Capítulo 10
Darren subió al escenario. Estaban en una conferencia de prensa que había organizado su padre, ya que era preferible que saliera de la propia boca de Darren todo lo ocurrido estas últimas semanas, a que todo Inglaterra supiera por boca de los periodistas o por la de los tan temidos paparazzis, y como la imagen de Dan, tanto como la de Darren eran públicas, era mejor hacer esto para que luego no comenzaran rumores.
- Chicos – todos los periodistas que habían sido convocados prestaron atención – he pedido esta pequeña conferencia de prensa para que mi hijo de algunas noticias, que si bien no son relevantes para el país, si lo son para nuestra familia – Dan entregó el micrófono a Darren y este luego de mirar a todas las caras de los presentes les hizo una seña a Amber y a Maddie junto a Annie para que tomaran asiento al lado de él arriba en el escenario.
Todos se sorprendieron al ver como Annie se salía de los brazos de su madre para sentarse junto a Darren y abrazarlo, para posteriormente decirle “papi, tengo sueño”.
- Bueno – comenzó hablando Darren – hace pocos días me he enterado que, como ustedes ven –apuntó a Annie- tengo una hija.
Todos quedaron en shock, Darren, el hijo pródigo de Inglaterra, había sido papá. Algunos se quedaron viendo a Madison. La mayoría la conocía, era casi imposible no conocer a la mujer que conquistó el corazón del hombre más codiciado de Inglaterra, y que también se lo destrozó.
- La otra noticia, es que he tomado la decisión –miró fugazmente a Amber, que lo miraba con emoción, para luego posar su vista en la cara de tristeza que tenía Maddie. Tragó con dificultad- de casarme en cuatro meses más – dijo al fin.
Todos miraron instantáneamente a Madison. ¿Acaso creían que ella era la novia?, definitivamente estaban equivocados. Darren notó como Amber se molestó ante tal acto, por lo mismo la agarró de la cintura y prosiguió.
- Todos conocen a mi novia Amber ¿no? – Los presentes asintieron – ella será mi futura esposa, estamos muy contentos con la decisión que hemos tomado -mintió-
Hubo un momento de silencio que para Madison fue eterno. Muchas de las miradas se posaban en ella, y eso le molestaba un poco, si bien no era una chica tímida, no le gustaba llamar la atención, cosa que ahora no se le estaba dando bien.
Cuando uno de los reporteros levantó la mano para hacer la primera pregunta a Darren, no fue más, todos levantaban las manos tratando de acaparar la atención de este.
- ¿Sí? – Darren apuntó a un hombre de mediana edad, quien al percatarse que tenía la atención de Darren sacó una libreta, observó la pregunta, la meditó y luego habló.
- Señor Blake– Darren prestó atención – primero quiero felicitarlo. No todos los días uno tiene una hija y se casa ¿no? – Darren negó y casi medio salón soltó unas carcajadas – Pero tengo una duda. ¿Es la señorita Pearson la madre de su hija?, ¿Cómo se llama la pequeña?
- Gracias por la felicitación, y si, Madison es la madre de Annie, así se llama la pequeña, tiene cuatro años y diez meses, en dos meses más cumple los cinco. –el reportero agradeció y se sentó satisfecho en su silla-
- ¿Porqué no supo antes que tenía una hija señor Blake? ¿O es que si lo sabía pero lo estuvo ocultando todo este tiempo? – El osado periodista preguntó. Todos le quedaron mirando. “muy poco tino” pensó Madison.
- No, me vengo enterando hace unos días. Cuando llegué de mi viaje al sur de Inglaterra, me encuentro con la sorpresa de que Maddie había vuelto, y no sola, si no con esta preciosura – Darren besó la mejilla de Annie – que es mi hija. Ella se había contactado con mi madre para poder por fin decirme que tengo una hija. En fin, vengo conociendo recién a Annie y me he dado cuenta que somos como dos gotas de aguas. Es hermosa y estoy maravillado con ella.
La mayoría de las mujeres presentes soltaron un suspiro, que no darían por tener un chico como ese, era muy tierno lo que Darren acababa de decir.
Luego del tiempo estimado para la conferencia, todos se fueron completamente satisfechos, “tenían la primicia”. De seguro mañana en los noticieros, los diarios, los programas de farándula estarían las noticias.
