*Capítulo 2*

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Me levanté con un dolor de cabeza horrible, casi no podía levantarme de la cama. Contemplé el paisaje del barrio latino desde mi cama, mientras me acomodaba entre los cojines. Aunque yo estuviese aquí mi cabeza estaba en otra parte. Esa señora, la que supongo que es su hija... son extrañas, claro está, pero porqué me trataron así. Mi padre era el que tenía todas y cada una de esas respuestas. Pero la cosa era, cómo le pregunto eso, no le puedo decir: Hola papá, buenos días. Mira ayer, salí a la calle, me desvié y una mujer de cultura árabe me llevó a su casa, ella y una adolescente de mi edad más extraña aún que la mujer, te conocen, saben mi nombre y me trataron con una realidad perturbante. Decididamente. NO.

Podía ser sólo una compañera de trabajo a la que le ha hablado de mí. Pero como mi espíritu aventurero me pedía que investigara de todo lo que París escondía.

Decidí hacer una de mis maravillosas listas, que tenía siempre repartidas por mi habitación. Cualquiera que las lea pensará que estoy muy loca.

¿Qué puedo hacer?

1. Podría preguntarle a Mahsati.

2. Podría preguntarle a Kralice.

3. Hablar con mi padre. (última opción)

4. Necesito ayuda de Josué. ( Esto no es una sugerencia)

Dejé la lista encima de la cama, y fui corriendo hacia la habitación de mi hermano Josué, que por suerte era la contigua a la mía. Él por suerte acababa de despertarse y tenía su móvil en la mano, porque despertarle es como intentar que un gato nade. No es broma.

Entré sin avisar en la habitación del color del mar,un color que amaba, pero no era mejor que la mía, y cerré la puerta corriendo.

-Josué, te necesito.- Dije sin aliento. Ahora debería explicarle lo que había pasado para ver si él entendía algo.

Él me miraba atentamente, aunque el sueño intentaba llevárselo de nuevo. Respiré hondo y me mentalicé de todo. Pensé antes lo que iba a decir, antes de que él creyera que estaba loca, más aún que normalmente. Suspiré y me dije a mi misma ahí va.

-Sabes que ayer salí a dar un paseo.- Él asintió y su pelo se movío como a cámara lenta.-

- Haber, explícamelo. Para que lo sepas, estamos en una ciudad en la que no sabemos lo que te podría pasar. ¿Y dónde te vamos a buscar?- Me interrumpió. Su charla en plan padre ya me la esperaba, pero sabía que él no diría nada sobre mi problemático paseo nocturno.- Pero cuéntame, sé que no es sólo eso.

- Una mujer salió en mi busca, una tal Kralice, que me llevó a su casa, conoce a papá y sabe cómo me llamo. Todo me pareció tan... extraño... Y para colmo apareció Mahsati, una chica más o menos de mi edad, era preciosa, y quería que fuese su amiga. Ambas eran de cultura árabe.- No sabía que más decir, en ese momento tenía que decirle que todo eso era aún más inusual.- Pero... en el avión soñé algo curioso, no te lo conté ayer porque creí que me dirías que todo vendría a raíz de lo que hablamos sobre papá y mamá.

-Pero... Dímelo ya, me tienes asustado. ¿Qué relación tienen esas mujeres con tu sueño?- Dijo con los ojos como platos, asustado tan o más nervioso que yo.

-Ese sueño... Comenzaba con un Zoco, todo estaba lleno de gente. Y me sonaba a que era en marruecos, era un zoco moderno. No son mis sueños históricos. Yo llevaba un velo y vestía ropa típica de allí, miraba asustada hacia todas partes. Pero entonces una mujer, Kralice, me cogió de la mano y me guio entre las estrechas callejuelas, hasta llegar a una típica casa árabe, por fuera era muy simple pero por dentro, tenía un mosaico de colores impresionante y un salón amplio con sofás aparentemente comodísimos... Y ahí se acabó todo.- Bajé la mirada, debía expresarle de alguna forma que me arrepentía de mi silencio durante estas veinticuatro horas.- Estoy segura que ese sueño no acaba con que esa mujer me muestre la casa, hay algo más que no puedo recordar, o aún no lo he soñado-

Donde sea, pero contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora