La caja

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Por el otro lado, Black Hat se encontraba más que satisfecho. Su espectral figura recorría el pasillo que daba a la calle, sus zapatos de cuero negro y blanco llenaban el enorme pasillo de pisadas sonoras que daban hacia la entrada de su mansión. 

Se preguntaba si el aburrido periódico que había ojeado esa mañana estaba equivocado, o a lo mejor solo necesitase ver otro y confirmar la sospechosa ausencia de maldad en el mundo. Salió para afuera y rápidamente el clima cambió de uno soleado a uno gris y nublado. Caminó por el inexistente gras de alrededor de su mansión con una sonrisa al notar que el clima era tal como le gustaba, llegó a su espacioso buzón de metal negro para abrirlo y encontrar algunos sobres de clientes... junto a una peculiar caja color púrpura opaco, adornada con un lazo gris. Tomó en sus manos la caja y metió los sobres de correspondencia a su bolsillo antes de volver a su mansión.

El demonio caminaba a pasos tranquilos hacia su habitación, miraba con curiosidad el objeto que le había llegado y lo examinaba para encontrar alguna etiqueta, sin suerte. Al llegar a las puertas de su recamara no esperó más y deshizo con sus garras los listones que cerraban la caja y tiró la tapa de encima al suelo, con mucha sorpresa se topó con nada más que una pequeña nota y una rosa blanca, la cual lo hizo toser asqueado del fuerte aroma.

-¡Pero que asco!- Resopló para sí mismo y rápidamente tomó la nota y la leyó, sintiendo un raspón en su garganta que continuaba sus tosidos. La nota decía así:


Señor Black Hat,

Su mercancía llegó con mucha rapidez, le agradezco haber causado caos en mi compañía enemiga, mas no será necesario que lo haga en un futuro. 

Tome esta rosa sembrada por su cliente como agradecimiento del buen trabajo, la encontré en el correo con otra dirección y creo le gustará.

Mis más sinceras intenciones maliciosas.

-Figura Sombría.


Black Hat rió satisfecho, conocía al autor de la carta, era uno de sus clientes favoritos. Aquel villano era muy bueno siendo discreto, vigilante como tigre ante su presa, ahora merodeando y manipulando el correo de sus héroes enemigos para burlarse y jugar un poco... algo bastante simpático. Tomó la rosa para verla de cerca y estornudó, pero esto no lo detuvo en leer el listón amarrado en ella. "Mucha suerte en el torneo, Carol. Con amor -Señor Gar." decía.

El demonio de guantes oscuros soltó una carcajada a la simple palabra "amor", su risa fue progresando a cada vez más fuerte y éste tiró la caja al piso, sosteniéndose el estómago de la risa, abrió la puerta de su habitación para dirigirse a la cocina por un vaso de agua y tal vez enseñar a los demás el gracioso correo que le había llegado.

Trató de calmar su risa pensando en algo más pero esto era simplemente imposible al recordar esa simple frase: "¡¿CON AMOR? ! ¡PATÉTICO! ¡¡Y esos estúpidos deseos NI SIQUIERA van a llegar a su destino!!" pensó para sí mismo entre risas y toses atoradas, la criatura vil no podía más y se inclinó en la pared, vencido por sus risas que hasta se sentía quedar sin aliento.

Lo que había leído era sumamente cómico para él, y le había causado un buen rato, ¡pero ya!, sentía que aquellas toses entre su rasposa risa ya no eran normales. Black Hat trató de respirar hondo y miró la flor en sus manos una vez más, con ojos un tanto sorprendidos y lagrimosos por su burla, no podía quitar su sonrisa de encima y lo obligaba a reir aunque tratase de dar palmadas en su pecho para calmarse y respirar de forma normal por un segundo, le era imposible.

Cada vez se sentía más y más débil y sin aliento, pensó en cualquier cosa pero no pudo quitarse de su mente la chistosa nota, y sin siquiera saber cómo, dejó de respirar por completo ahogado en su risa y cayó fuertemente al suelo, desmayado, totalmente inconsciente y con la flor todavía en sus manos.

505 sintió el fuerte golpe que emitió el demonio al caer con su agudo oído, y rápidamente asomó su rostro desde la puerta de su habitación para ver lo sucedido.

-¡¡ARROOOUUH!! - Se quejó con fuerza la criatura, dirigiéndose a aquel ente maligno que extrañamente consideraba su padre y co-creador. Lo recogió en brazos con mucho cuidado, tomó la extraña rosa que llevaba en sus manos entre sus dientes.

El demonio de traje estaba totalmente desvanecido en ese momento, no se percataría en ese momento de que estaba siendo transportado en dos grandes y felpudos brazos azules hasta la puerta del laboratorio de Flug.

Teorías de Amores VillanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora