Case Closed

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Kaito subió de dos en dos los escalones, de tal forma que en pocos minutos había llegado a la sala de la cámara acorazada. Como le dijo Gold, la puerta estaba cerrada. Paso la mano por las ruedas de números que se usan para introducir la clave. Pero él no la sabía, no se la habían dicho.

- ¡Jii-chan! ¿Puedes oírme? – gritó hacia dentro de la cámara, pero el silencio fue la respuesta que recibió – Mierda. Te sacare de ahí, aguanta... por favor.

Observo la puerta con más detenimiento. Era vieja y se notaba el abandono que sufría. Los cerrojos estaban empezando a enmohecerse al no tener mantenimiento. Le daría un poco de trabajo abrirla. Busco en sus bolsillos algunos clips que había cogido antes del almacén, y les dio con las manos la forma que necesitaba para trabajar en la cerradura.

En ese momento, Conan llegó corriendo y se sorprendió al verle hurgando en la cámara acorazada.

- ¿Qué estás haciendo? No es momento de mirar si hay algo que robar – le recrimino al mago.

- ¡Idiota, no es eso! Mi amigo está aquí encerrado… Tengo que sacarle deprisa…

Un disparo reboto a los pies de Kaito, lo que hizo que diera un salto hacia atrás y se girase rápidamente. La jefa de la banda de ladrones se hallaba en la puerta, apuntando a la cabeza de Conan con su arma.

- Resultas muy molesto, pequeño ladrón – le dijo con una sonrisa seductora.

- Lamento que piense eso de mí, mi bella dama… No… señorita Akane Natsuki, catalogadora de piezas antiguas para salas de subastas.

A oír su nombre, la mujer abrió mucho los ojos, pero enseguida se recompuso y volvió a sonreír a Kaito.

- ¿Ya has averiguado la verdad?

- Por su trabajo, usted tenía acceso a todo tipo de joyas y piezas valiosas que se iban a subastar. Y también conocía las sumas que alcanzaban y las medidas de seguridad con que serían protegidas. De ese modo pasaba la información a sus cómplices. Ellos casi siempre tomaban de rehenes a mujeres, entre las que curiosamente estaba usted, y luego las liberaban, con la excusa de distraer a la policía, y así se creaba una coartada de víctima. Pero hace 10 años algo sucedió… Quiso más del botín y fue descubierta, ¿verdad?

Kaito recordó la conversación telefónica que había tenido con su madre el día anterior:

“- Kaito, cariño, que sorpresa - había oído la voz sorprendida de Chikage.

- Mama, no tengo tiempo, la vida de Jii está en juego – la había cortado con brusquedad mientras corría por las calles disfrazado de Shinichi Kudo – necesito que me cuentes que sucedió hace 10 años, y qué hacíais tú y papa en una sala de subastas que fue asaltada.

- Ya te has enterado… Tu padre estaba siguiéndole la pista a una joya llamada El Ojo de Aton que formaba parte de la subasta. Se decía que había pertenecido a la reina Nefertiti. Como regalo de cumpleaños para él, se me ocurrió ir a la subasta y obtener información de primera mano sobre la piedra. Pero descubrí que casi todas las joyas egipcias que se estaban subastando aquel día eran falsas.

- ¿Por qué no lo declaraste a la policía?

- Porque eso podría haber involucrado a nuestra familia en la investigación, y no era algo que nos interesase, ya sabes - esto último lo dijo con tono pícaro”

Kaito aún se sonrojaba al recordar como su madre le había contado con todo detalle lo feliz que se había sentido cuando su padre fue a rescatarla de forma tan heroica. Todo era secretos para las cosas importantes de sus vidas como ladrones, pero para ponerse romántica no tenía problemas en contárselo todo.

- Efectivamente – le corroboró Akane Natsuki – alguien me vio dando el cambio a las joyas.

- No quería que sus socios se enterasen que las piedras que habían robado eran falsas y que usted no compartiría los beneficios de la venta de las verdaderas con ellos. Por eso retuvieron a aquella mujer, no porque les hubiera visto a ellos las caras, sino porque la había descubierto a usted. Tampoco entraba en sus planes la intervención de Kid, y tuvo miedo porque éste iba tras una de las joyas en particular. Obviamente él sabría si era una réplica y no pararía hasta dar con la verdadera. Finalmente la mujer no declaró lo que vio en realidad, y al desaparecer Kid se relajó porque creyó que ya nadie la descubriría… Hasta que Kid volvió a escena. Decidió actuar entonces: ayudo a escapar a aquellos cómplices que se hallaban en la cárcel y les convenció de hacer desaparecer a Kid por lo de aquel día. Después seguramente buscaría a aquella mujer y la silenciaria para siempre. Lo que en realidad pretendía era que no hubiera nadie que supiese su secreto.

- Vaya vaya… si hablas como todo un detective…

- No soy un detective – en ese momento se oyó a lo lejos sirenas de policía acercándose, Kaito miro a Conan y le sonrió – pero usted va a conocer a algunos dentro de poco.

La mujer soltó una maldición y se dispuso a disparar a Kaito, pero este fue más rápido y le disparó una carta a la mano, de modo que erró el disparo, que dio contra la pared opuesta.

Natsuki se dio la vuelta y salió corriendo, tratando de huir. Conan salió en su persecución, dejando a Kaito solo quien volvió a la tarea de abrir la caja fuerte, ahora con más presión por la cercanía de la policía.

Conan perseguía a Natsuki por las escaleras de las oficinas del banco,  mientras ésta de vez en cuando se giraba y le disparaba, pero por fortuna las balas pasaban lejos del pequeño detective.

Habían llegado a la planta baja, y Conan se dio cuenta de que ella se dirigía a la salida trasera ya que en la entrada principal se estaban disponiendo los coches policiales. No le iba a permitir huir por ahí. Activó sus zapatos de fuerza y extrajo un balón de su cinturón.

Cuando Natsuki tenía la mano en la puerta que daba a la calle, Conan le dio una patada con ganas al balón, lo que lo lanzó con mucha intensidad contra el picaporte. Al chocar contra éste, estalló y se hundió contra la madera. La mujer soltó un grito y cayó al suelo asustada.

- Tú... Maldito mocoso - se volvió hacia Conan y le apuntó con la pistola.

Pero el detective fue más rápido y le disparó un dardo anestesiante poniéndola a dormir.

Un rato más tarde, la policía había detenido a los hombres que se hallaban desmayados en los pisos de arriba y junto a Natsuki se los llevaban a declarar. El inspector Nakamori buscó a Kid también pero ni él ni su cómplice estaban ya en el edificio.

Conan se había reunido con Hattori y juntos, los dos amigos caminaban por la calle, de vuelta a la agencia de Detectives Mouri comentando las claves del caso.

Estaban pasando cerca del Hotel Haido, cuando al pequeño detective se le ocurrió una idea. Habían sido unos días de recordar viejos enfrentamientos con el mago - ladrón.

¿Y si los recuerdos no quedaban ahí?

No lo pensó dos veces y echo a correr en dirección al edificio.



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