Antecedente

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Pequeña referencia: en twitter, Alan (creador) mencionó que Black Hat toca un violín hecho con "tripas de gato" ademas de el piano y el órgano.  

. . . . .

Flug cruzó los pasillos de la mansión hasta encontrar la habitación de su superior, semi-abierta.

El doctor no pudo quitar la vista de las grandes puertas rojas de aquel lugar, aquel al que solo había entrado pocas veces y con temor, sin nunca ver su amplio contenido con detenimiento. 

Aquel cuarto le llamaba tanto la atención, pedía ser explorado a gritos. Allí habían compartido una conversación agradable en la mañana y la curiosidad de ver que otras cosas podría descubrir de su jefe era realmente emocionante.

-Puedo eh, entrar si es para investigar, ¿no?- Titubeo en una voz casi inaudible, volteó su cabeza y vió a 505 salir de su recámara con un balde grande de toallas remojadas en agua caliente. Con un gesto le pidió que se acercarse a él y este obedeció.

Ambos entraron con cautela a la habitación y prendieron la luz. -Solo dime si vez algo fuera de lo común.- Señaló Flug, adentrándose un poco al cuarto. 505 dejó su balde y empezó a recorrer con su hocico cada rincón del lugar mientras el otro se dispuso a explorar.

Esa era La Habitación. 

Parecía más un departamento digno de la realeza, las ventanas eran largas y grandes y una puerta daba para la cocina y otra para la oficina de trabajo. Habían unos cientos de libros en todas las paredes y unos largos adornos de prendas y armas de héroes caídos, hermosos trofeos, decenas de cuadros del villano que lideraba el lugar.

Pero lo más destacado de aquel cuarto para Flug, era un piano de cola negro muy hermoso y con detalles escarlata, estaba preciosamente ubicado frente a un amplio cuadro que asemejaba mucho a una pintura renacentista de su jefe acariciando a un pegaso negro, aquel precioso instrumento se notaba estar recientemente utilizado ya que en ella descansaban varias partituras.

El doctor tenía conocimiento de que su jefe tocaba de maneras impresionantes su gigantesco órgano de tubos, y gracias a su descubrimiento ahora sabía que aquello no era lo único que tocaba. Se acercó un poco y notó que en un rincón de este se asomaba un impecable violín de caoba.

-Baw, ¿baw..? - El curioso doctor dejó de lado sus pensamientos y volteó a atender a su retoño, este llevaba en las manos todo lo que había encontrado en el suelo: una caja púrpura con una nota adentro en una mano, y en la otra varios botones, un lazo gris y monedas de poco valor.

-¡Que buen chico! - Felicitó y dio una caricia al rostro del tierno oso, este ronroneó muy feliz mientras el doctor se disponía a recolectar todo dentro de la caja que le había alcanzado. - Ya es hora de tu siesta de las mañanas, tengo que cuidar al jefecito así que no creo poder leerte un cuento. - Le dijo con cariño, a lo cual 505 solo respondió dando un suave abrazo a su padre y con bostezos le deseó buena suerte.

Ambos se dirigieron afuera de la habitación apagando de nuevo las luces, Flug con la caja en una mano y la otra sosteniendo ahora la cubeta que había dejado en la entrada su oso, e intercambiando gestos de despedida ambos entraron a sus respectivos cuartos.

Flug regresó a ver el trabajo de sus robots y un suspiro de alivio escapó de él al ver que todo se encontraba perfectamente ordenado y listo para utilizar, felizmente su jefe no había despertado de su desmayo y los robots se encontraban con miradas risueñas, hasta a algunos se les escapada unas cuantas risas.

-Muchachos...el recreo se termi--. -El serio doctor fue cortado por un pequeño Hatbot-ler, mostrándole varias fotos vergonzosas y fuera de contexto de ellos y el inconsciente jefe de la mansión, a Flug se le escapó solo una pequeña risa pero se contuvo.- Les perdono solo porque han hecho un buen trabajo, ya pueden irse a su estación de recarga.

Los robots se retiraron en embestidas a una habitación llena de cables y juegos donde ellos pasaban sus ratos de ocio, Flug los observó con alegría y con mucha felicidad de tenerlos a ellos y a su oso como sus niños. Sin nada más que pensar que en la salud de su jefe, se dirigió a este y puso la cubeta y la caja que llevaba en sus manos en el piso, con cuidado instaló una mascarilla de oxígeno en Black Hat y sin querer su vista se detuvo por un minuto en el rostro de este.

Parecía tan cálido, tan plácido, tan.. tranquilo y agradable. Su aspecto no se veía para nada intimidante, pero no dejaba de ser su misma imagen de maldad y poca misericordia, su ceño estaba fruncido como siempre y los labios de aquel ser formaban una sonrisa muy sutil enseñando sus afilados dientes.

Todo él era como una suave melodía erigida en piedra, era enteramente fascinante para el humano que se encontraba mirándolo con dos serenos y brillantes ojos.

Flug sentía mucho afecto hacia él, y bastante, estudió por varios años para llegar al puesto en que se encuentra en la compañía y no estaba para nada feliz con todo el trabajo que se le mandaba... pero al fin y al cabo, él lo decidió así y no quería irse. Por supuesto que algunas veces pensaba que estaba obligado a quedarse, pero siempre se daba cuenta de que era lo opuesto a su verdadero objetivo.

Aquel doctor aspiraba a más desde un principio, aspiraba a ser la incondicional mano derecha de ese infernal ser tan popular entre todo el multiverso de villanos, simplemente imaginarse todas las fechorías y planes que serían capaz de hacer juntos era suficiente para despertar otro día y no quejarse tanto del cansancio físico, y siempre lo había sido de esa forma aunque le costara mucho admitirlo y hasta aceptarlo consigo mismo.

Se cuestionó un poco si aquellos sentimientos estaban tal vez desbordando de lo amistoso, tal vez no era profesional, pero en ese momento no le era de tanta importancia, solo le importaba la salud de su villano admirado.

Teorías de Amores VillanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora