Siento haberlas dejado por tanto tiempo, pero estoy en las solemnes (el control previo a los exámenes) y mi cabeza no da para algo que no sea estudiar o leer alguna historia. No me sentía con la creatividad suficiente para subirles capítulo. Prometo no demorarme mucho para subir el siguiente.
Espero que lo disfruten, recuerden decirme en los comentarios que les gustó más, que odiaron, etc. Y si gustan dejar un voto, eso me insta a escribir cuando no tengo ganas jijiji. Besos y que tengan una excelente semana.
Capítulo 8.
Luego de la conversación madre-hijo, Madison comenzó a sentir que el sueño le estaba ganando, y no es para menos, la noche anterior no había podido conciliar el sueño, ya que la cara de Darren, en el momento que ella dijera la verdad, rondaba su mente.
-Disculpen, realmente lo siento, pero estoy agotadísima, iré a dormir – Madison se levantó del sillón, besó en la mejilla a ambos, dijo un breve “hasta mañana” y salió por la puerta para ir a dormir junto a su pequeña Annie.
Por otro lado, Amber había estado lo que restaba de la tarde, llorando en la habitación que compartía con Darren, aún no se hacía a la idea de que todo esto estaba ocurriendo, de que su relación podía peligrar gracias a los antiguos fantasmas de su prometido, no concebía la idea de que Darren fuera papá de una niña de cinco años, y mucho menos que la madre haya sido el gran amor de este. Sentía celos, y lo admitía, porque ese extraño sentimiento que se albergaba en su pecho, ese malestar que sentía se llamaba celos.
Y sus celos estaban claramente justificados, si bien ella tenía el anillo en su dedo, la otra tenía una hija, y no era fácil competir contra eso, por otro lado, ella no era tonta, sabía que Darren aún sentía algo por Madison, sólo bastó verlo a los ojos para darse cuenta que estos reflejaban amor, y aunque el le había prometido que nada cambiaría, ella lo dudaba, realmente todo cambiaría, y odiaba a Madison por eso.
Amber se levantó de la cama, por haber pasado unas horas llorando, su cabeza comenzaba a palpitarle, necesitaba ir a la cocina para así poder sacar del botiquín algunas pastillas para amortiguar el dolor que comenzaba a aparecer en su cabeza. Al abrir la puerta de la habitación que compartía con Darren, su dolor incrementó; vio que en la habitación que se encontraba al frente de la suya, estaba ocupada por Madison y Annie, y eso significaba sólo una cosa, la muy perra se quedaría a dormir en la casa de Elena, específicamente a escasos metros de ella y Darren ¿podía ocurrir algo más para así terminar de arruinar la que se supone debería de haber sido la mejor semana de su vida?. Se acercó a la puerta y observó como Madison arropaba a una Annie completamente dormida y besaba su frente para luego acostarse al lado de la pequeña, ahora tenía que añadir algo más en la lista “por que odiar a Madison”; era una buena madre, jodidamente buena. Su cabeza le volvió a doler; era jaqueca.
-Al Madison haberse ido a dormir, Darren se había quedado con su madre a charlar un poco más. Ya que todos en la casa dormían, esta era la única instancia en la que ninguno de los dos estaba ocupado y podían hablar el uno con el otro.
-Darren, enserio deberías de aclarar las cosas con Amber, ella te ama, y eso lo sabes con certeza, no por nada ha estado prácticamente toda la vida a tu lado, primero como amigos, luego como novios y ahora como prometidos. Porque me contó que le habías pedido matrimonio, y estoy tan feliz por ti cariño – Elena acarició la mejilla de su hijo para luego proseguir – entonces ¿cómo crees que debe sentirse ella?, trata de entenderla, el chico al que ama incondicionalmente le ha dicho a menos de 48 horas de haberle pedido matrimonio, que tiene una hija con otra mujer, una mujer a la que le costó olvidar. Ponte en su lugar Darren.
Amber había llegado recién al pasillo que daba hacia la cocina, y escuchaba con claridad la conversación que se realizaba en el comedor. Elena la comprendía, y una pequeña sonrisa se posó en sus labios. La jaqueca podía esperar, esto era más importante.
-Hijo, ¿te has colocado a pensar que lo que Amber siente, son simplemente celos? – Darren negó con la cabeza - ¡por Dios Darren, se nota que no conoces a las mujeres!.
Amber al escuchar la palabra celos se molestó. Si bien ella admitía que lo que sentía era nada más ni nada menos que celos, los demás no podían enterarse de esto.
-Tienes razón mamá, no lo había pensado de esa manera, pero creo que si, que lo que Amber tiene ahora son celos, tal vez piensa que ahora que Maddie ha vuelto, me olvidaré de ella y nuestro compromiso.
-Darren, cambiando de tema hijo, sabes que te conozco, y hoy me di cuenta de algo cariño – Darren miró con atención a su madre, no sabía a que quería llegar con todo eso – Maddie sigue estando en tu corazón. A lo mejor el enfado ahora te está nublando, pero lo vi muy claro hoy, tus ojos no mienten cariño, y ellos decían a gritos que Maddie es el amor de tu vida, ¿recuerdas la conversación que tuvimos hace menos de un mes?, donde me habías dicho que no te casarías con Amber, y que todavía sentías algo por Madison. Bueno cariño, creo que no estamos muy lejanos a ese día.
-Mamá no digas esas cosas, Maddie es un capítulo de mi vida que ya está cerrado. No miento al decirte que sentí algo hoy cuando la vi, y tampoco te miento al decirte que a veces siento que Amber no es la indicada – Darren bajó la mirada, y al subirla tenía los ojos brillosos, signo de que todo este tema le alteraba – pero ya todo está echo, tal vez no me case con el amor de mi vida, pero tengo una hija con ella y eso me basta.
Si Darren hubiera sabido que Amber estaba escuchando todo lo que se decía en esa habitación no hubiera dicho lo que había dicho, porque quería a Amber, y no la quería ver sufrir. Pero lastimada mente Amber escuchaba todo, y las lágrimas brotaban por sus ojos, lo que nunca quiso oír, fue dicho. Darren no la amaba, le quería pero no le amaba.
-Cariño no quiero que seas infeliz, pero ya le pediste matrimonio a Amber, que Maddie no sea una distracción para ti, a lo mejor tienes los sentimientos encontrados. Piensa con claridad hijo. Me gusta Maddie para ti, pero Amber a estado contigo en las buenas y en las malas, se conformaba con ser sólo tu amiga para estar a tu lado, rechazó mucho por estar acá contigo, te ayudó a superar a Maddie, aunque ahora me doy cuenta que fue una pérdida de tiempo, porque nunca lograste superarla. Pero a lo que voy, es que, puedes llegar a amar a Amber, a lo mejor te casas queriéndola, pero si trabajan duro, puedes enamorarte cariño.
–Darren asintió, se levantó de su asiento. Besó a su madre en la mejilla, ya era hora de irse a dormir – no sabes como me siento ahora mamá, me encantaría poder sacarme el corazón, porque en estos momentos siento que habita una guerra en este. Amo a Maddie mamá, la amo demasiado que llega a ser enfermizo, pero quiero a Amber mamá, la quiero muchísimo, me a ayudado tanto, es tan buena mujer. No se que hacer, Maddie no puede salir de mi cabeza, me imagino lo que hubiera sido de nosotros si ella no se hubiera marchado. A lo mejor ahora mismo estaría casado y con más hijos – Darren y Elena rieron por lo bajo, pero la sonrisa nunca llegó a sus caras – estoy confundido mamá- Elena se levantó también, abrasó a su hijo, le devolvió el beso en la mejilla –cariño, sé que eres un caballero de palabra, así te educamos con tu padre. Sabrás hacer las cosas bien, confió en ti- Elena sin decir nada más se fue a dormir.
-Amber había escuchado toda la charla, de comienzo a fin, en voz baja, sin que nadie la oyera pegó un sollozo, Darren seguía amando a Madison, y a ella sólo la quería, como se podía querer a una amiga, una hermana. ¡cuánto deseaba ahora mismo ser Madison! Vio como Darren y Elena se despedían. Sería mejor irse sin que nadie notara su presencia, Darren por ningún motivo debía de enterarse que ella había escuchado todo aquello, ella por nada del mundo cancelaría su boda, ya sus padres estaban al tanto, su madre estaba tan emocionada con la boda que ya la tenía mareada con los preparativos. No podía hacerlo, simplemente no podía.
Darren llegó a la habitación que compartía con Amber, de seguro esta ya estaba dormida. Antes de entrar se dio media vuelta y sin hacer el menor ruido, comenzó a abrir la puerta de la habitación donde se encontraban Maddie y Annie. Vio como ambas dormían plácidamente, en la misma cama. Su mente viajó a un mundo donde Maddie hubiera permanecido a su lado, y hubieran criado juntos a Annie. Cuanto deseaba que todo hubiera sido diferente.
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Our love story
RomansaA la tierna edad de seis años, Madison Pearson ya deseaba vivir el cuento de una princesa, esa historia donde al final de la tormenta el príncipe siempre estaría luchando por ella, amándola. Con el paso de los años, ella comprendió que la sociedad...