—¡Mama! —digo cuando Annie me lanza el teléfono, antes de poder darme cuenta.
Le lanzó una mirada iracunda a Annie a lo que ella se encoge de hombros.
—Tienes que hacerlo tú —susurra.
—¡Estefanía Andrea Wilson Robinson! ¿Qué tiene que hacer una madre para que su hija se atreva a llamarle cada semana?
—No sabia que te llamaras Andrea —dice Edson, entrando a la sala.
—El tuyo es Benjamín —señala Annie.
Los silencio con la mirada.
—¿Que fue eso?
—¡La tele! Emmm deja le bajó el volumen... ¿sabés ma? Te quería preguntar... Si... Bueno... Si tú...
—Ve al punto, Andrea deja de balbucear.
—¿Recuerdas a Aleja Landgrave? La madre de Da...
—¿Aleja? Por supuesto que sí, seré vieja pero aún puedo recordar a una vieja amiga.
—Andrea... —dice Edson entre risas, antes de ser golpeado con un cojín con rudeza de mi parte.
—Bien, pues emmm...
—Hija, estás volviendo a tartamudear, trata de colocar un lápiz debajo de tu boca al hablar, te funcionó a los ocho y no te preocupes por la edad a tu abuela de...
—¿Quieres ir a una cena con los Landgrave hoy a las nueve? —pregunto antes de arrepentirme y decirle a la señora Landgrave que mi madre se torció el pie y ahora está en el hospital.
Aunque ahora que lo pienso...
—¿Langrave? ¡Por supuesto! ¿Cómo es que los has encontrado? —pregunta, entusiasmada.
—David se ha convertido en mi jefe hace dos semanas.
—¿Del que estás enamorada desde hace nueve años? —pregunta Eddon, el cojín que lanzo da contra si cara.
—¿En serio? ¿Y por qué no me habías llamado? solo una vez a la semana te pido que hables, no es...
—Esteban y yo pasaremos a buscarte a las ocho.
—¿Esteban, tu amigo del trabajo? ¿Están saliendo?
¡¿Qué todos piensan matarme el día de hoy?!
—No.
—Esta bien admito que eso no sé lo diría a mi madre, pero lo que te puedo decir...
—Mama, no...
—Es que uses preservativos, la semana anterior compré unos de sabores, te puedo dar al...
—Adios, mamá —cuelgo.
¿Es normal que tú madre te hablé sobre preservativos de colores? Estupido siglo XXI.
—¡Vaya! y yo que pensaba que mis padres me avergonzaban —Edson se rasca la mejilla y observa el techo blanco —Sí tú no quieres esos condones, me los puedes dar a mi —me dice, serio.
Busco a mis lados del sillón algún cojín que poder lanzarle pero ya no queda ninguno.
Edson sonríe con sorna y tiene el descaro de guiarme un ojo antes de ir a la cocina donde está Annie.
—Aun puedo romperme una pierna —comentó con voz animada mis pensamientos.
—Ve ésto como un cierre, todos estos nueve años has pasado preguntándote el que hubiera pasado si vosotros hubieran quedado juntos, creías que el no te recordaba, que jamás había sentido algo por ti y... las dudas han estado ahí siempre, por más que hayas tratado de olvidarlo.
Me recuesto sobre el sofá y me cubro el rostro con mis antebrazos.
—Es tan confuso, Annie había aceptado el hecho que ya nunca lo volvería a ver, nueve años sin saber nada de él, había dejado de pensar en el todos los días, había entendido que el no sabía de mi existencia y ahora vuelve... Comprometido y luego me dice... Cuando lo veo algo... y luego... luego recuerdo a miss perfección y siento morir.
¡Tragame sofá!
Expresar mis sentimientos en voz alta hace que me sienta mejor, menos presionada con la insistente idea del que el suelo caerá y yo con el.
—Tu vida es un asco.
Escuchar aquellas palabras hace que sonría.
Tomo una hora entera escoger lo que llevaría hoy y otra hora más para lograr hacer algo por mi aspecto.
La combinación del vestido morado que traía y el rímel en mis ojos, combinado con las botas de tacón negras hacia que mi cabello esponjado tuviera piedad por mi persona y se acomodara en mi cabeza por primera vez. Los cuarenta minutos en los que Annie hizo todo lo posible para que mi cabello indomable tomara forma y luciera ordenado valieron la pena.
Cuando Esteban me ve aparecer por la puerta del edificio suelta una exclamación de sorpresa y su mirada empieza a recorrerme de pies a cabeza. Me gusta el sonrojo que se dibuja en sus mejillas cuando nuestras miradas se topan.
—Hey, hoy luces decente —dice, antes de abrir la puerta de su auto para dejarme entrar.
Hago una mueca.
—¿Que se le va a hacer? Es una cena formal al final de todo —me encojo de hombros —pense en llevar ropa holgada, pero supuse que no madre me mataria, Aleja y ella eran muy buenas amigas —arriba, la noche es plateada, solo una estrella brilla en lo alto en una noche azulada —apuesto un Starbucks a que esta noche usará su collar de perlas.
—No conozco a tu madre —dice mientras empieza a conducir —, perderé.
—Se le llama tira y apuesta —le guiño un ojo.
—¿Y esto es como... Hoy conocerás a mis padres? —pregunta, todavía con la mirada en la calle.
—Sip —digo, haciendo énfasis en la "p" —Esto es como conoce a mis padres y de paso a los padres de tu jefe.
—Sí, bueno... Siempre habrá detalles.
Más de lo que uno desea.
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The Wedding Jacket |Cazadora de Bodas|
Humor¿Qué harías si tu primer amor aparece de la nada, comprometido, con un nuevo nombre y se conviertiera en tu jefe...Ah y de paso te piden que seas su dama de honor? Cretidos de portada @Karen_Valles21 de @Photobook