issues ➳ yoonmin [+18]

🖇 ; 7.-

D a d d y.

Advertencia de capítulo con contenido sexual explícito.

Un suave sonrojo se acomodó en las mejillas del rubio, adornando sus ojos cargados de inocencia y dándole un aspecto de ingenuidad absoluto. El pelinegro soltó una risita maliciosa por lo bajo.

No había esperado realmente una respuesta verbal del chico, así que no se molestó en recibirla. Tomó una bocanada larga de aire al sentir el nerviosismo del menor que yacía bajo él. Tan jodidamente perfecto.

Había tenido una semana de mierda. Sus socios le habían echado una buena tras enterarse de que había secuestrado (él prefería el término "tomar prestado") al rubio, pero aún así sabía que significaba un problema. No era un jodido estúpido, y debía ponerse manos a la obra para evitar futuros conflictos y líos legales. Tenía que cumplir su trabajo con rapidez, tal y como siempre había hecho.

Jadeó ensimismado en el nudo de pensamientos de su cabeza y entreabrió sus labios. Expulsó el aire de sus pulmones y miró al chico a los ojos con la mirada oscurecida por la anticipación.

— Vamos, muñeco. Desnúdate para mí. — comentó con autoridad. Era una orden cargada de arrogancia y morbo, imposible de rechistar.

Jimin obedeció casi por inercia. Algo en lo más profundo de su ser parecía gritar que no, que no fuera estúpido; que él mismo se había burlado de su captor cuando éste habló de follárselo, y sin embargo ahí estaba él, desnudándose bajo la atenta mirada de un hombre detestable como el infierno, a punto de ser follado por primera vez.

Observó el cuerpo del chico de piel más pálida apartarse, dándole espacio para que acatara aquella orden con mayor libertad. Era increíble la tensión sexual que se podía palpar en el ambiente; era jodidamente increíble la manera en que el calor de sus cuerpos había aumentado la temperatura de toda la habitación.

Iba por el sexto botón de la camisa que llevaba puesta cuando fue interrumpido por un gruñido feroz proveniente de su compañero. Manos hambrientas arrancaron los pocos botones que seguían protegiendo su desnudez, dejándolo en unos diminutos bóxers rojos que las chicas le habían proporcionado anteriormente.

— Pero no quiero que me folles. — murmuró como quien no quiere la cosa, fallando estrepitosamente al poner un tono tan penoso y obligado.

— No juegues conmigo, nene. — respondió, apoyándose en el cuerpo del rubio y recargando su erección sobre el abdomen del adverso. Un jadeo escapó de ambas bocas.

YoonGi se inclinó sobre el cuerpo ajeno y contempló aquella anatomía que le hacía perder horas de sueño. No había dejado de imaginarse a Jimin, ni siquiera cuando follaba a sus chicas.

Tomó los pezones del chico en sus manos, alargándolos y frotando entre sus dedos aquellas protuberancias rojas de aspecto sabroso y dulce. Maldita sea; no se suponía que tocar a alguien fuera tan placentero.

Suspiró, excitado ante aquella escena.

Los soltó con delicadeza y acercó su boca a ellos, pasando la lengua con fuerza sobre el pecho del contrario; trazando círculos en cada pezón y dejando un breve rastro de su saliva. Era una escena de lo más erótica y Yoongi la disfrutaba al máximo.

Se separó de él lo suficiente como para poder apreciar su obra y pronto estuvieron besándose con desespero. Ambas bocas se abrían a intervalos irregulares y sus lenguas salían curiosas a explorar el sabor de la otra; realizando un juego de músculos húmedos y calientes. Se besaron por lo que pareció una eternidad; bruscamente y de manera dulce. Disfrutaban la manera en que sus belfos encajaban tan perfectamente, como si pertenecieran el uno al otro.