Por otro lado, Amber no estaba contenta, toda la conferencia prácticamente se trató de Annie, y Maddie, Annie y Maddie y Annie. Solo un mísero reportero preguntó por la boda. Y Darren fue tan, pero tan cortante que a ella le molestó. Él podía hablar ratos y ratos sobre su hija, pero de la boda, respondía con monosílabos. Más rato hablarían.
- Hemos llegado mamá – Darren se tiró al sillón para luego colocar a la somnolienta Annie en su regazo. El viaje había sido agotador. Era una hora desde la sala de conferencia hasta la casa en donde vivían. Aunque él no había manejado, tantas preguntas lo habían cansado en exceso.
- ¿Cómo les fue? – Preguntó Elena saliendo de la cocina -¿Cómo se lo tomaron hijo?
- Creo que bien mamá. Al principio se sorprendieron, y me abordaron con muchas preguntas, pero luego todo normal.
- Me alegro – Elena volvió a la cocina y puso en la mesa un pastel recién horneado –he preparado algo para que coman, en especial la pequeña Annie que no ha probado mis delicias-
Todos rieron ante el comentario de Elena, claro, a excepción de Amber que sin que nadie la observara, miraba a Maddie con odio.
Pasaron un momento hablando del día que habían tenido. Annie ya se había despertado y estaba sentada en las piernas de su padre comiendo del pastel preparado por Elena. Madison luego de terminar de comer su porción, se dirigió a la habitación que habían ocupado por dos días con Annie para ordenar la maleta e irse con su pequeña al departamento que Elena les había prestado. Ya no aguantaba ver como Amber la observaba, no soportaba que esa mujer la mirara con odio. Necesitaba salir lo más pronto de allí. Terminó de preparar la maleta que había llevado, y salió a donde se encontraban todos junto a esta.
-¿Por qué traes maletas Madison?- le preguntó Darren cuando ella colocaba las maletas contra la pared. Amber que estaba sentada en el sillón con Elena observando unas revistas se paró instantáneamente. Rogaba que Madison saliera de esa casa con su hija lo antes posible, ya no soportaba tenerla en la misma casa en donde Darren estaba. Elena también al escuchar la palabra maletas se paró de su asiento y se acercó a los chicos.
- Lo siento Darren, pero con Annie ya hemos estado bastante tiempo en esta casa. Creo que lo mejor es irnos al departamento que tu madre nos prestó – Annie miró a su madre, se acercó a ella y le tomó la mano. También estaba lista para irse. Esa mujer llamada Amber, oportunidad que la veía sola, la regañaba, que porque veía televisión, que porque estaba en su habitación, que porque dejaba migas en el sillón, y todo eso a ella no le gustaba.
- ¿Cómo que te vas?, no Madison, no te puedes ir, ¿Qué harás con Annie?, de seguro te la llevarás y eso no quiero – Darren comenzó a desesperarse, apenas llevaba una semana conviviendo con Annie y no quería que Madison la sacara de su lado.
Annie soltó la mano de su mamá y fue a despedirse de su padre, le dio un beso en la mejilla y le dijo que lo esperaría para que jugaran todos los días en el departamento donde vivía con su mami.
- Pero quiero que te quedes conmigo pequeña – miró a Annie, casi pidiéndole que se quede con él.
La pequeña se acercó a su oído y le susurró – quiero estar con mi mami, esa señora que está allá – apuntó disimuladamente a Amber – me regaña por todo, ni mi mamá me regaña.
Darren en un momento maldijo en su mente a Amber. ¿Cómo mierda no tenía corazón con Annie?, podría aceptar que odiara a Maddie, ¿pero a Annie?, esa niña en tan pocos días se había convertido en su todo.
-Darren, no es para tanto – dijo de repente Madison - puedes ir cuantas veces quieras a ver a Annie, la puedes traer para acá los fin de semana, puedes llevarla al parque, donde quieras. También es tu hija, eso no te lo estoy negando.
Darren asintió. Madison agarró con una mano su maleta y con la otra la mano de su pequeña hija. Se despidieron de Elena y de Darren. Amber no había querido despedirse, según ella “tenía que ir urgente a llamar a sus padres” pero bueno, era mejor así.
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Our love story
RomanceA la tierna edad de seis años, Madison Pearson ya deseaba vivir el cuento de una princesa, esa historia donde al final de la tormenta el príncipe siempre estaría luchando por ella, amándola. Con el paso de los años, ella comprendió que la sociedad...