ferrari.

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24 de Agosto, Barcelona.

Tenia ganas de que llegaran mis vacaciones pero si hubiese sabido que iba a volver mas cansada me lo hubiera pensado dos veces, al menos el destino.

Me dolía todo el cuerpo pero sobre todo las piernas de todo lo que habíamos andado, nadado y bailado. Lo mejor de todo es que venia muy morena, como me gustaba estar a mi. Todos los veranos acabo casi negra pero en este por trabajo apenas había podido ir a la playa en condiciones para coger un poco de color. 

Afortunadamente a la vuelta nuestras maletas llegaron sanas y salvas por lo que no tuvimos que perder todo el día en el aeropuerto a esperarlas.

Cuando salí de la terminal pude ver como había unas cuantas fans las cuales ya conocía pues siempre estaban ellas. Nunca llegaría a entender como se enteraban de todo pero bueno, yo siempre estaba encantada de estar con ellas, eran agradables.

Luego vi a mis padres los cuales me abrazaron de la misma forma que cuando volvi de Los Angeles, haciéndome reír.

- Solo me he ido a Ibiza, y cinco días. Soltarme por dios.

Los tres nos empezamos a reír pero cuando ellos soltaron el abrazo yo aun los estaba abrazando, les había echado muchísimo de menos. 

- Mañana es el ultimo concierto, me da pena pero... ¡Pasado es el cumpleaños de Luis!

Grite emocionada en medio de la salida del aeropuerto de camino al coche. Estaba muy emocionada porque le había preparado una sorpresa y esperaba de verdad sorprenderle como él lo había hecho en mi cumpleaños. 

No habíamos hablado todo lo que nos hubiese gustado en estos días pero él había pasado tiempo trabajando en su gira y saliendo con amigos y yo... Bueno yo cuando no estaba de fiesta estaba en la playa y no cogía mucho el móvil. 

Le iba contando a mis padres en el coche de camino a mi pueblo anécdotas del viaje cuando vi que se metían por una carretera que no era, haciéndome fruncir el ceño. Quizás mi padre iba a recoger alguna cosa para el trabajo o iban a comprar algo a estas tiendas grandes que había en las carreteras.

Llegamos a un pueblo pequeño que no había estado nunca pero que era bonito, al menos a simple vista. Lo que no entendía es lo que hacíamos allí.

Nos bajamos del coche clavándole la mirada a mi padre con el interrogante aun de lo que hacíamos allí pero entonces el señalo a mi espalda, haciéndome girar.

No.

Me.

Lo.

Podía.

Creer.

Allí estaba Cepeda apoyado en un ferrari negro con un cartel en las manos que ponía '¿me echabas de menos?'

No sabia como mis padres se quedaban tan tranquilos con esa escena, si Cepeda gritaba 'sexo' por cada poro de su piel. 

Pegue un grito de emoción mientras empezaba a correr con cuidado de que no me atropellase nadie pero en aquel pueblo apenas y había coches.

Cuando llegué hasta Cepeda ambos nos fundimos en un abrazo que demostraba todo lo que nos habíamos echado de menos. Mis manos viajaban por su pelo, su cuello, su espalda... Lo tocaba todo como si quisiera asegurarme de que en esos días nada había cambiado. 

Nocturnos » eróticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora