Namber Seven

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Viernes.
Querido pero a la vez odiado viernes.

Me levanto sin ganas de ni una wea, se supone que hoy lo pasaría la raja preparándome para el carrete al que me invitaron este Sábado, estaría relajada y tranquilita, sin preocupaciones pero, la vida me da la espalda otra vez, colocando en mi camino la senda montaña, bueno en realidad dos putas montañas, peor que andar con la regla en verano.

El Jueves cuando volví a clases el Carlos me invitó a un carrete que haría en su casa este sábado, en realidad invitó a la Anto pero si va ella voy yo, me motive altiro, porque es una oportunidad para distraerme y quizás olvidarme por un par de horas mi enredo con el Seba pero, la vida conspira contra mi.

Mi tía Angélica viene justo de visita este fin de semana con mis primos, el Alexander y la Camila, no tendría ningún drama, de no ser porque me caen como pata en el ano. Nose de donde mierda sacaron la mala vibra y todas las weas malas que tienen, porque mi tía es un ángel. La wea es que no puedo salir si no salgo con ellos po, mi mamá me corta una teta por maleducada. Vienen justo cuando me sale carrete, ni cagando voy con ellos.

Volviendo a la realidad miro mi cuaderno viendo todas las weas que anote pero que no entiendo, la Anto me mira con una cara de aburrida a la vez que dice help, estamos en historia viendo un documental sobre la 2° Guerra mundial, wea latera. Disimuladamente miró hacia atrás para ver al Seba, su pelo cae por su frente a la vez que tiene, tiene la boca entreabierta y duerme plácidamente apoyado en la pared. Se ve tan tierno, tan relajado, es tan lindo este weon, pero tan maricon a veces.

Sacudo mi cabeza y volteo a ver la pizarra, la Anto me mira y me comienza a webiar con que me pillo infraganti.

El tiempo pasó tan rápido que no nos dimos ni cuenta con la Anto cuando ya eran las 1:15, la hora de salida.
Agarramos nuestras cosas y nos fuimos a mi casa, técnicamente la oblique porque ni a ella le agradan mis primos.

No quiero llegar a la casa y tener que verle la cara a ese par, vamos todo el camino webian y pensando que como lo haré para salir de mi casa y volver sin que se den cuenta, no es tarea fácil porque nunca me he escapado, pero siempre hay una primera vez. Al llegar a mi casa saco las llaves de mi mochila he intento abrir la reja, intento porque no me resulta.

—Yapo culia apurate po —me dice la Anto mientras me sacude el brazo como cabra chica, me he demorado caleta tratando de achuntarle a la caga de oyo.

—Es que no quiero entrar y verlos —le digo mientras me volteo y hago un puchero, doy pequeños saltitos en mi lugar como si hiciera una rabieta.

—Yo tampoco, pero piensa que es este puro fin de semana y no se vienen a vivir ni nada —Igual tiene razón, podría ser peor, me da un abrazo de esos reconfortantes de mejor amiga. Nos empujamos unos minutos y abro por fin la reja de mi casa.

La primera en pasar es la Anto y los primeros en recibirnos son mis amados perros, los amo weon, les hacemos cariñito demorandonos más para no entrar, hasta que llego el momento de afrontarlo.

Intento caminar con paso firme, la guata se me revuelve y mis manitos me sudan, tengo miedo pero vamo a darle.

Abro la puerta y veo todo en calma, vamos al living y mi jefa esta sentada viendo tele —Hola mamá —le digo a mi mami que esta sentada en el sillón bien tranqui, me acerco a ella y le doy un beso en la mejilla.

—Hola tía —dice la Anto detrás de mi, ella también se acerca a mi mamá y deposita un beso en su mejilla.

Ambas nos miramos con la senda cara de confusión, esta wea está siendo muy rara.

Es idea mía o ¿No vienen?, quizás lo que tanto pedí se cumplió y de verdad tuvieron ese accidente.

—Todavía no llegan, tuvieron problemas, pero van a llegar —dice mi mami, vergas.

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