Mentiras.

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Capitulo XIII

Nikolai veía con ojos curiosos a su nieto menor probarse varias prendas frente al espejo como si se tratara de una chica, ataba su cabello en una coleta alta para luego desarmarla y finalmente rearmar un rodete desprolijo que finalmente terminaba también desarmado. Se miraba al espejo como redescubriendo sus pecas, peinaba con el dedo sus largas pestañas rubias y hacia mil morisquetas estudiando cual deformaba más sus delicados rasgos. Era un muchacho bastante vanidoso, en eso se parecía a su madre la cual también podía pasar horas viéndose así misma enamorada de su propia imagen. Pero esta vez era diferente, el muchacho tenía cierta ansiedad desde hace varios días por verse impecable y exageradamente llamativo.

- ¿Qué tienes en la cabeza ahora Narciso?- le pregunto como al pasar mientras lo veía de reojo sentado desde la cama.

Yuri lo miró sobre el hombro poniendo su mejor cara de desentendido – Nada. ¿No tienes juego de canasta o algo por el estilo?- respondió molesto.

- ¿Estas corriendo a tu abuelo niño?-

- No abuelo, solo pregunto si no tienes algo mejor que hacer que mirarme todo el día como si fuera un delincuente.-

- No, pero si quieres que me vaya me voy- sentenció Nikolai dirigiéndose hacia la puerta apoyado en su bastón mientras Yuri seguía en lo suyo, al ver que no recibía la suficiente atención de su nieto decidió volver a atacar.- ¿Para qué te acicalas tanto?, Otabek y el resto del mundo se ha dado cuenta de que eres lindo... llamar la atención de tu marido te mantiene muy ocupado.-

¡Eureka! En cuanto termino de hablar Yuri se volteó a verlo con la cara roja y los ojos indignados al saberse descubierto, el abuelo le dedicó una última sonrisa de victoria para dejarle claro que lo había atrapado y se marchó. Pensaba que su nieto era muy torpe al querer ocultarle cosas, "no si no... este cree que yo nací ayer, y que se espere que se entere su padre y va a ver cómo le va a ir". Conocía a su yerno Iván tan bien como conocía a sus nietos y este no estaría nada contento, por lo general siempre creía que el resto de los seres humanos eran poca cosa para sus hijos, sobre todo para Yuri. Una cosa era que aceptara por conveniencia un matrimonio falso con fecha de vencimiento donde nadie le tocara un pelo al muchacho, y otra cosa muy distinta es que Yuri terminara enredado de verdad con su esposo, siendo que este estaba comprometido con otra mujer.

Aunque pensándolo bien, Otabek no le desagradaba. Es más le recordaba al propio Iván, por lo amargoso primero, pero también por lo trabajador y lo protector que siempre era con todos a su alrededor. Nikolai era un gran observador, por lo tanto no se le escapaba ningún detalles que el moreno tenía con sus empleados a los que trataba casi como familia, tampoco que cada vez que podía llevaba y traía a Yuri de la universidad o llamaba a Mickey para cerciorarse de que este estaba en casa. Los jueves se sentaba junto a él después de la cena para conversar sobre la partida de póker a la que asistía religiosamente desde hace 20 años, no mucha gente se tomaba el tiempo para conversar con un viejo extraño como si fuera un ritual. Era un hombre educado, disciplinado y atento a su modo. Tal vez no fuera tan mal compañero, podría sustituir a Iván en el enorme síndrome de Edipo que sufría Yuri.

Pasaron algunos días en los que el rubio estuvo de los pelos, en cualquier momento su abuelo abriría la bocota y le contaría todo a su padre, lo cual terminaría mal. No es que estuviera cerca de Otabek, es más a pesar de los concejos de su amiga Mila siguió manteniendo una distancia prudente de él. Tenían un trato mucho más cordial pero lejano. Aunque debía admitir que se levantaba por las mañanas pensado en verse bien solo para que el Kazajo lo mirara. No se atrevía a dar otro porque aunque Anastasia se fue Anielka seguía presente, sobre todo dentro de su mente, recordándole que estaba mirando y deseando a un hombre ajeno.

El tercero es el perdedorWhere stories live. Discover now