Capítulo 3: ¿Porque yo?

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La luz del día empezaba a iluminar la habitación y yo no podía dejar de pensar en las últimas palabras de la leona. Un sonido me sacó de mis pensamientos, no quise levantarme de la cama pero deduje que sería Miriam entrando de nuevo a la celda. Giré la cabeza y la ví quitándose los zapatos y tumbandose en su cama. No creo que se diese cuenta de que estaba despierta, o alomejor si y simplemente no quiso decirme nada.

No pasó mucho rato hasta que las puertas de las celdas se abrieron y sonó una sirena indicando que había llegado la hora de levantarse. Me quedé sentada en mi cama observando como mis compañeras se desperezaban. No había dormido nada y alomejor eso me acababa pasando factura a lo largo del día.

Nos dirigimos al comedor para desayunar y una vez cogimos la comida nos encontramos con el dilema de dónde nos íbamos a sentar. Amaia nos hizo una señal con la mano a Aitana y a mi para que fuéramos a su mesa.

Como no, en la misma mesa estaba Miriam junto con tres chicas rubias, una la recordaba de la sala donde nos hicieron la exploración, Nerea creo que se llamaba. Las otras dos eran muy guapas y llevaban el pelo liso, a diferencia de la leona que lo llevaba rizado.

Nos acercamos a la mesa y cuando íbamos a sentarnos Miriam soltó:

-No se van a sentar con nosotras.

-Jo Miriam por favor que sino no tienen con quien sentarse.-dijo Amaia con tono de ruego.

-Amaia he dicho que NO, que se busquen otra mesa.- declaró Miriam con la mirada fija en mi.

Amaia se le acercó y le dijo algo al oído que no pude distinguir. Segundos después, Miriam nos dijo a regañadientes que nos podíamos sentar. Parecía que Amaia tenía un poder de convicción sobre la leona digno de una hermana.

A partir de ahí, el desayuno transcurrió con normalidad. Amaia les preguntó a las dos rubias que parecía ya conocer quién era la nueva y le explicaron que era su nueva compañera de celda. Tambíen nos presentaron entre las que no nos conocíamos, una de ellas se llamaba Mimi, la chica con la que estaba ayer Miriam cuando Aitana y yo llegamos a la celda y seguramente la misma con la que había estado esa noche. Tenía los labios carnosos y ojos verdes, llevaba solo una camiseta blanca de tirantes con los pantalones naranja. La otra se llamaba Mireya, que aún y estar en prisión, iba maquillada y se la veía muy elegante.

Miriam no me dirigió ni una sola mirada en todo el desayuno. No lograba entender porquè se estaba comportando así conmigo. Por algún motivo sus desprecios me hacían más daño de lo normal y no estaba dispuesta a seguir soportando que me tratase así.

La leona fue la primera en levantarse de la mesa, sin pensarlo demasiado me levanté a continuación y la seguí hasta nuestra celda.

Hice un pequeño ruido al entrar que hizo que se percatara de mi presencia.

-¿Me has seguido?- Me preguntó borde.

-También es mi celda por si lo habías olvidado- Le contesté en un tono cortante.

Se quedó callada clavando sus ojos en mí. Cada vez que hacía eso, una extraña sensación recorría mi cuerpo, me ponía nerviosa pero tambíen me despertaba una curiosidad y una excitación que no podía explicar.

-¿Por qué eres así conmigo?-Le pregunté intentando ocultar el miedo y los nervios que sentía en ese momento.

-¿Así cómo?- Contestó ella sin dejar de mirarme y acercándose a mí poco a poco.

La leona se había dado cuenta de que eso me ponía nerviosa y se estaba aprovechando de ello.

-Ya sabes como. No has dejado de amenazarme y mirarme con desprecio desde que nos hemos conocido, y que yo sepa no he hecho nada para que me merezca que me trates así.

Se me acercó más todavía y me dijo en un susurro:

- En esta cárcel mando yo y si no te portas bien y me respetas, te puedo hundir, así que te repito que no te conviene acercarte a mí, que seamos compañeras de celda no significa que vaya a ser tu amiga.

Me quedé totalmente descolocada, no me salían las palabras y tenía que contestarle algo.

-No tengo ningún interés en ser amiga de alguien como tú, de hecho, agradecería que me dejases en paz. No te tengo miedo por mucho que mandes aquí.-Le lancé una mirada de desprecio y acto seguido me fuí.

No se como había sido capaz de hacer eso.

VOLVER A SER INVISIBLE~wariam~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora