Melodía

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Flug no tenía mucho tiempo para pensar o reflexionar sus capacidades, solo le quedaba actuar. Sabía la respuesta pero odiaba tener que ser apresurado. Miró a su jefe con incredulidad pero sabía muy bien que la criatura que tenía al frente no iba a dar compasión si este no le mostraba resultados.

Tomó la libreta y rápidamente la abrió, tomando cualquier número de referente, nisiquiera leyó el nombre y solo se produjo a sostener muy temblorosamente el teléfono de la compañía. Pensaba que allí mismo moriría, pero al no tener ningún gesto negativo de Black Hat, prosiguió con lo suyo.

Lentamente sostuvo la caja musical y la llevó al costado de la reliquia de teléfono, sus manos temblorosas marcaron el número que había elegido al azar, rogando por que alguien conteste su maldito celular.

Cerró sus ojos y dio un fuerte respiro, no sabía en que se estaba metiendo ni si su invento pudiese funcionar a tan larga distancia. No esperaba que Black Hat le diera tal reto en tan poco tiempo y mucho menos que se involucre con un héroe.

Habían muchos peligros en lo que estaba realizando en esos instantes y dudaba mucho que a su jefe le conste.

Miró al de gorro negro con los ojos bien abiertos, esperando a que se diera cuenta o respondiese, lo miraba cada vez más calmado. No se notaba molesto ni afligido, solo calmado y recostandose, tomando una taza de café... todo era el mismísimo infierno, tener que estar atrapado con una criatura tan perversa y poderosa, no saber qué hacer ni obtener ninguna reacción positiva. Flug se desmoronaba y partía en dos por cumplir con todos sus caprichos, ¿y él qué? Ni gracias le daba. Era su trabajo pero un "gracias" o un "me gusta tu creación", tal vez un "hiciste un buen trabajo" no estaría mal, ¿era tanto pedir aprobación que siempre le habían negado? ¿o es que no se lo merece?.

El teléfono seguía timbrando y de pronto, una voz fuerte y gruesa rompió el silencio.

-¿¡¿QUIÉN RAYOS LLAMA A ESTA HORA?!?

Black Hat de golpe escupió el café que estaba por engullir en su garganta, soltando su taza al piso. Flug sostuvo con mucha fuerza el teléfono como si de su vida se tratase y rogó a todos los demonios del inframundo que esta oportunidad no se le escape, desesperadamente trajo consigo su experimento. Los dos conmocionados varones conocían esa voz, aquel era Eugene Gar, administrador y fundador de la Plaza Lakewood Turbo donde toda mercancía para superhéroes era distribuida desde hace años. Aquel hombre era poderoso financieramente y tenía unos cientos de contactos que dejaban en ridículo la pequeña libreta telefónica de super-héroes utilizada para ubicarlo.

El muchacho nervioso tomó un respiro de alivio, tocó la caja musical muy lentamente pero con tal dureza que rápido sintió su muñeca dolorida. Una gota de sudor recorrió su cuello mientras su jefe miraba la escena con unos ojos bien abiertos y la boca perpleja, el ente se sostenía a ambos brazos de su sillón y muy cuidadosamente se iba acercando más y más al teléfono que sostenía tan ansioso doctor.

Black Hat no podía creerlo, de verdad estaba apunto de realizar un acto verdaderamente arriesgado... Demasiado arriesgado.

Él esperaba que el joven haga una tontería como llamar a un héroe e invitarlo a la mansión o simplemente omitir la libreta y suplicar por su vida, pero no fue así. Este humano inservible se estaba poniendo en total riesgo al jugarse las cartas de su propio trabajo y compañía, algo que el demonio no esperaba ver en ninguno de sus subordinados a lo largo de todos sus cientos de años trabajando en la villanía.


Tampoco pudo evitar lo mucho que esto lo emocionaba. Era peligroso, vil...¿jugar con la mente de un héroe? Sucio, descarado...era ciertamente maligno. Pero sobretodo, era un acto riesgoso y despiadado .

Teorías de Amores VillanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora