Mi Más Esperada Casualidad ~Fedecole~

36. Hospitalizado

Narra Nicole

Llegamos al hospital y Fede seguía dormido. La doctora me pidió que me quedara fuera de la habitación y que no me preocupara, ya que parecía estar todo bien.

Diez minutos después de que llegamos nosotros, llegaron Mathi, Sebas y Agus.

—Toma, nena —Agus me extendió una manta—. No te preocupes, va a estar todo bien.

Asentí agarrando la manta.

—¿Cómo está? —Preguntó Mathi.

—Se desmayó en la ambulancia. Me agarró la mano y de la nada me soltó y ya no abría los ojos. —Respondí, intentándo ocultar el nudo en la garganta.

Mathi se quedó mirandome fijo con la boca como en una "o" aplastada.

—Bo, no lo puedo creer... —Dijo, agarrándose la cabeza— ¿Te llegó a decir que pasó?

Asentí.

—Se peleó con Santi y se sintió agobiado, así que salió a tomar aire. En cuanto salió le empezó a doler la cabeza y se mareó. Se fue al quincho a sentarse, pero se encontró con Carlos intentando salir de la piscina, y como no podía se acercó a ayudarlo. Una vez que lo sacó, se quiso levantar para irse, pero se calló y sintió que no tenía fuerzas. Por lo que entendí no podía moverse y se ahogó. —Dije todo eso rápido, como suelo hablar yo.

Mathi se quedó con los ojos abiertos sorprendido.

—¿Wtf? Nic, ¿Vos sabés si estaba enfermo? —Preguntó Mathi.

—Chama, antes de irse estaba perfecto. No sé qué coño pasó en el medio. Se habrá sentido mal luego de la pelea. —Dije yo. No tenía ni idea de que estaba pasando.

—Bueno, tranquila nena. Ya está. —Dijo Agus, intentando calmarme. Se acercó y me abrazó.

—¿Familiares de Vigevani...? —Gritó una doctora, que traía consigo una carpeta pequeña.

—Aquí —Grité, y fui donde estaba ella—. ¿Que tiene? ¿Saben algo?

La doctora me puso una mano en el hombro.

—Calmate, niña —Dijo con una sonrisa amable—. Él está bien, la situación en el agua no es preocupante. Pero...

En eso llegaron Mathi y Agus.

—¿Pero? —Dije, impaciente.

—Algo sucede con el. Se ha desmayado tres veces desde que llegó —Comenzó ella—. Tendrá que quedarse en observación por un tiempo. Ustedes pueden volver a sus casas.

—¿Podemos pasar a verlo? —Pregunté. Ella asintió.

—De a uno —Respondió. Iba a entrar, pero la doctora me frenó—. No creo que esté despierto. En el caso de que no lo esté, no te preocupes.

Asentí.

—¿Puedo ir yo primero? —Preguntó Mathi, cuando yo estaba por pasar.

—¡Amor! —Le dijo Agustina bajito, dándole un codazo.

—Por favor, Nic. —Yo asentí y fui al lado de Agus.

—Tenes que comer algo, Nic. El susto te debe haber dado hambre. —Dijo ella sonriendo— ¿Vamos a comprar algo?

Mientras decía aquello me volvía a poner en los hombros la manta que tiré sin querer cuando la doctora nos llamó.

—Pero volvamos rápido, por favor. —Agus asintió y me guió al ascensor.