Las empresas Arendelle eran unas de las más famosas de la ciudad, su lazo de amistad con la imponente compañía Hamada la hacía envidiable. Tanta era la envidia que causaba que ganó más de un enemigo. Enemigos que se unieron y estafaron a los jefes d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Esta es la biblioteca. Es el lugar más apartado de toda la preparatoria y por sí el más tranquilo- suspiro. Los pies me duelen, hemos caminado por toda la escuela ¡Y aún nos faltaba el comedor! Además, aunque termináramos el recorrido, no debía de dejarle solo. Debía ayudarle a adaptarse. ¡Maldición! ¿Por qué yo?
-Creo... que es un lugar espléndido- suelta, tímidamente. El chico decidido que me ha dicho antes del recorrido que nos conociéramos y nos amáramos muy seguro de sí mismo, ha cambiado a uno tímido que expulsa ternura por cada uno de sus poros. Vaya... No deja de sorprenderme.
-Sí, a pesar de que esta no sea una escuela de millonarios tiene un portal a millones de mundos fantástico. Aquí uno puede oírse desde adentro, tanta tranquilidad no se encuentra fácilmente. Y el hecho de que nadie venga, la hace un lugar perfecto para... Ser tú mismo- cuento, sin controlar lo que digo. Eso es lo que provoca tanto silencio.
-Pienso que ese es un lindo pensamiento- dice regalándome una bella sonrisa a ojos cerrados que hace que me sonroje completamente. Al abrir él sus castaños ojos observa lo roja que estoy y me mira embobado... Diablos, me pone nerviosa.
Escapando de la situación comienzo a caminar por entre las enormes estanterías repletas de distintos libros. Busco mi escondite, entre tanta belleza.
Llego al balcón que da vista al patio de la preparatoria. El sillón verde me espera como siempre, ahí, se ve cómodo e impecable. Me siento sobre este y suelto un leve gemido por el dolor de mis pies. ¡Santas cucharas! No pensé que moverme me afectaría tanto. Sí, soy una chica sedentaria que para lo único que se mueve es para ir a comprar pan ¡Pero este dolor no debería ser para tanto! Siento como si estuviese caminando sobre clavos de hierro. Dramático, lo sé.
Tadashi se sienta a mi lado. Lo observo de soslayo con discreción. Su cabello, negro y rebelde cortado por encima de sus prominentes orejas, intentaba escapar por debajo de su gorra, su nariz pronunciada y sus mejillas levemente coloradas. Pero lo que más me atrapó de él desde un inicio, fueron sus ojos rasgados y de un simple color café. Café que quita el sueño, café que produce desvelos...
Mientras le enseñaba la escuela, no dijo nada, sólo me seguía en silencio. Supongo que le debo una disculpa, después de todo, siempre he sido una chica respetuosa y tranquila. Además, el chico se va a casar conmigo, mínimo ser conocidos a seguir con el pensamiento de que puede ser un viejo verde. Soy una persona que cambia mucho de opinión. Me dejo guiar por mis emociones con facilidad.
-Escucha- comienzo, no me gusta hablar mucho, yo soy más de escribir-, perdón ¿Vale? Estoy bien con esto... No, la verdad es que estoy muy mal. Sólo quiero morir. Pero a ti no te interesa saber eso, así que sí. Estoy dispuesta a conocerte, sin embargo, no creo ser capaz de amarte.
Silencio. No me doy cuenta cómo, pero él termina atrapándome entre sus brazos, y yo llorando desesperadamente. ¡Genial! ¡Le he declarado internamente la guerra y a los dos segundos estoy llorando en su regazo! Elsa, ¿Dónde quedó el autocontrol?