cobra.

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12 de Septiembre, Madrid. 

Mis pestañas parecían estar pegadas pero mis ojos se abrieron poco a poco cuando sentí las manos de Cepeda pasearse por mi cintura, despacio, dejando que la yema de sus dedos se colocara entre mi piel como si estuviera buscando su hogar. Aquel hogar que llevaba tiempo sin tocar.

- Al final te has salido con la tuya.

- No quería dormir solita en el hotel. 

- Y vienes a molestar a tu novio enfermo.

Me gire para mirarle con una sonrisa boba. Había echado mucho de menos despertarme con él a su lado y ahora sin saber porque estaba teniendo ganas de llorar. Quizás mi cuerpo quería soltar todo lo que había estado reteniendo esos días. 

- Hey, ¿que te pasa Aitana?

- Nada...

Me abrace a su cuerpo dejando mi cabeza apoyada en su pecho conteniendo todas las lagrimas en mis ojos. Me abrazo fuerte con sus brazos dejándome totalmente pegada a él. Nos quedamos así unos minutos hasta que fui capaz de hablar.

- Pensé que ibas a dejarme Luis...

Me separe un poco para mirarle a los ojos. Seguramente se daría cuenta de que estaba conteniendo las lagrimas por mis ojos brillantes.

- ¿Como piensas eso? Por dios. No voy a dejarte Aitana. Y no me gusta que tengas ese pensamiento. No hiciste nada malo y si no nos hemos visto mucho es porque tengo que encontrar el ático, estoy con los ensayos de la gira y tu vas y vienes por placer y también por trabajo. Sabíamos que esto pasaría tarde o temprano.

Sus palabras me tranquilizaban al mismo tiempo que me ponían triste de nuevo. Sabia que nuestros trabajos nos mantendrían ocupados y no podríamos vernos tanto como nos gustaría pero me preocupaba que iba a ser de nosotros cuando comenzase la gira el mes que viene.

- Estabas seco por teléfono...

- Siempre estoy seco por teléfono, lo que pasa que al estar así lo notabas mas.

Parecía que era la única de los dos que había echado de menos al otro y eso me hizo dibujar una mueca en mis labios que no paso desapercibida.

- A ver, que estas pensando ya para ponerme esa cara fea.

- Que no me echaste de menos...

Aquellos veinticinco metros cuadrados se quedaron en silencio unos segundos. Me agarro los brazos con sus manos para poder separarme un poco y bajar su cabeza para hundirla en mi cuello.

- Claro que te he echado de menos.

Dijo cada una de las palabras dejando un corto beso en mi cuello. Algunos inocentes y otros húmedos. Incluso algunos parecidos a una pedorreta que me hacían reír. 

- Para, Luis, me haces cosquillas.

Me miro con las cejas alzadas como si me estuviera preguntando si solamente eran cosquillas lo que me estaba haciendo sentir.

Sus besos se intensificaron en mi cuello usando ahora también la lengua para explorar aquella parte de mi piel como si se quisiera cerciorar de que todo estaba en su sitio desde la ultima vez que lo hizo.

- No me gustan los polvos mañaneros. 

- Ya lo se. Siempre hemos sido mas de nocturnos. Pero no le veo nada de malo en querer calentar un poco a mi novia. 

- No es agradable calentar algo que no te vas a comer.

Escuche su risa en mi cuello y sin apenas darme cuenta giro sobre mi cuerpo para quedarse encima. Con su rodilla abrió mis piernas para acomodarse entre ellas y yo no pude hacer otra cosa que dejarle hacer lo que quisiera. 

Llevo una de sus manos a uno de mis muslos acariciando este y haciendo que sin quererlo abriera mas las piernas.

- Luis...

Debía de tener un efecto en él llamarle por su nombre de aquella manera pues siempre sonreía como un tonto cuando lo decía. 

Moví la cabeza para buscar sus labios pero echo el cuello hacia atrás para impedir que pudiera besarle. ¿Me acababa de hacer una cobra? 

- Bésame y paso por alto lo que acabas de hacer.

- No. Que te pego mi resfriado.

- Que me beses Luis Cepeda.

Mi tono de voz fue serio y no se si mi rostro también pero intente mirarle del mismo modo para que viera que iba en serio. En aquellos momentos me daba igual si acababa resfriada yo también o no. 

Pude ver duda en sus ojos pero finalmente termino bajando la cabeza para unir nuestros labios en un fogoso beso. A veces no era mucho de palabras pero me demostraba todo lo que sentía en momentos como aquel. Ese beso demostraba lo mucho que nos habíamos necesitado en todas esas semanas de pequeña tensión. 

- Dime que no tienes que irte...

Rompió el beso haciéndome soltar un pequeño bufido en desacuerdo. Quería besarle toda la mañana pero sus palabras me recordaron que tenia cosas que hacer y que seguramente tendría mil llamadas de mi prima Olga. 

- Tengo que preparar unas cosas antes de comer y luego por la tarde una cosa del libro y luego una sesión de fotos promocionales para el libro. Pero podemos vernos para cenar, ¿vale? O ya vernos mañana para el evento. Como quieras.

- Hablando del evento...

Sus palabras me hicieron preocupar un poco. Tenia muchas ganas de ir con él y también con Ana de nuevo a algo parecido a los premios de Cadena Dial y no quería que pusiera pegas, no ahora. 

- ¿Vas a querer que lleguemos juntos y posemos juntos?

- Sinceramente no creo que eso este en nuestra mano Luis. Llegar quiero llegar contigo, y con Ana también si ella quiere pero sabes que allí alguien de Universal nos va a decir como posar. 

Me gustaría decir que teníamos decisión en todo lo que hacíamos pero no, no era así y menos en aquellas situaciones. Si Universal consideraba que lo mejor para nosotros era posar en solitario así lo haríamos. 

- Si no nos dejan posar juntos ya iremos a otro sitio para hacerlo, que me gustaría hacerlo siendo sincera.

Pongo mi cara típica de ratona para mirarle antes de notar como volvía a besar mis labios, esta vez en un corto pero intenso beso. Se aparto de encima de mi para abrir la ventana y coger su paquete de tabaco. Ya había algo que le retumbaba en la cabeza, le conocía. 

Sabia que Luis nunca iba a estar de acuerdo en que nos dijeran como teníamos que gestionar nuestra vida pero allí estábamos. Tampoco estaba muy cómodo cuando nos aconsejaron que teníamos que dejar de exponer tanto nuestra relación en las redes sociales. Eso le quemo tanto que terminamos sin darnos ni siquiera like. Era triste pero al menos nuestra relación seguía viva en lo privado.

Me levante buscando mi ropa de ayer para ponérmela, intentando no pensar demasiado en lo negativo. No servia de nada amargarse y al fin y al cabo ambos estuvimos de acuerdo en hacer las cosas así para cuidar la relación que teníamos. Ninguno quería que todo terminara.

- Aitana, te quiero. 

Me gire con una sonrisa al escucharle. Me conocía y sabia que le estaba dando vueltas a la cabeza. Me acerque con cuidado de que no me quemara con el cigarro que había en su mano y le bese la barbilla.

- Yo también te quiero Luis.

Extrañaba que me lo dijera y sin duda era mucho mejor cuando me lo decía en persona que por whatsapp y con eso iba a quedarme.

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