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Yoongi acarició apenas la cicatriz en su pecho, mirándola con una expresión más relajada en el espejo frente a él mientras la seguía a lo largo de ella.

Suspiró con pesadez y se colocó la playera que era lo único que le faltaba por ponerse. Vaciló entre si ponerse el abrigo ahora o llevarlo en mano pero se decidió por la primera, así se le haría más fácil guardar su celular, las pastillas y el tener a la mano el número de su médico, le jodia tener que depender de esas dos últimas cosas, como si no pudiera vivir sin ellos, depender de ellos siempre.

Bajó a las cocina, sintiendo un olor a guisado exquisito.

—Caza fantasmas ¿eh? —preguntó su madre con diversión al ponerle su desayuno en la mesa. Yoongi la fulminó.—Mientras ganes dinero y sea de buena manera no tengo problema

—¿irás a trabajar en la noche? —Yoongi tomó un sorbo de chocolate, ignorando lo de su mamá.— Quizás salga en la noche

—Hoy no —respondió la mujer de espaldas.— Pero que bueno que me lo digas, estaré más alerta al celular

—Me tratas como a un niño —renegó.

—Tu corazón es casi como el de uno —sonrió su mamá, recordando por un momento a Yoongi en la sala de cuidados intensivos.— Por eso debo tener cuatro ojos contigo hasta que te cases y seas responsabilidad de tu esposa... —volteó a mirarlo y levantó ambas cejas con diversión.—... O esposo

Yoongi rodó los ojos y comió pan para no tener que responderle a su madre y ocultar la sonrisa que se le había asomado en el rostro. Ella en cambio comenzó a  pasearse por toda la cocina cogiendo ollas, revisando las que estaban cocinándose, abriendo y cerrando el refrigerador en busca de los ingredientes  que necesitaría. Estaba haciendo el almuerzo, a esa hora de la mañana, como siempre antes de ir a trabajar. Así evitaba que Yoongi se pusiera en peligro por comer cosas de la calle, que no darían nada bueno a su salud.

—¿No te da miedo que tenga un infarto si veo un fantasma? —él intentando hacerle una broma a su madre.

La verdad que le daba miedo que eso ocurriera en cualquier momento y situación.

—No —mintió ella con simpleza.— Me has visto correr detrás de ti enojada y aún no has muerto

Touché.

Su madre terminó de cocinar y le dejó la gran torre de platos de siempre y por costumbre Yoongi gruñó al verla, su eterna enemiga desde que tenía ocho años y tenia que subirse a un banquito para alcanzarla.

Media hora después su madre salía rumbo al trabajo mientras a él le faltaba lavar las cucharas. Su celular  vibraba en su casaca, secó rápido sus manos y lo tomó viendo el nombre del pelirrojo en la pantalla.

—¿Hola? —escuchó la voz del contrario.— MIN YOON- GI —¿tenía que llamarlo así?.— Bueh... yo sé que estás allí, no te hagas

—Dime Hoseok —respondió aburrido.

—Uhhh ¿acabas de levantarte? —lo escuchó reír.— podría jurar que tu voz no era tan gruesa

—Yo juraría que no me llamaste para hablar de mi voz

—Me saliste adivino hyung —el pelinegro estaba a un segundo de cortar la llamada.— Bueno, bueno. Hoy, tú y Namjoon hyung tendrán su primer caso... sencillito nada más.

—Ok... ¿a qué hora y dónde?

—Mmm —al pelirrojo le gustaba que la gente conozca lo que hacía y justo eso estaba pensando.— Yo iré a recogerlos. Namjoon hyung, tú y mi hermano salen a la misma hora de la universidad así que nos ahorraríamos tiempo.

|| I Still Here || #BearsAwards2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora