Capítulo 1

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Madison estaba ordenando unos papeles, había llegado a las seis a su apartamento junto a Annie, su pequeña de cuatro años y diez meses y ambas estaban ahora en lo suyo, Maddie viendo las citaciones que tenía para esta semana y su pequeña Annie jugando con sus muñecas en su habitación.

-Mamá, ¿Para cuándo estará la cena?, muero de hambre.

-Cariño, dale a mamá diez minutos, y la cena estará servida ¿sí? – Annie asintió – Pero antes anda a ordenar tu habitación y cuando termines te sientas en la mesa para que cenemos.

La pequeña corrió a su habitación a ordenar el desastre que había dejado, si bien comenzó a jugar hace menos de una hora, su cuarto estaba desordenado completamente, Barbie’s tiradas en el suelo, los lápices para colorear esparcidos en la cama, unos cuantos libros desordenados en el escritorio. Rápidamente colocó todo en su sitio y fue al comedor para poder cenar con su mamá

- Ten, acá esta tu plato- Madison le entrega a Annie un plato de espaguetis con salsa de tomates y esta gustosamente comienza a comer.

- Mamá, luego que cenemos ¿podrías contarme alguna historia antes de dormir? Porfis di que sí, quiero dormir imaginando que soy una princesa.

- Okey cariño, terminas de comer, te lavas tus dientes y yo iré a tu habitación a contarte un cuento antes de dormir – Ambas terminaron de comer, y mientras Madison lavaba lo que habían utilizado para la cena, Annie estaba en el baño subida a un pequeño piso para poder alcanzar a verse en el espejo y lavarse como dijo su madre, sus dientes.

- Estoy lista mamá – Madison terminó en la cocina y fue al cuarto de su pequeña. La amaba con toda su alma, desde que nació, Madison se había comprometido a ser una mejor persona, todo por su pequeña, se había inscrito en leyes en la Universidad de Columbia, había comprado un apartamento cerca del trabajo de ella y la guardería de su pequeña, y aunque esta no conocía a Darren, no necesitaba la figura paterna, porque Madison se encargaba de ser madre y padre para Annie, y nunca se había quejado por eso.

- ¿Que cuento quieres que te lea hoy?, tenemos como opciones Blanca nieves, la bella durmiente y la cenicienta – Annie negó al escuchar todos esos nombres.

- Mamá, esas historias siempre me las cuentas, ¿podrías solo por hoy contarme como se conocieron tú y mi papá? Porque de seguro debo tener un papá.

-Si cariño, tienes un padre – ambas se  miraron a los ojos - ¿Estas segura que quieres escuchar esa aburrida historia de adultos, en vez de un entretenido cuento creado para niñas como tú? – Annie asintió con su cabeza.

-Está bien.

Mientras Annie esperaba escuchar la historia de amor de sus padres, en el otro lado del mundo, Darren discutía con Tom acerca de sus prioridades.

- Darren, ¡entiende hombre! – Tom caminaba tenso en la habitación – ¡lo que necesitas es casarte! Así tu imagen mejorará, y quien mejor que mi hermana Amber para ser la elegida.

- No Tom, no necesito de un matrimonio para mejorar mi imagen- Darren ya no podía contener la rabia, prácticamente toda la vida Tom le decía que hacer y que no, ya no soportaba que ese hombre lo controlara en todo.

- Darren hijo, es por tu bien, mejor comprométete con Amber y todos salimos ganando – Dan observaba la furia en los ojos de su hijo y prefirió no entrometerse más. –Está bien, tú decides Darren, pero no te alteres-

- Yo solo digo que si ya estas con mi hermana como novios; ¿Qué te cuesta comprometerte?

- Mucho Tom, ahora discúlpame – Darren agarró su chaqueta y salió del estudio donde se encontraban. – tengo que ir a ver a mi madre.

Caminó desde el estudio hacia el jardín, Elena se encontraba allí haciendo jardinería, ¡cómo le encantaba ver a su mamá hablar con las flores acerca de la vida! Era algo muy cómico y hacia ver a Elena una mujer dulce, no era que ella no fuera dulce, sino que, gracias a las formalidades que los vivían rodeando se tenía que ver como una mujer seria delante de toda Inglaterra.

- Mamá, eh, hola- Darren se acercó a Elena y la besó en la mejilla.

- Hola cariño- Elena hizo una mueca al ver que su hijo no tenía buena cara- sé que te ha pasado algo, ¿Qué te ocurre ahora querido?

- Nada mamá, nada.

- Vamos dime, ¿acaso ya no confías en mí?

- No es eso mamá, solo, no te quiero molestar con mis problemas.

- ¡O por Dios, Darren lo que dices! – Elena se acerca más a su hijo y le planta un pequeño golpe en el brazo- ¡cómo se te ocurre que ayudarte en tus problemas es una molestia para mí, soy tu madre cariño!

- Lo siento má – Darren comenzó a sobarse el brazo- ¿pegas fuerte eh?

- Ya, ya, déjate de rodeos y cuenta, ¿Qué ha ocurrido ahora?

- Tom me ha dicho que piense en casarme con Amber, digo, yo la quiero y todo eso, pero – Darren no terminó la frase, no sabía que pero poner, no sabía sinceramente porque se negaba tanto a casarse con Amber, si desde que Madison se fue, ya había perdido todas las esperanzas de volver a verla y que todo siguiera como antes.

- ¿Pero? – Elena lo hiso volver a la realidad, ya que Darren se había quedado mirando a la nada, tratando de encontrar ese pero que por alguna razón ocultaba en lo más profundo de su corazón.

- No sé mamá, no sé.

- ¿Todavía la recuerdas o me equivoco? – Elena acariciaba el cabello de su hijo, mientras que Darren se acomodaba en el asiento donde ambos charlaban.

- Sí, todavía la recuerdo, de hecho, todavía la amo y no sé por qué, pero siento que no me la puedo sacar de la cabeza.

- Yo ya sabía eso hijo, con Amber  no es lo mismo ¿o sí?, estoy segura que sientes que si te casa con Amber traicionarás todo ese amor que le profesabas a Madison.

- ¡Si mamá! Y no, no puedo hacerle eso.

- Cariño, pero ella se fue, supérala, sé que es difícil, pero sigue tu vida, no puedes estar siempre amarrado a alguien de quien hace más de cuatro años no sabes nada. – y en eso Elena tenía razón, Darren no sabía nada de Madison, no tenía ni la más remota idea de donde se encontraba, de si había seguido con su vida, absolutamente nada.

- Lo pensaré mamá, lo pensaré, pero todavía creo que no es necesario comprometerme con Amber.

- Has lo que creas necesario cariño, yo te apoyaré siempre – Elena se paró, abrazó a Darren y sin decir nada más, siguió como si nada en lo suyo; la jardinería. 

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