Al día siguiente, un lunes de principios de febrero, como todo día lectivo tuve que asistir a clase. Allí, las horas se me hacían eternas esperando a que el recreo llegase para poder pasar tiempo con Mahsati y las demás chicas.
- Pues yo creo que a mi también me ha salido bien el examen de matemáticas.- Dijo Nadima con una sonrisa. –Al menos me ha dado esa sensación. – Aclaró con los brazos en alto.
- Yo hoy he estado súper aburrida... ojalá tuviese un año más.-Deseé, todas las chicas asintieron.
- Es una pena, podríamos quedar para estudiar y todas esas cosas.- Dijo Dalia.
- Pero si no lo hacemos ni ahora.- Reprendió Bashira.-De verdad que no hay quién os entienda.
- Yo creo que las cosas cambiarían sin Amira compartiese clase con nosotras. - Aclaró Karima.
Jaanan, al contrario de las demás no articulaba palabra, muchas veces pensaba que le incomodaba mi presencia. Pero Mahsati estaba ahí para animar a todas.
- Jaanan, ¿cómo te ha salido a ti el examen?
- Mejor de lo que esperaba, es que ayer no pude estudiar nada.
Todas la miramos fijamente, no esperábamos esa respuesta.
De lo poco que conocía a Jaanan sabía de ella que era muy estudiosa, hasta llegar a ser obsesiva, no tenía muchos hobbies, y tampoco era alguien que perdiese el tiempo.
- Ayer, mi madre fue al hospital porque se sentía mareada, ella tiene una etnia discal y no soportaba el dolor. – La seguimos mirando, ahora con cara de horror.- Pero lo que le pudieron decir, es que estaba esperando un hijo.
Todas suspiramos, creíamos que era algo malo, pero era todo lo contrario.
- Qué alegría, felicidades Jaanan. - Ella me respondió con una sonrisa algo fría para mi gusto, mi teoría de que mi presencia la incomodaba era verdadera al 75%.
Las demás chicas también la felicitaron, todas aclamaban a Allah por este regalo, que la madre de Jaanan, Shaima iba a traer al mundo.
El recreo acabó, y nos tocaba volver a clase, estas tres últimas horas se me pasaron volando, después de haber disfrutado de la compañía de las chicas durante el descanso.
De vuelta a casa Mahsati y yo seguimos comentando la noticia que nos había dado Jaanan.
- A mí, sinceramente, me encantaría tener un hermano.
- ¿Tú no tienes? – Pregunté extrañada.
- De sangre no, eran hijos de mi padre con sus demás esposas, Amira. Los únicos que tienen un hermano de sangre en mi familia son Said y Jamila, los hijos de la primera esposa de mi padre, Habiba.
- Entonces, son tus hermanastros no tus hermanos.
- Técnicamente, sí son mis hermanastros. Pero como nos criamos todos juntos como hermanos de verdad.
- Me ha encantado la expresión ''Hermanos de verdad''. – Reí
- Tú tienes dos hermanos de sangra, Josué y Samuel. Me gustan esos nombres.
- Son bíblicos.
- Entonces, ¿por qué el tuyo es árabe?
- Buena pregunta. Nunca se me había pasado por la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Donde sea, pero contigo
Teen FictionAmira, una chica que se entera que Francia, más bien la ciudad del amor, París, será su nuevo hogar. Deja su casa en Madrid para adentrarse en un mundo nuevo, el que fue su lugar de nacimiento. Allí descubrirá las mentiras que su familia lleva...