*Capítulo 11*

87 6 0
                                    



Me senté en la cama. Tenía el corazón demasiado acelerado, mil veces pensaría el francés que mi enfado es una estupidez, algo que se podría arreglar con una charla, mejor dicho, otra charla.

No estoy para escuchar más mentiras de nadie. Y menos de él. Aunque le quería y sentía que estar con él me hacía la chica más feliz del mundo, no estaba dispuesta a ser engañada de nuevo. A que estuviese con otra, que fuese su juego, que me haya mentido sobre quién es o cualquier cosa parecida.

Mi hermano llamó a la puerta, me sequé las lágrimas con un cojín que tenía cerca y cogí el móvil, para hacer como la que estaba mirando Twitter.

-He encontrado algo.- Susurró el chico rubio, con ese peinado parecía que tenía 5 años menos, los que se llevaba conmigo. Le hice señas con la mano derecha indicándole que entrara. Se sentó a mi lado, yo dejé el móvil sobre la mesilla.- La chica tiene unos dos años más que tú, quiere decir que tiene 17. Es huérfana.- Al escuchar esa palabra fruncí el ceño ¿Huérfana?

No podía ser, si vivía con Králice era por algo.

-Sabes que los árabes pueden casarse hasta con 4 mujeres, por lo que sé, además eso creo que es sólo en Marruecos. Puede que fuera una hija de su marido. Los hijos de los árabes se crían juntos, como hermanos de sangre, aunque son hermanastros.- Dijo mi hermano tan seguro como que cae nieve en invierno.

-¿Estás seguro?- Él asintió y yo le miré fijamente.

- Mañana por la mañana le voy a hacer una visita a mi amiga Mahsati.

-Sabes que me preocupa. No creo que sea buena idea, pero no voy a negarte hacer algo que ya te permití.

-Además no eres papá.-Le interrumpí.- Seguro que se le escapará algo más de lo que esperamos hermano. Saber esto es lo único que quiero hacer.

-¿Mañana no quedas con tu novio francés?- escrutó, miró la mesilla donde el móvil estaba vibrando, porque le había quitado el sonido- Que por cierto, te está llamando como un desesperado.

Puse los ojos en blanco, no quería hablar del tema con nadie, y menos con mi hermano. Sabía que él iba a sacar alguna gracia con su especial sarcasmo, e iba a acabar llorando. Y era lo último que quería. Tenía que descubrir lo que mi padre escondía. Ahora también había que descubrir más cosas sobre mi "novio".

-Cuéntame lo que te preocupa.- dijo serio mi hermano.- ¿Te ha hecho algo ese...- se quedó pensando. Estaría buscando una palabra que me hiciese reír sólo él sabía como hacerlo.- finoli.

- ¿Finoli? Eso existe acaso.- Pude decir entre risa y risa.- Te lo has inventado. Acéptalo. – Afirmé.

-Pero te has reído que es lo importante. Cuando estés preparada para contármelo, aquí estaré.- Y abandonó la habitación.

Me levanté de la cama directa para el escritorio, sobre la mesa reposaba mi ordenador, era la hora de descubrir si todo era mentira.

Abrí google y tecleé Jéròme Dreux.

No salía absolutamente nada. Intenté poner exactamente su fecha de nacimiento, su edad y ciudad de procedencia. Así podría salir algo más. Algo diferente a personas que no existían.

No salía nada más que sus fotos de Facebook y Twitter.

Pero me llamo la atención un artículo, que no tenía nada que ver con él, se supone.

Apareció una foto, él con su padre.

Era un hombre alto, delgado. Tenía los ojos oscuros y la piel morena, rasgos orientales como bien diría mi madre. Su gesto era serio, pero en la foto salía sonriendo con el brazo por encima de su hijo. Estaría orgulloso. La entrada decía: GAMALI HASBÚN ORGULLOSO DE SU HIJO BOABDIL.

Donde sea, pero contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora