*Capítulo 19*

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Al día siguiente, un lunes de principios de febrero, como todo día lectivo tuve que asistir a clase. Allí, las horas se me hacían eternas esperando a que el recreo llegase para poder pasar tiempo con Mahsati y las demás chicas.

- Pues yo creo que a mi también me ha salido bien el examen de matemáticas.- Dijo Nadima con una sonrisa. –Al menos me ha dado esa sensación. – Aclaró con los brazos en alto.

- Yo hoy he estado súper aburrida... ojalá tuviese un año más.-Deseé, todas las chicas asintieron.

- Es una pena, podríamos quedar para estudiar y todas esas cosas.- Dijo Dalia.

- Pero si no lo hacemos ni ahora.- Reprendió Bashira.-De verdad que no hay quién os entienda.

- Yo creo que las cosas cambiarían sin Amira compartiese clase con nosotras. - Aclaró Karima.

Jaanan, al contrario de las demás no articulaba palabra, muchas veces pensaba que le incomodaba mi presencia. Pero Mahsati estaba ahí para animar a todas.

- Jaanan, ¿cómo te ha salido a ti el examen?

- Mejor de lo que esperaba, es que ayer no pude estudiar nada.

Todas la miramos fijamente, no esperábamos esa respuesta.

De lo poco que conocía a Jaanan sabía de ella que era muy estudiosa, hasta llegar a ser obsesiva, no tenía muchos hobbies, y tampoco era alguien que perdiese el tiempo.

- Ayer, mi madre fue al hospital porque se sentía mareada, ella tiene una etnia discal y no soportaba el dolor. – La seguimos mirando, ahora con cara de horror.- Pero lo que le pudieron decir, es que estaba esperando un hijo.

Todas suspiramos, creíamos que era algo malo, pero era todo lo contrario.

- Qué alegría, felicidades Jaanan. - Ella me respondió con una sonrisa algo fría para mi gusto, mi teoría de que mi presencia la incomodaba era verdadera al 75%.

Las demás chicas también la felicitaron, todas aclamaban a Allah por este regalo, que la madre de Jaanan, Shaima iba a traer al mundo.

El recreo acabó, y nos tocaba volver a clase, estas tres últimas horas se me pasaron volando, después de haber disfrutado de la compañía de las chicas durante el descanso.

De vuelta a casa Mahsati y yo seguimos comentando la noticia que nos había dado Jaanan.

- A mí, sinceramente, me encantaría tener un hermano.

- ¿Tú no tienes? – Pregunté extrañada.

- De sangre no, eran hijos de mi padre con sus demás esposas, Amira. Los únicos que tienen un hermano de sangre en mi familia son Said y Jamila, los hijos de la primera esposa de mi padre, Habiba.

- Entonces, son tus hermanastros no tus hermanos.

- Técnicamente, sí son mis hermanastros. Pero como nos criamos todos juntos como hermanos de verdad.

- Me ha encantado la expresión ''Hermanos de verdad''. – Reí

- Tú tienes dos hermanos de sangra, Josué y Samuel. Me gustan esos nombres.

- Son bíblicos.

- Entonces, ¿por qué el tuyo es árabe?

- Buena pregunta. Nunca se me había pasado por la cabeza.

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