Entro a la casa y la música retumba en mis oídos, camino unos metros cerca de la barra y me volteo para decirle a la Anto que esta la zorra y que no se aleje de mi pero la weona ya se ha ido, busco a alguien conocido con la mirada y no encuentro a nadie, solo logro ver a mi mejora hablando con un mino.
Que es rápida, la cago.
Me acerco a la "barra" y me sirvo algo piola para tomar, una piscola.
Mientras le doy pequeños sorbos a mi vasito comienzo a explorar la casa, siempre hago esa wea en los carretes, es para cachar el terreno, recorro los dos pisos de la casa y el patio, ya tengo perfectamente ubicadas las habitaciones y los baños, lo mas importante. Una vez ya me lo recorrí todo voy a la pista de baile que se creo y me pongo a mover el body, bailo al ritmo de mayor que yo con mi piscola en la mano, le doy uno que otro sorbo a la vez que muevo mi cuerpo, que bueno que no uso al tan ajustado, sino se me verían todos los rollos.
Las canciones pasan y sigo moviéndome, unas manos se posan en mi cintura y un cálido aliento choca en mi cuello, el poco alcohol en mi sistema y las grandes ganas que tengo de olvidarme de todo hacen una explosión.
H o y m e l a n z o
Llevo mis manos a las de él y las aprieto sobre mi, pego mi poto a su paquete y con cada movimiento me restriego a él, me siento entera maraca pero la vida es más divertida si huele a peligro, su perfume se me hace familiar pero no me suena, ya me estoy volviendo loca. Me volteo quedando frente a frente para encontrarme a un weon que en la vida había visto, alto con cara de trucha, ojalá no tenga el aliento también.
Sigo moviendo mi cuerpo al ritmo de la música cuando de la nada mi garganta se seco.
Tengo que ir a tomar algo, ahora.
Me alejo de él y voy a la barra, frente a mi se desenvuelven caleta de botellas de tragos que la dura, ni yo conozco, agarro dos y las mezclo en un vaso rojo.
Hoy quiero olvidarme de todo.
Me apoyo en la pared para tomar tranquila, con cada sorbo mis sentidos se alocan, algo dentro de mi se esconde para liberar a algo más grande. Me siento libre.
Un mino alto de ojitos claro se acerca a mi, la cago pa estar rico.
—¿Bailas? —Se puso rojito y me extiende su mano.
Le regalo una sonrisa sincera y acepto su invitación, dejó mi extraño vaso a un lado y me guía a la pista.
Su perfume me está volviendo loca, me siento toda calenturrienta. Bailamos pegados, mirándonos a los ojos, sacando mi lado maraca y me muevo rozando todo lo rozable, total estoy soltera y puedo hecharle la culpa al alcohol.
Cambia la música a una más lenta y quizás, sensual. En un movimiento quedo de espaldas y ahh me excite. Nos movemos los dos, nuestras caderas se mueven al compás, puta que esta rico este culiao, más encima tiene el medio pico, le hago un hasta abajo para volterame y quedar frente a frente, tiene unos ojos claros muy lindos, pero los del Seba lo son mucho más.
De la nada, aparece la linda carita del Seba sonriendo, como si supiera que me olvide de él por unos minutos.
Lo odio.
Quisiera odiarlo.
Pero puta que lo quiero.
De la nada él me da un beso, lo sigo con toda la rabia de mi cuerpo, ¿Por qué no puedo olvidarme de él?.
Llevo más de dos horas y cuando por fin logré hacerlo, llega y se mete a mi cabeza otra vez, como si nunca se hubiera ido.
Sus manos recorren mi cuerpo y yo el suyo, siento vergüenza de mi.