Capitulo 2

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Muevo mis hombros con frenesí tratando de encontrar una posición cómoda en este asiento de madera que de seguro costará más que el departamento en donde Annie y yo vivimos, quizás más que el edificio entero y el riñón de Annie

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Muevo mis hombros con frenesí tratando de encontrar una posición cómoda en este asiento de madera que de seguro costará más que el departamento en donde Annie y yo vivimos, quizás más que el edificio entero y el riñón de Annie. Porque, claro vendería antes el riñón de Annie que el mío. Cuestión de principios.

No puedo evitar gruñir en voz baja al recordar que Annie estará viendo maratón de Pritty Little Liar en el departamento, mientras yo estoy aquí, matando mi espalda en horas de trabajo.

El señor a mi lado voltea de reojo, me escudriña con los ojos hasta llegar a mis tacones de hace quinientas temporadas. Frunce el ceño y vuelve  la mirada hacia el altar.

Y ahora maldigo a la señora del mercado, por decirme que era la última moda. Ya sabía yo que no debía creerle

Aquí, entre el piso de madera caoba y el oro en las paredes, no soy más que un humilde vagabundo, quizás el asistente de un humilde vagabundo, y eso es porque me ascendieron.

—Yo no quería venir —le digo —Pero la novia es mi amiga —informo, aunque no parezca que le interesa —eso y de que estoy en horas de trabajo —ruedo lo ojos —en realidad no son horas de trabajo, ¡por Dios, si es sábado! —no hace ni dice nada, así que decido continuar —No digo que que no haya gente que trabaje el sábado —aclaro —y no por ello son malos, bueno en realidad sí lo son, porque el sábado es para descansar no para trabajar —No puedo evitar reirme —¿Entiende? Cómo la canción.

Es obvio que no entiende, y la señora con sombrero de ave, al frente tampoco, porque gira y pide que me calle.

—¿Puedes creerlo? —le digo al pingüino —Existe el derecho de expresión  —digo, con el suficiente volumen para que alcance a oírme la señora pájaro.

—Mira niña, si no lo habías notado estamos en una boda, no en una discoteca para que andes con tu voz chillona.

—Mire, señora estamos en la casa del señor, no en el zoológico para que traiga a su ganso —le aclaró.

—Es un cisne, niña tonta —me dice, ofendida.

—Es un pingüino, mamá ganso —le digo aclarando que a mi amigo nadie le dice cisne.

—¡El sombrero, tonta! —me dice el pingüino.

—Oh...solo intentaba defenderte —¡está gente ingrata!

Mamá ganso decide enfrentarme con la mirada y yo, siendo buena ciudadana decido enfrentarla frunciendo el ceño y achicando los ojos.

Casi puedo escuchar la canción del viejo oeste, imaginar que sacó la pistola de este horrible vestido de gala y...

Todos comienzan a pararse de golpe. Algunos emocionados, mientras que otras ... No quiero decir nombres, pero Amanda vuelve a poner por octava vez su horrorosa cara de pescado, maldiciendo en lo bajo cuando los novios comienzan a besarse.

The Wedding Jacket |Cazadora de Bodas|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora