Capítulo 8: Ducha

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Entré en los baños y no había nadie así que me metí en una ducha cualquiera. Dejé la toalla colgada en la puerta y abrí el grifo. Tardé unos pocos minutos en conseguir la temperatura ideal y entonces me sumergí en mis pensamientos.

No llevaría más de 5 minutos bajo el agua cuando oí que alguien entraba. Seguí a lo mío hasta que la persona que había entrado se metió en una ducha, encendió el agua y, para mi sorpresa, empezó a cantar. Era Miriam, su voz transmitía fuerza y delicadeza a la vez. Me quedé hipnotizada escuchándola cantar una canción que no conocía pero de la que me enamoré al instante.

Con un te quiero a distancia
sin mensaje de vuelta
como lloras un adiós
entre alegrías y penas

Cómo sientes que te rompes
a la vez que te compones
entre mil piezas

Explicale hoy al tiempo
que no te quedan fuerzas
y sácalas de dentro
para continuar
para continuar

Y cuando mires hacia dentro
piensa en mi
y cuando llores si estas sola
piensa en mi

Vivo en tu mundo paralelo
me duele estar lejos
y se que me odiaras
por dejarte entre misterios y complicaciones
que la vida nos regala sin más

Un tiempo sin momentos juntas
para valorar que sin ti
yo me muero

entiendo todo esto
y sé que está de más
el respirar

estoy acumulando emociones
que se transforman en acciones
oh no

Y hoy te hago esta canción
y te demuestro
que el amor
cuando hay distancia
es más intenso

Un tiempo sin momentos juntas
para valorar que sin ti
yo me muero

entiendo todo esto
y sé que está de más
el respirar
el respirar
el respirar

Cuando terminó la canción me di cuenta que unas pocas lágrimas brotaban de mis ojos. ¿Sería suya la canción?, y si era así, ¿a quien iría dedicada?

Cogí la toalla, me sequé un poco y salí de la ducha. Miriam aún se estaba duchando, estaba dudando entre si quedarme hasta que saliera o irme para que no se enterase de que era yo quien la había escuchado cantar.

No me dió tiempo a decidir porque la puerta de su ducha se abrió. Me quedé congelada al verla, llevaba la toalla envuelta alrededor del cuerpo y se la estaba sujetando con la mano para que no se le cayese, el pelo mojado le caía por la espalda y realmente estaba preciosa.

-No sabía que cantabas- le dije, arrepintiéndome al momento.

Me lanzó una fugaz mirada que albergaba un poco de sorpresa pero ignoró por completo. Antes de que se pudiese ir la agarré de la muñeca y la estiré hacia mi haciendo que quedáramos más cerca de lo que pensaba. A la leona le sorprendió mi gesto pero no se apartó. Sus ojos estaban clavados en los míos y mi pulso aceleraba a medida que pasaban los segundos. Podía notar su respiración en mis labios y estaba segura de que ella podía notar la mía en los suyos. Los pocos centímetros que separaban nuestras bocas querían desaparecer para fundirnos en un beso.

De repente soltó mi mano de su brazo y se fue sin decir nada.

No entendía nada, realmente pensaba que ella quería que pasase algo, ¿que la habría hecho cambiar de opinión?

Me quedé apoyada en la pared, desconcertada por lo que acababa de suceder. Pasaron unos minutos hasta que reaccioné y me dirigí a la celda. Una parte de mí quería que Miriam siguiese ahí pero no fue así, aunque tampoco hubiese sabido qué decirle.

Cuando ya estaba vestida llegó Aitana con Amaia, pensé en contarles lo que había pasado hacía veinte minutos en las duchas pero se pusieron ha hablar sobre cómo le había ido a Aitana el trabajo y preferí dejar la conversación para otro momento.

VOLVER A SER INVISIBLE~wariam~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora