17 de Abril del 2000, París, Francia.
Llegó el día, el que tanto no quería llegar. Cuando le vería la cara a aquel ser, tan pequeño que vivía dentro de mí. Habían pasado nueve meses justamente desde aquel día que tanto odié.
Gamalí se enteró de que me veía con el español y me prohibió salir. Eso me hizo sentir la persona más triste del mundo. Después de eso y para colmo me enteré que estaba embarazada de un hijo de Gamalí, aquel hombre que estaba llevando mi vida a la ruina.
Entendía que aquél hombre se enfadase, ahora era de su propiedad, según él, pero él mismo no sabía que yo tenía una libertad que tarde o temprano me iba a dar la felicidad que yo siempre quise poseer, al lado de Ricardo.
Desgraciadamente, él tenía un hijo en España, con sólo unos dos añitos. Era tan triste que nuestro amor separase a un padre de un hijo. Según Ricardo su mujer se negaba a divorciarse de él.
El hombre que amaba estaba también retenido por otra persona.
A veces pienso que todo está escrito, Maktu, pero otras tantas que mis actos harán huella para cambiar ese futuro escrito. Y yo tenía claro que mi destino era Ricardo, tarde o temprano.
Todas las tardes salía a verle, aquel parque rodeado de preciosos monumentos se había convertido en nuestro lugar de encuentro, donde podía ser yo misma y hablar con él. Tranquila y apaciguadamente.
En cambio, hablar con Gamali, era cumplir sus órdenes, más o menos podía llegar a saber por qué se comportaba así con nosotras: él, el chico repudiado de su familia había llegado a la edad adulta solo, sin nadie que le diese un pellizco de pan y algo de té.
Se había ganado la vida como había podido, se había convertido en alguien importante y quería que nosotras y nuestros hijos también lo fuésemos. Señoras de su imperio, un imperio reinado por el narcotráfico, la mentira y la ilegalidad. Me negaba en rotundo. Como también me negaba a tener un hijo suyo, pero tarde o temprano, tendría que ocurrir, fue un error mío, pero fue voluntad suya.
Yo sabía perfectamente que ese hijo o hija no iba a crecer con su madre de la mano. Yo quería que me dejara, que me repudiara mil veces si hacía falta, pero eso lo decidía él.
- Estás con ese hombre, ¿sabes que ocurriría si estuvieses en Marruecos? Eres una adultera. – Sentenció mirándome fijamente a los ojos, su mirada se clavaba en la mía como espadas. – Te quiero, y por ello no voy a dejarte ir tan fácilmente.- Le miré con el corazón encogido. ¿Me va a dejar ir?
- ¿Cómo que tan fácilmente? ¿Me dejarás ir, Gamali? No demores más tus palabras.- Dije sollozando. Este hombre me estaba amargando la vida.
- Eres la esposa que más quiero, no dejaré que te vayas sin antes darme un hijo varón. Que siga mi negocio.
- ¿Y los de Habiba? ¿No te sirven para ello? No quiero que mi hijo sea un narcotraficante, como tú.- Sabía lo que venía a continuación, pero no tuve más remedio que decirle lo que realmente pensaba.
- Me darás un hijo varón, y luego te daré la posibilidad de irte.
- Lo único que quieres es hacerme sufrir, para que me quede contigo. Sabes que no dejaría un hijo aquí, sólo.
- No lo sé, eso es decisión tuya. Pero según el tiempo que te quedes el pequeño podrá decidir con quién se va. Aunque ya sabes que pertenece a mi familia todo hijo mío que tengas.
Mi respiración se tornaba más rápido de lo normal. Esta conversación de hace diez meses atrás me corroía el alma, era yo o él.
Los dolores no se soportaban, Gamalí me prohibió dar a luz en cualquier lugar que no fuese mi casa. Ese mismo día llamé a tía Rania, para que viniera a supervisar el parto. Ella era mi segunda madre, siempre estaba ahí para mi.
ESTÁS LEYENDO
Donde sea, pero contigo
Teen FictionAmira, una chica que se entera que Francia, más bien la ciudad del amor, París, será su nuevo hogar. Deja su casa en Madrid para adentrarse en un mundo nuevo, el que fue su lugar de nacimiento. Allí descubrirá las mentiras que su familia lleva...