Cindy:
Cornelio al oir mi voz se separo rápido de Fernanda.
-Cindy -me dijo sorprendido.
En este mundo había dos tipos de chicas en esta situación. La primera era la sensible que se iba corriendo a su cuarto a llorar, la segunda, que era yo, la agresiva que se agarra de las greñas con los dos.
Caminé hacía Fernanda tratando de agarrarla pero Cornelio me agarró.
-¡Sueltame, imbécil! -exclamé.
-Fernanda, salte de aqui -dijo Cornelio.
Ella se apresuro a salir de la cocina, rápido vi un vaso de vidrio en la mesita lleno de algo transparente, supongo que agua, lo tome y se lo avente, le cayo en la espalda mojandola toda y haciendo que se rompiera. Note como unos pedazos le cayeron a su pierna desnuda ya que traía una falda un poco larga y la cortó. Ella se quejo y salió de la cocina.
-¡Cindy! -exclamó molesto.
Me dio la vuelta bruscamente y me tomo de los hombros viendome. Me acordé de algo, mis pastillas. Si minimo dejaba de tomar pastillas por un día tendría una recaída inmediata.
-¿Qué demonios te pasa? -me preguntó molesto.
La puerta de la cocina se abrió.
-¡¿Qué tienes, Cindy?! -se escuchó un grito de mi mamá.
Voltee a verla y caminaba hacía mi.
-¿Por qué diablos le lanzaste el vaso a Fernanda? ¡La cortaste!
Y de ahí entro mi hermana. Los tres comenzaron a reprocharme que porque había hecho eso, me dolía la cabeza, odiaba que me gritaran. Bruscamente me solté de Cornelio, salí corriendo, subí las escaleras y entre a mi cuarto. Busqué en una mochilita mis pastillas y me pase las dos sin agua. Me acosté en la cama y cerré mis ojos, mi cabeza quería explotar, odiaba tanto que me gritaran, necesitaba darme un baño para relajarme.
Cornelio:
Cuando Cindy salió corriendo solo suspiré.
-¿Por qué hizo eso? -me pregunto Elizabeth.
-Sucedió algo -dije.
Salí de la cocina y comencé a buscar a Fernanda. Estaba sentada en el sofá con la tía de Cindy curandole. Me senté a su lado y la miré.
-Perdonala por eso -le dije y ella negó con la cabeza.
-Ella debe de perdonarme a mi por eso -dijo ella apenada.
-Disculpa a Cindy -dijo su tía- Ella suele ser muy agresiva cuando algo le molesta.
Me levanté y subí por las escaleras, me dirigí al cuarto de Cindy y entré esperando verla sentada en la cama pero no. Entré cerrando la puerta con seguro, me di cuenta de que se estaba bañando, me acoste en su cama y bostece. Y así estuve unos 15 minutos hasta que por fin salió, vestía un short de pijama y un top blanco.
-¿Qué demonios haces aquí? -me pregunto al verme.
Me senté en la cama y palmee mis piernas.
-Ven, quiero hablar contigo -le dije.
-Yo no -dijo ella viendome molesta- ¿Por qué te estabas besando con ella?
Suspiré.
-Sientate -le dije y ella negó con la cabeza.
-Si me dolió que hayas hecho eso -dijo viendome directamente a los ojos, agh, puta madre.
-Perdoname -le dije.
Me levanté y caminé hacía ella, pusé mi mano en su mejilla y la comencé a acariciar.
-Estaba molesto contigo por lo de Axel y ese tal Arturo, pasaste todo el día con él y...
Me interrumpió.
-Eso no te da derecho a besarla -me dijo.
-Ya lo sé, y me arrepiento, enserio que no...
Ella rápidamente me dió una fuerte cachetada y la miré sorprendido mientrás me tocaba la zona. Después se lanzó a mi tomandome de la cara y me besó. Mis manos se fueron a su cintura y las de ella a mi cabello jugando con él. Cortamos el beso y la miré.
-Me dolió -le dije y ella rió.
-Te lo mereces -dijo y volvió a besarme.
Noté como se ponía de puntitas y alzaba mucho la cabeza para besarme ya que ella era muy bajita. En un movimiento rápido la cargé y la acosté poniendome sobre ella en la cama aún besandola. Ella comenzo a bajar sus besos hasta mi cuello y lancé un suspiro.
-Cindy, para -dije con dificultad.
Ella siguió besando mi cuello, ella abrió un poco sus piernas, me puse enmedio de ella y cerro sus piernas en mi cadera. La volví a besar en los labios y la mordí. Me estaba poniendo ya demasiado alegre, demonios. Ella quitó mi camisa mientrás volvía a besar y morder mi cuello. Me moví sobre ella y sentí como mi amigo rozó su zona, Cindy gimió. Me volvió a besar, sus manos bajaron por mi abdomen hasta mi pantalón, con su mano derecha trato de desabrochar mi pantalón pero rápido me quite encima de ella.
-¿Por qué te alejas? -me preguntó.
-Vamos a dormir mejor -le dije- Tengo sueño.
Me puse mi playera, me acosté a su lado y la acurruqué a mi lado.
-¿Por qué te quitaste? -me pregunto.
Pusé mi mano en su espalda y comencé a hacerle caricias.
-Por tres razones -le dije- Primero, no tengo protección en mano. Segundo, tienes 15 años. Tercero, eres virgen y la primera vez no es a esta edad y debería de ser en un lugar especial.
-Tu sabes que eso me vale un kilo de verga -me dijo y lancé una carcajada.
-Grosera -le dije.
Ella me abrazo más fuerte.
-Me encanta que hagas eso -susurró.
-¿Qué?
-Que al dormir me abraces y me hagas caricias en la espalda, me relaja demasiado.
-Por eso te lo hago, me gusta verte feliz.
-Mientras este a tu lado seré la más feliz.
Le besé la frente.
-Te amo, niña hermosa.
-No soy una niña.
-Tienes 15 años -le dije burlón- Yo tengo 18.
-No se como a mi familia le guste que este contigo, tú ya eres mayor de edad y yo sigo siendo una bebé.
-Lo sé, imaginate, tenemos sexo y las autoridades se enteran, estaría en la cárcel. Igual esto es ilegal, no puedo andar contigo.
-Si me cortas te denunció.
Volví a reír.
-Jamás haría eso -le susurre en su oído.
-Ya duermete -me dijo.
-Siempre espero a que te duermas tu primero para terminar de hacerte las caricias y dormirme.
Ella me tomó de la cara y me besó. Cortó el beso, me dio un pico y se volvió a acostar.
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Como tú || Cornelio Vega
De TodoCindy Kimberly Torres Palacios es una de las dos hijas queridas de Manuel Torres Félix, un narcotraficante, la mano derecha de El Mayo Zambada, dueño del cártel más poderoso y peligroso del mundo, el Cártel de Sinaloa. Tras años de la fatal pérdida...