issues ➳ yoonmin [+18]

🖇 ; 17.-

Believer.

Luego de descubrir el hito del siglo, sintiéndose lo suficientemente tonto tras no haber atado los cabos sueltos antes, se había puesto a reflexionar. Nunca nadie había irrumpido en su negocio de la manera en que Jungkook lo hizo. Nadie había tenido el descaro para insultarlo frente a los demás.

¿Cómo pudo ser tan ciego, tan ingenuo? No era propio de alguien como él bajar la guardia.

Yoongi pensó que estaba bien, en ese momento. Él podía soportar absolutamente un caso así. Lo dejaría pasar, ¿cuál era el problema? después de todo, parecía que Jimin le tenía cariño al chico, y él no iba a arrebatarle nada más. Sólo iba tras su culo. No tenía derecho a sentir celos.

Lo había observado dormir por lo que pareció una eternidad. Su corazón frío ardiendo con algo parecido a la tristeza al percatarse de lo que había hecho. No quería renunciar al rubio. No lo iba a dar en bandeja a un obsesivo hijo de puta. Ni siquiera estaba seguro de cuáles eran las intenciones de Jeon, pero sabía que el tipo estaba demente.

Probablemente el idiota estaba acostumbrado a conseguir lo que quería de manera fácil todo el tiempo, demasiado mimado por su padre mafioso como para preocuparse por las consecuencias. Le irritaba que todos creyeran que por su actitud calma dejaría que le faltaran el respeto. Él era Min Yoongi, el más temido de todos.

La parca.

Cuando se percató de que el chico en su cama había despertado, terminó por convencerse. Si la guerra venía, él la enfrentaría. No perdería al mejor polvo que había tenido en toda su vida – se negaba a aceptar que sentía algo más – sólo por un juego estúpido.

...

Un dolor de cabeza punzante había atacado a Jimin en el momento en que se despertó. Según él, se encontraba solo nuevamente en la habitación. Su mente confundida a duras penas había registrado el momento en que fue cargado hasta la cama y dejado ahí.

Yoongi.

Un gemido austero abandonó sus labios y se sentó, observando la oscuridad que lo rodeaba. No lograba ver una mierda, y sus ojos no parecían haber descansado lo suficiente como para dejar de dolerle. Buscó a tientas su celular, con urgencia por ver la hora.

No lo encontró.

Un sentimiento de desesperación lo invadió. Santo cielo, no podía estar pasándole ahora. Los putos duendes no existían, por más que él asegurara haber visto a uno en su infancia. Era un trauma superado.

— ¿Buscas esto? — una voz profunda lo sacó de sus cavilaciones.

Se tensó de forma inesperada; su cuerpo reaccionando instintivamente y los vellos de su cuerpo erizándose en respuesta.

— Te han estado llamando — el terciopelo de sus palabras pareció acariciarle el alma — Jungkook.

Un halo de calidez se instaló en el corazón de Jimin. Jadeó, emocionado ante la perspectiva de que alguien finalmente se hubiera acordado de él. Había extrañado lo bien que se sentía...

— Pero no vas a responderle.

Un balde de agua fría se derramó sobre su cabeza. ¿Qué estaba diciendo? Por un demonio, él no era su maldito esclavo. Podía hablar con sus amigos si quería y, por supuesto, no tenía la obligación de responder a sus órdenes absurdas.