¿Y tú qué haces aquí?

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Capítulo 7

A los segundos, su madre le abrió envuelta en un vestido para salir, iba maquillada y destilaba perfume.

—¿Dónde estabas, _____? Me tenías preocupada —su madre era una mujer rubia y de intensos ojos azules. _____ era igual a ella, con la diferencia que había teñido su cabello de negro cuando sus padres se divorciaron— ¿Qué le hiciste a tu cabello? Si querías cortarlo, debiste decírmelo para llevarte a una peluquería. Estás hecha un desastre.

La relación con su madre nunca fue de las mejores, aunque ahora debía convivir con ella como única compañía. Para _____, era como dormir con el enemigo bajo el mismo techo.

—No pasó nada, fue un chico de la escuela que se la tomó conmigo y eso, ya arreglaré este asunto —le dijo su hija con un deje de irrelevancia, no le importaba tanto su cabello como el hecho de que Dylan era un estúpido.

—¡Un chico! ¿es tu novio? ¿peleaste con él? —como siempre, su madre parecía más emocionada que preocupada.

—No es nada. Ahora apártate, quiero entrar —iba a empujar a su madre para pasar, pero ella se puso en medio de la entrada cortándole el paso.

—Quiero entrar —le dijo _____ entre dientes.

—No va a poder ser. Tengo un invitado esta noche y no quiero que lo arruines. ¿Por qué no te vas a la casa de algún amigo y te quedas a dormir allí?

—¿Y por qué no dejas de ir con cualquiera y te preocupas de tu hija?

—¡No me hables en ese tono, soy tu madre!

—Pues no lo parece —y antes de que _____ le dijera algo más a su madre, una bofetada impactó contra su mejilla. 

No lo aguantaba más, le dedicó una última mirada de odio a la mujer que le dio la vida y se fue con la rabia a flor de piel. No tenía amigos, eso no era novedad. Pero existía un lugar –al cual no le apetecía ir, pero no le quedaba de otra- al cual sabía llegar. Además, allí vivía una persona que le agradaba, sólo esperaba no ser demasiado imprudente y aprovecharse de su amabilidad.

Caminó alrededor de 20 minutos y sentía que el corazón se le saldría por la boca. No visitaba ese lugar desde hace tres años.

Se detuvo frente a una casa blanca con el jardín bien arreglado y un auto estacionado en la vereda. No había cambiado mucho, en especial el tétrico árbol que crecía en el jardín.

Respiró para tratar de calmarse, sólo sería una noche, si es que le dejaban quedarse. Se focalizó en reunir el valor para llegar hasta la puerta, todavía había luz que se colaba por las ventanas, así que significaba que aún no se iban a dormir.

Antes de darse cuenta, se encontraba tocando el timbre. Se alcanzaba a oír la televisión en un concurso de preguntas. Hubo un pequeño ruido de voces discutiendo que se silenció cuando la puerta se abrió.

—¿_____? —era Luhan. Ella sonrió y ocultó sus manos en los bolsillos de su chaleco. Se sintió culpable, esa mañana le había rechazado y ahora estaba en la puerta de su casa para pedir alojamiento.

—¡¿Quién es, cariño?! —gritó una mujer desde adentro.

—¡Una amiga! —le contestó Luhan, gritándole también.

Otro sonido adentro, como un objeto chocando contra una pared y segundos después una mujer de amable sonrisa apareció detrás de Luhan.

—¿Ella es _____? — Luhan se ruborizó y le dijo a su madre que entrará, que él se ocuparía del asunto. La mujer entró sin parar de reír.

After The StormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora