*Capítulo 15*

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Cuando llegué a casa, Josué estaba sentado en la sala de estar, con sus apuntes. Papá, mamá y Samuel habían salido a comprar hacía sólo diez minutos.

Él me miró a la cara y notó que no estaba bien. Me senté a su lado y le abracé. No podía más con todo. Papá, Jéròme, Králice, mamá y su desapego...

Me sentía tan sola en aquel momento.

- Amira... Cuéntame.

Las palabras salieron de mi boca poco a poco, acompañadas de lágrimas de pena.

Esto se acababa, mi felicidad me dejaba.

Josué no paraba de abrazarme. No se le olvidó decirme eso típico de : Hay muchos peces en el mar, hay muchos chicos mejores que él. Hermana, es la ciudad de el amor, ¿quién no va a querer a una persona como tú?

-Josué...- Dije entre sollozos, la pena inundaba mi ser,  sentía un vacío muy grande en el pecho.- Jéròme es Boabdil.

Mi hermano puso los ojos como platos, no se esperaba que dijese eso, por lo que respondió cambiando de tema:

-Ya tenemos una pista más.

-Creo que estaba conmigo por encontrar a Králice.

-Eres la persona más maravillosa que conozco, no creo que haya estado casi tres meses contigo por encontrar a Králice, es posible hacerlo de otras formas.

Después de escuchar aquella frase mi pena se fue deshaciendo, aunque el dolor que había nacido anteriormente en mi pecho proseguía amargando los minutos que pasaban.

Mi hermano fue a la cocina y trajo todo lo que me gustaba: dulces, golosinas, patatas, batidos, zumos...

Me obligó a comer algo, yo no pude esperar más a contarle lo que me ocurrió con mi padre esta mañana mientras paseábamos.

- ...que era toxicómano y le compraba al marido de esa mujer.

- ¿Y para qué la busca ahora si su marido está en la cárcel?- se apresuró a decir mi hermano.

- No lo sé, ojalá lo supiera.

Me quedé un rato pensando...

Mi padre no era drogadicto, era un hombre de trabajo, casa y familia. Como norma general a los drogadictos les gustaba la fiesta, o se habían criado en un ambiente donde las había, o como caso remoto, era una persona que quería evadirse de sus problemas.

Espera... Ya lo tengo.

- Josué, te digo que papá no es drogadicto.- Mi hermano me miró con cara extrañada, sabía perfectamente, que antes había dicho que sí. Pero era algo erróneo. –Se supone que el marido de Králice era narco. –Mi hermano asintió y comenzó a fruncir el ceño, señal de que estaba pensando.- Y viendo el trato y cosas así sabemos que entre papá y esa mujer ha habido algo más que ser la mujer de su camello.

- ¿Estamos pensando lo mismo? – Asentí. Él sabía de lo que hablaba.

- Papá estaba enamorado de Králice, o tenía una relación extraña, vamos a llamarla así. Entonces iba a su casa, compraba la droga tan solo por si la veía por los pasillos de esa casa.

- Creo que sí, ¿pero para que compraría la droga si el no la consumía?

- Pudiese ser para algún compañero.

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