*Capítulo 3*

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Las mariposas volvieron al ataque. ¿Cómo diablos podía haber ocurrido esto? No entiendo como un chico así ha puesto su mirada, y probablemente su corazón en mis manos... Espera, me estoy emocionando. ¿Y si no es así?

De todas formas, voy a disfrutar del momento. Así con la cabeza llena de cosas importantes en las que pensar, me decidí a hablar con un desconocido que, con tres frases, me había vuelto loca.

Acepté su solicitud de mensaje con las manos temblorosas, seguía sin poder creérmelo.

- ¿Española? Eres tu.

-Sí - Escribí sonriente, me encantaría saber más cosas de él, volver a mirarle y sentir algo especial.

- Te encontré.

El mensaje era escueto, pero podía ver todas sus intenciones en él.

- Quiero volver a verte.

El corazón me dio un vuelco, ¿cómo podía ser?

¿Qué debía contestarle a Jéròme?

- ¿Cuándo? Es que estoy muy ocupada. - Tenía que hacerme la difícil.

- Pronto.

Pasaron unos minutos hasta que sonó el teléfono, era otro direct de Jéròme.

-Tengo ganas de verte.

Me iba a dar un infarto. No me conocía.

Lo único que sabía de mi era:

* Soy muy torpe

*Olvidadiza

*Vergonzosa

* Española

Y ya está.

Mi instinto me estaba obligando a desconfiar de aquel chico, y de sus intenciones.

- Tendré que conocerte primero para quedar contigo.

-Te llamo y nos conocemos.

-No tienes mi número.

-Deberías dármelo.- Parecía una orden, pero en mi cabeza era una súplica, un chico como él. Guapo, moreno, alto y de ojos verdes tendría mil chicas francesas detrás suya.

No me negué más y se lo dí.

La llamada no tardó en llegar. Su voz era tranquila, parecía estar en un lugar cerrado, supongo que en su habitación de su majestuosa casa.

- Conóceme. - Dijo con tono alegre.

-¿Cómo te conozco?

-Cómo tú quieras, sólo quiero quedar contigo. - Mi corazón no paraba de bombear sangre, parecía que se me iba a salir del pecho.

- ¿Porqué yo? - Dije finalmente, era la verdad. Me gustaba que esa clase de chico se hubiese fijado en esta chica tan normal y sencilla.

- No lo sé. - Le había extrañado mi pregunta. Era evidente. - Creo que eres especial, Amira.

- Qué bonito te ha quedado. - Reí, esto era demasiado surrealista.- Venga, dime algo sobre tí.

- Pues, estudio la carrera de administración y dirección de empresas aquí en París.

- Mi hermano está en tercero de esa carrera.

-Yo en primero, tengo dieciocho años.

Dieciocho años, y yo cumpliría próximamente dieciseis, era demasiado mayor. O no.

Donde sea, pero contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora