante sucio, con paredes rayadas, de un lugar en los suburbios, se veía al espejo mientras se hacía una cola, luego prosiguió a sacar una venda de una mochila bastante vieja y sencilla, se puso las vendas color blanco en sus manos para luego disponerse a salir, al abrir la puerta, unas chicas que estaban a punto de entrar, la dejaron pasar primero dando la impresión de que le tuvieran respeto. Al salir, Sharon caminó entre la multitud hasta llegar a un círculo de peleas callejeras, donde la esperaba un hombre moreno con rastas, sin camisa y con un short deportivo color azul, de uno ochenta de estatura con músculos muy definidos.

Sharon entró al círculo de peleas formado por varios hombres que le daban forma al círculo, un círculo espacioso en el cual los peleadores callejeros disputaban peleas sin guantes ni ningún tipo protección, Sharon se había labrado una reputación de entre las mujeres que peleaban entre sí, después de haber peleado varias veces contra algunas chicas y salir ilesa de los enfrentamientos, había ahorrado la cantidad suficiente de dinero para convencerlos de armar una pelea contra un hombre, después de todo Sharon era Intocable y a pesar de ser mujer, le tenían respeto.

La pelea empezó y la gente a su alrededor empezó a hacer bullicio, animando a los peleadores, Sharon subió su guardia y cerró todos sus espacios abiertos mientras empezaba a moverse lateralmente estudiando así a su oponente, el cual posó un poco diferente, con piernas más separadas dejando percibir a Sharon que él era un sujeto que acostumbraba a pelear más con las piernas. Aquel hombre parecía dudar de su ataque, Sharon logró percibirlo, así que ella empezó el ataque dando un paso adelante para luego impactar su rostro con un puñetazo impulsado desde sus piernas, el sujeto logró cubrirse pero su propia mano empuñada lastimó su rostro levemente.

Sharon IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora