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Body.

Advertencia de capítulo con contenido sexual explícito.

—Despierta.

Una voz ronca e insistente interrumpió el sueño del rubio, a la espera de que finalmente despierte. Habían pasado horas desde que lo rescató de las manos de JongIn.

El tiempo parecía pasar lento, como si una eternidad se colase bajo él para el momento en el que Jimin abrió los ojos. Parpadeó repetidamente en un intento de que sus ojos se adaptaran a la luz, confuso, y cuando el peliclaro logró centrar su atención en un punto en concreto, descubrió que se encontraba en una habitación el doble de grande que la suya, con muchos lujos más que los que habría realmente esperado. Al instante dos personas aparecieron en su campo de visión. Ambas lo miraban. Una pelirroja y... Yoongi.

Debía admitir, en realidad, que antes de caer inconsciente una sensación de plenitud llenó su cuerpo. No esperaba que le dijera su nombre de esa manera; y a pesar de que sus recuerdos eran confusos y traumáticos, dudaba que en algún momento se fuera a olvidar de cómo se sintió estando en los brazos del mayor. La seguridad y el perfume de su amo llenaron cada uno de sus sentidos, calmando su tortura.

Su cabeza parecía haber sido golpeada por mil mesas, su cuerpo apaleado gritaba por ayuda y sus oídos estaban tan sensibles al ruido que Jimin por poco pedía a los presentes que dejaran de respirar. Carraspeó con cuidado, llevándose ambas manos a las sienes en un amago de parar el dolor.

—¿Qué demonios hacías ahí? —rugió el pelinegro, caminando de un lado a otro. —¡Joder, muñeco!

Jimin decidió encogerse en su lugar, volviendo a cerrar los ojos mientras lágrimas ácidas descendían por sus mejillas pálidas. El silencio era interrumpido sólo por sus sollozos ahogados y la respiración errática del pelinegro.

— Lo siento, bebé. —se lamentó, sin dejar de caminar. — Me estoy volviendo loco. Sólo dime cómo llegaste ahí en esa puta ropa y con ése gilipollas. Es todo lo que necesito saber.

El rubio guardó silencio, esperando pacientemente que la pelirroja interviniera explicando que ella le dijo su puñetero comunicado, pero eso nunca llegó. Ella sólo miraba con falsa preocupación, soltando suspiros de lástima fingida.

Zorra, pensó Jimin.

— Suran, explícame qué sucedió. — ordenó el de piel más clara, agotado. Se masajeaba las sienes con concentración.

El pelinegro tenía aspecto de haber corrido una maratón durante toda la noche. Oscuras ojeras decoraban su rostro incóloro, y sus nudillos destrozados parecían darle un aspecto tosco. Roto. Vulgar.

—No lo sé. No estoy segura —murmuró la chica, desviando la mirada — llegué cuando casi matas al pobre chico y no supe más.

«¿Pobre chico?» Jimin jadeó impresionado ante el descaro de la mujer. Habría jurado que fue ella quien esposó sus manos, y recordaba claramente que, de hecho, fue ella quien le instó a trabajar. Pestañeó y fijó su mirada en la pelirroja.

Suran.

Una mirada de advertencia cruzó el rostro de la chica cuando ambos conectaron miradas. Parecía dispuesta a matarlo.

— Me sentía inútil y quería ayudar. — mintió el rubio — Jamás esperé que algo así me fuera a suceder.

Bajó la mirada con vergüenza, sollozando nuevamente mientras su cuerpo daba leves sacudidas en señal de un llanto desconsolado tras recordar la horrorosa noche.
A pesar de que el moreno sólo lo había tocado demás y no hubo penetración, le dolía el alma.

issues ➳ yoonmin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora