issues ➳ yoonmin [+18]

🖇 ; 15.-

Pain.

La mirada del rubio, turbada por las lágrimas amargas, se dirigió al suelo. No encontraba un punto fijo a pesar de que todo estaba borroso, porque no estaba viendo. No estaba percibiendo nada más que aquel dolor lacerante atravesar su corazón.

— ¿De verdad vas a llorar? — Yoongi rugió, frunciendo el entrecejo con evidente desagrado — si tú también lo disfrutaste. Disfrutabas que te follara, ¿o no?

El dedo índice del mayor atrajo hacia arriba el rostro del contrario, conectando sus miradas por segundos interminables. Si tan solo los ojos del pelinegro expresaran algo más que desprecio, él podría superarlo alguna vez.

Ojalá... ojalá le dijera con la mirada que solamente estaba actuando, que nada de lo que su boca pronunciaba era real. ¿Tan imposible era, acaso...?

— Si hasta me dejaste follarte tan pronto como te conocí — rió — ¿Qué pasa, muñeco? ¿Te enamoraste del tío que te secuestró en vez de odiarlo? — hizo una pausa breve, negando con suavidad — maldito enfermo.

El sonido de una cachetada resonó en el aire. La mano frágil del muchacho de cabellos claros había colisionado contra la mejilla del hombre que tanto lo estaba dañando.

Y la merecía, joder.

— ¡Date cuenta de que me repugnas! Me das asco, nene. Tú y tu puto complejo de víctima. — relamió sus labios, como saboreando el golpe — gritabas por atención, gritabas tu necesidad. ¿Y resulta que ahora de verdad vas a llorar porque creíste que yo llegaría a quererte, aún después de que amenacé con destruirte la vida? Patético.

Yoongi cerró los ojos durante lo que parecieron segundos eternos, y cuando los abrió, un destello de rabia cruzó su rostro. Observó el cuerpo indefenso del más joven; analizó su expresión, el cómo este estaba apretando la mandíbula con el rostro pálido y sin signos de emoción. Estaba encogido sobre sí mismo, temblando con fuerza. Lo había roto.

Finalmente había destruido a Park Jimin.

— ¿Có... cómo puedes ser tan... tan cruel? — logró susurrar, apenas. hacía un esfuerzo sobrehumano por expresarse sin tartamudear — ¿Por qué... por qué a mí?

Una risita boba se asomó desde la chica que, por un momento, había pasado inadvertida. Seguramente lo estaba disfrutando. Era demasiado obvio lo mucho que se regocijaba con aquella escena, ¿y cómo no? si parecía odiarlo.

— ¿Qué? ¿No lo entiendes? — el murmullo desdeñoso de la fémina hacía eco en sus oídos, pero Jimin no la eschaba realmente — eres un juguetito inútil y...

Yoongi gruñó, girándose con rapidez y volviendo a ponerse de pie.

— Cierra la puñetera boca, Suran. — rugió — estás colmándome la puta paciencia y te juro que nunca antes deseé tanto romperle la cara a alguien. Quítate de mi jodida vista antes de que se me acabe la paciencia contigo.

El gemido asustado de la chica se oyó tan lastimoso como patético, y el rubio se confundió. ¿Qué...? Pensaba que el Amo y Suran tenían algo. ¿No estaban juntos, entonces? Sus divagues se vieron interrumpidos por los pasos rápidos de la mujer, indicando que se marchaba.

— Tú también, Jimin. — susurró, pasándose las manos por el cabello, exasperado — Vete, muñeco. ¡Ahora! — gritó: su desgarradora voz quebrándose y flaqueando con violencia mientras seguía dándole la espalda al menor, ofreciendo únicamente una mirada a su perfil perfecto. — Joder, nene. ¡Te estoy diciendo que se acabó, que nunca te quise ni te querré para algo más que un buen polvo!, no quiero ver tu cara de niño llorón por este pasillo ni una vez más. ¡que te largues! Colmaste mi paciencia y me hartaste. Me aburrí de ti.

Un silencio desgarrador se adueñó del espacio, siendo interrumpido únicamente por el sonido que las ropas del pelirrubio hacían al momento de ponerse de pie, adolorido, mientras apoyaba una mano en el hombro del más alto una vez que se puso de pie.

— ¿Por qué...? — intentó hablar y no lo logró.

El chico de tez naturalmente pálida se giró con brusquedad, tomándolo por el cuello con su diestra y empotrándolo contra la pared. La espalda del más bajo chocó de manera violenta en el cemento. Dolía. Los ojos negros del contrario se habían cristalizado por la rabia, como si estuviera poseído o algo similar.

Estaba temblando.

Jimin tenía miedo de Yoongi.

— No lo preguntes como si no supieras. — los dígitos de su mano derecha se ajustaron al cuello foráneo, apretándolo con fuerza y cortándole la respiración — Tú me dejaste por él, nene.

Lo soltó justo a tiempo como para que empezara a toser, y se alejó de él como si quemara, dirigiéndose con rapidez a tomar el pomo de la puerta que llevaba a su oficina. Ladeó el rostro, incapaz de mirar al chiquillo sofocado que había dejado detrás de sí.

— Nada de esto habría pasado si te hubieras mantenido alejado de mí en ese club, Jimin. Tú te arruinaste solo.

Entró en la habitación, cerrando de un portazo. Se apoyó en el marco de la puerta y se deslizó hasta caer sentado, quedando inmóvil. Podía oír los sollozos desolados provenientes del pasillo; podía sentir en el aire el dolor que emanaba el joven tras la puerta. Podía sentir dolor en su cuerpo, también. ¿Cómo pudo, siquiera, acceder a hacerle algo así?

Oyó los pasos lejanos de Jimin indicando su partida y se puso de pie, corriendo a patear su escritorio hasta que éste se dio vuelta, y a la par, estrelló su puño contra la madera, destrozando sus nudillos hasta romperse la dermis.

Joder, joder, joder, joder.

Había destruido su mano y no le importaba. No lograba sentir otro dolor que no fuera el de haber deshecho a su chico. A la mierda.

Tomó su celular con enojo y pesar; marcando el número de JongIn sin dificultad alguna y esperando a que éste tomara la llamada mientras se paseaba por la habitación, lleno de una inquietud palpable.

— Halcón. — la voz proveniente de la línea telefónica era grave, pesada.

— Dile que lo hice. — gruñó Yoongi, observando su mano ensangrentada — dile a tu jefe que ya está hecho.