Finalmente... (25)

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Recubrió el mango de madera, el cual estaba rodeado con una segunda capa de hierro, con la goma elástica y ajustable.

- soy un chico apañado, no es la primera arma que hago y que funciona para defenderme de alguien- El hierro era gris y la goma negra, pero ahora lo rodeó con papel de embalar y tomó una lata que parecía de pintura en spray.

Tomó una inspiración y la aguantó, seguramente se alejó un poco de ellos y comenzó a recubrir el hierro con esta pintura, la cual era azul, un azul marino pero bonito de ver a decir verdad.

Al terminar tiró la lata donde estaban todas, en una caja de plástico con unas treinta latas de una infinidad de colores y acercó un bote de tamaño considerable, como un cilindro de acero que guarda galletas, dentro estaba una especie de retenedor de pintura transparente para que no se fuera la pintura tan fácil.

- en verdad, molan las quinques sin color, no todos tienen acceso a todos los colores que quieras, pero yo soy las artístico en ese aspecto...- Recubrió el arma enterrando la en el líquido y al sacarla la escurrió un poco después la limpió con el pañuelo, en el que este no recibió más que lo que goteaba, pues el producto era de secado rápido.- vuala! Ya está lista...- la dejó sobre la mesa una vez acabó de limpiarla en su totalidad.- y justo a tiempo- la alarma de salida empezó a sonar como si de una alarma escolar se tratase. Miró a los chicos- esperemos mientras todos salen, después saldremos nosotros...

- Enjinia ni kite, ima sugu detekuru...(venga ingeniero, sal ya...)- se escuchó entre risas desde el otro lado de la puerta

- Watashi wa kite, watashi o isoide wa ikenai, watashi wa shiagete iru... (ya voy, no me metas prisa, estoy acabando...)- murmuró este con suma molestia en su voz.- idiota...- murmuró en bajo realmente molesto por las palabras.- bien, tan solo un momento más y podremos salir. De momento iré recogiendo, tardarán varios minutos en salir todos...

Ambos asintieron con la cabeza sin decir nada, el rubio de ojos marrones tomó la quinque y la guardó en una vaina pequeña que tenía alrededor de la cintura, era más como una riñonera, pero le valía para guardar la quinque que acababa de perfeccionar.

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En el pueblo, en casa de los Mc.Cormick... A la misma hora...

Estaba allí todo el clan en el salón, Butters incluido, hablando sobre el tema que estaba preocupando al pueblo entero desde hacía unas angoriosas horas, Tweek y Craig. Ambos estaban preocupados por el caso y tenía claro que la CCG americana no los tenía, pero lo que no sabían era si los tenía la CCG japonesa... Eso era lo que verdaderamente temían, ya que no tenían los documentos que alertasen sobre si los tenían o no. De hecho no habían podido colarse, y ya planeaban cómo hacerlo, sería difícil dado a que habían saltado las alarmas por alguna razón...

¿Seguro os preguntáis quién es el que les da todas las noticias de los alrededores, no? Pues la sorprenderá saber que no era nadie más que Scott Malkinson, el chico de la diabetes, ese chico, para gastar los impulsos del azúcar se recorría todos los arrededores del pueblo como si fuese la gaceta de la edad media, recorriendo todos los arrededores con una velocidad incansable recogiendo y repartiendo noticias. Si, y la gente diciendo que no valía para nada... Pobre chico...

En fin, lo que sería, que Scott registró la voz de alarma en el cuartel japonés y que no había podido reportar más información por tal de no ser descubierto, no le reprobaron nada a decir verdad, no tenía importacia, lo primordial era la seguridad. Con lo que tenían era suficiente y no necesitaban más que esperar a que estuvieran despistados y ahora estaban alerta por alguna intromisión o alguien que haya intentado salir y no debía salir. Puede que haya sido una salta alarma, o puede que no, pero el caso es que ahora resultaba inútil...

51.- La Única Humana (Tokyo ghoul) (South Park)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora