facetime.

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2 de Agosto. Palma de Mallorca.

Me había negado a ducharme con Luis unas tres veces pues nos conocía a ambos y sabia que terminaríamos alargando aquel momento y no llegaría a la prueba de sonido o llegaría tarde. No quería tentar a la suerte.

Recibí una invitación de mi mejor amigo Adrian para hacer facetime por lo que acepte, colocándome mejor en la cama para enfocarme. Una sonrisa se dibujo en mi rostro al verle por la pantalla de mi iphone, saludándole con la mano. Comenzamos a hablar de como estaban las cosas y de lo mucho que nos echábamos de menos cuando alguien se sentó a su lado, dejándome completamente helada. Trague saliva y decidí no hacerle caso a ese ser ya que al fin y al cabo no iba a hablar con él si no con Adrian.

Tenia que confesar que ahora estaba mas seria y seguramente me lo estaba notando pero me había sentado mal que me llamara estando con Vicente. ¿Es que acaso quería forzar un momento tenso? Porque lo había conseguido.

Escuche como Vicente intentaba sacarme conversación pero todo el tiempo esquivaba sus preguntas con otras preguntas pero estas dirigidas a Adrian, preguntándole como estaba Sandra, su novia.

La puerta del baño se abrió pudiendo ver a Luis detrás de mi con solo una toalla en la cintura a través de la videollamada. Nuestros ojos se cruzaron en la pantalla. Yo le miraba fijamente y él hacia lo mismo conmigo. Allí parado como una estatua mirando mi móvil como si de un momento a otro fuera a arrebatármelo para estamparlo contra la pared.

No tarde ni dos segundos en despedirme de Adrian antes de finalizar la videollamada y bloquear el teléfono.

- Oye Luis que no es lo que te estas imaginando.

- Me da igual Aitana, no es la primera vez.

- ¿Como que no es la primera vez?¿A que te refieres?

En aquel momento empece a sentir un pequeño dolor en la tripa a causa de los nervios que crecían en mi cuerpo. Siempre que veía venir una pelea me ponía de aquella manera. Me ponía muy nerviosa discutir con él.

- ¿Te crees que soy tonto? El niñato no para de buscar encuentros contigo a través de Adrian y tu siempre caes en eso.

- Vale Luis, no le llames así.

Sabia que le llamaba niñato porque se encontraba celoso pero de alguna forma me dolía que lo hiciera pues sabia que lo decía por la edad y era como si me lo estuviera llamando a mi también.

- ¿Ahora le defiendes? Lo que me faltaba ya.

Luis cogió su maleta para dejarla en la cama y comenzar a guardar las cosas que tenia en la habitación. En aquel momento todo mi cuerpo entro en alerta por lo que me acerque a él, agarrándole del brazo.

- ¿Que haces? No te vayas Luis, por favor... Por favor Luis...

A pesar de que podía ver en sus ojos lo enfadado que estaba me aparto con delicadeza para poder seguir guardando sus cosas. No quería llorar pero mis ojos empezaron a escocer a causa de las lagrimas que se estaban creando. No podía dejar que se fuera y menos estando allí que no tenia a nadie, estaba sola.

- No puedes dejarme aquí sola... Le prometiste a mis padres que me ibas a cuidar.

Tal vez jugar aquella carta era un poco egoísta pero haría cualquier cosa para evitar que se fuera.

- Mejor no voy a sacar yo la lista de las cosas que me prometiste tu a mi.

No funcionaba nada y lo peor es que su maleta ya se encontraba en el suelo lista para ser empujada hasta la puerta. Me quede en silencio siguiéndole con la mirada mientras se vestía y dejaba la toalla encima de la cama. Parecía tener bastante decidido que iba a irse. Que iba a dejarme sola.

- No hace falta que te vayas a otra habitación, puedo irme yo hasta que quieras volver a tenerme cerca.

Era yo quien había provocado aquella situación. Tenia que haber cortado la llamada nada mas ver a Vicente sin embargo seguí haciéndolo aun sabiendo que en cualquier momento iba a salir del baño.

- Me voy a Madrid, Aitana.

Esas palabras dolieron. Dolieron tanto que no supe como reaccionar por lo que mi lado protector, ese que me protegía a mi misma siempre que yo no podía actuar tomo el control de la situación.

- Vete entonces. Déjame aquí sola. Si total, desde que nos hemos visto lo único que hemos hecho ha sido viajar a dos ciudades y encerrarnos en las habitaciones de los hoteles a follar. No sabemos hacer otra cosa. Nuestra relación es solo sexo.

- No entiendo a que vienen ahora tus palabras. Tampoco entiendo que te tengas que enfadar ahora tu también. Te recuerdo que si no hacemos las cosas que hacíamos antes es porque nos agobia que nos pidan fotos cada dos segundos.

- Esa es la excusa que siempre pones tu para no hacer ningún plan. Vas a sitios públicos con todo el mundo menos conmigo.

No me gustaba cuando me ponía así pero en aquellos momentos ya no podía parar, no podía frenarme.

- ¿Insinúas que no quiero que me vean contigo?

- Pues si.

- Entonces no tenemos mas que hablar.

Abrió la puerta y cerro esta de un portazo tras de si, llevándose la maleta con él. No me quise preguntar si aquel portazo había sido el aire o su enfado ya que si lo había hecho por lo segundo si que me iba a enfadar de verdad, mas de lo que ya estaba.

No estaba preocupada, sabia que no podíamos vivir el uno sin el otro y que al cabo de unas horas me estaría hablando. Tampoco me preocupaba que se fuera, sabia que no lo haría, no se perdería mi actuación de esta noche.

Nocturnos » eróticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora