Once

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Elsa*
Mis padres ya se habían ido junto a Anna. Podía verlos desde la ventana como se subían en una limusina que los Hamada había contratado para que llegásemos a la fiesta. Querían contar con nuestra presencia. Y lo harían, pero sin mí.
Un sabor amargo se instaló en mi boca. Tadashi me había pedido que fuera con él, pero le insistí que no iría, que lo mejor sería descansar. Él, al ser el primogénito de los Hamada, debía presentarse con pareja por obligación. Como yo le rechacé, era obvio que iría con su novia. Por lo que no me presentaría ahí ni siquiera si mi vida dependiese de eso.
Luego de una ducha para relajar mis músculos y obviamente para asearme, me pongo una playera olvidada de Jack y unos pantaloncillos cortos. Bajo al segundo nivel de la casa y me dispongo a prepararme un chocolate caliente junto unas palomitas. Vería películas hasta quedarme dormida. No tenía deberes, había estudiado en la biblioteca un rato.
El sillón, el objetivo más cómodo de la tierra. Estaba a punto de sentarme, cuando el resonar del timbre hace eco en toda la casa. Las primeras dos veces lo ignoro, estaba dispuesta a descansar. Pero al ver que quién quiera que sea que esté detrás de esa puerta no se rendía, me vi en la obligación de levantarme y ver de quién se trataba.
Bajo las escaleras anunciando que ya iba. No estoy tan presentable, pero eso me importó bien poco. Cuando levanto la vista después de abrir la puerta, la tristeza y la sorpresa inundan mi cuerpo.
—Hola ¿Estás sola? —saluda, con esa voz delicada que le caracteriza. Cuando yo asiento, sin poder ocultar la conmoción, Jack entra en la casa y cierra la puerta tras de sí, yo solo me dedico a observar cada uno de sus movimientos, anonada.
—Elsa yo…
Y sin dejar que termine de hablar, me abalanzo sobre él, abrasándolo. Jack, aunque esté sorprendido, me abraza con fuerza. Ambos lloramos por lo infantil que había sido nuestro comportamiento, pidiéndonos perdón si decir ni una palabra. Somos mejores amigos, los silencios dicen más que mil palabras.
(*)
—Tengo mucho que contarte— le dije, acomodándome en el sillón. Le ofrezco un poco de palomitas, pero las rechazas. Y tomo un sorbo de mi chocolate caliente y observo la hora. Recién las ocho, aún no comenzaba la cena.
—Yo también. Pero hay algo más importante ¿A caso no te das cuenta de lo que visto?
Es cierto. Jack se pone de pie y da una vueltecita como modelo de pasarela. Viste un elegante traje negro, que contrasta con su pálida piel y su blanco cabello. Jack no es de usar trajes. Es más, él ODIA los trajes.
—¿Por qué vistes tan elegante, Jackie? —cuestiono, después de ver su cuerpo pasearse de aquí para allá en la pequeña sala.
—Vamos a ir a esa fiesta— responde, recalcando cada una de sus palabras con insistencia y emoción.
—No
—Vamos Elsa ¿Qué podría salir mal? ¡Es para que estés con ese chico!
Todo, Jack. Todo podría salir mal en esa fiesta. Gruño ¿Por qué de repente está tan interesado en que yo pase tiempo con Tadashi? Es más ¿cómo sabía que debía ir a una cena?
—Sabes que no me voy a rendir hasta convencerte de ir. Lo sabes, ¿verdad? —amenaza él, con un puchero en la cara—. Además, no me vestí elegante para nada.
—Lo sé…
—¡Entonces hazme más fácil la situación! ¡Sólo di que sí!
—¡Bien! —grito, tirándole un cojín que él alcanza a atrapar antes de que choque con su rostro—. Pero debes prometerme que no me dejarás sola.
Él me muestra su dedo meñique y yo lo uno con mi dedo, sellando así la promesa.
Jack aclara que él llamará a Eugene para que le preste el Jeep, aunque estaría más segura con que Eugene fuese quién nos fuese a dejar. Jack no conduce muy bien, es un peligro con patas. Mientras tanto, yo subo a mi habitación, con la tarea de rebuscar en mi armario algo elegante.
Cuando llego a mi habitación, puedo ver un vestido en la cama. Es diferente a los vestidos que normalmente uso. Hay una nota a un lado de este, por lo que me apresuro a leerla. Es de Anna.
“Odio cada uno de tus vestidos rectos y anticuados. Si te dignas a aparecer aquí en la fiesta, puedes usar este. La cena es a las nueve, espero verte aquí ¡te amo!
-Anna”
Tomo el vestido que me ha dejado Anna en mis manos y lo examino. Es un vestido azul de fiesta, me queda tres dedos sobre la rodilla y tiene mangas. Es cerrado, pero no aburrido. Tal como me gusta.
Luego de vestirme, decido dejar mi cabello amarrado en una trenza holandesa y uso el maquillaje de siempre, máscara de pestañas y un poco de brillo labial.
—Te ves preciosa— dice Jack, desde el umbral de la puerta. Me observa con cariño y yo me permito dejarme atrapar por sus cálidos brazos. Lo extrañé tanto…
—Te extrañé demasiado, hay tanto de lo que te perdiste. Sé que fueron como dos o tres días, pero pasó mucho, toda mi mente es un caos— concluyo, haciendo un gran círculo con mis manos.
—Conocí a alguien
¿Qué? Mi boca se abre de par en par y rápidamente el pálido rostro de mi mejor amigo pasa a ser del rojo color de los tomates. Hum… tomates…
—¡No en ese ámbito que sé que estás pensando! —se excusa con rapidez. ¿Hay algún tipo de relación que tenga que ver con los tomates? —. Esa persona fue una mierda conmigo el día de hoy. Pero… esta tarde, su tono de voz cambió y me hizo entrar en razón. Me aconsejó que pedirte perdón era lo mejor. Y aquí estoy.
Sonrío con ternura. Ella debe ser una gran chica.
—Tadashi tiene novia— digo, de repente. Él sonríe con diversión.
—Obviamente la tiene. Deben ser novios antes de casarse.
Le miro con dolor al percatarme que no ha entendido lo que le acabo decir. Al ver lo contraído que posiblemente se ha puesto mi rostro, su expresión cambia.
—Me refiero… ha que le han comprometido teniendo novia. La conocí y me dijo cosas muy hirientes. En ese momento no me dolió, con el orgullo en alto le respondí de la misma manera. Pero… después… a pesar de que Tadashi haya afirmado que yo si era lo suficiente, cuando recuerdo las palabras de ella, algo se quiebra en mí.
Jack me observa fijamente, su rostro indescifrable, sin poder leerse. Se abre de brazos y solo atino a perderme en su perfume, mientras ´él acaricia lentamente mi espalda.
—Elsa, estoy realmente harto de que llores todo el tiempo— señala, con cierta rabia y tristeza en su voz—. Todo empezó con esto del matrimonio. Yo sé que es difícil, pero también sé que fuiste tú quién decidió continuar con todo esto. Chica, realmente eres alguien valiente y fuerte, una niña rubia con tacones altos no te puede hacer pensar lo contrario. Además, debes saber que siempre contarás con nosotros, tus amigos.
Lo sé, sé que puedo contar con ellos. Los he visto ponerse en mi lugar, deteriorarse junto conmigo. Pero no quiero eso, quiero ser feliz junto con ellos. Por mí, por ellos, desde ahora, me volveré cada vez más fuerte.
—¡Pero que loco es todo esto! ¿No se suponía que era una fiesta? —pregunta Eugene. Si, al final Jack y yo decidimos (por nuestra seguridad) pedirle el favor a Eugene para que nos viniera a dejar al edificio.
—Es una cena de negocios, Eugene, no una fiesta de adolecentes locos por las hormonas— recalco. Está todo muy tranquilo, seguro se ha sorprendido de eso.
—Elsa, estoy seguro que no lo creeras pero me está dando un poco de miedo todo esto.
—Pues ya somos dos.
Comienzo a deslizarme por el asiento, intentando llegar a la puerta. Le sonrío con seguridad a Eugene, y sin antes agradecerle por venir a dejarnos, me bajo del coche. Jack sigue mis pasos de cerca, no quiere perderse.
Subo la vista, y frente a nosotros se levanta imponente la famosísima empresa “Hamada’s & asociados”. Un escalofrío me recorre de pies a cabeza. Miedo, vergüenza, inseguridad. Todos esos sentimientos se arremolinan en mi pecho y me juegan en contra. Pero la cálida palma de la mano de Jack contra la mía me devuelve toda seguridad, y espanta todos mis miedos. Y tomados de la mano, entramos a la empresa.
En el recibidor nos encontramos con una elegante secretaria, la cual con mucha amabilidad nos indica en qué piso se celebra la famosa cena. Es en último piso, en la azotea. Tomamos el ascensor.
—¿Asustada, Potter? —cuestiona Jack, con una sonrisa divertida impregnada en la cara. Una pequeña risa se escapa de mis labios. Sea cual sea la situación, Jack siempre logra sacarme una sonrisa.
—Ni un poco— respondo.
No pensaba que una cena se me podría salir tanto de contol.

~Lazos Más Fuertesᴬᵁ~ [Fanfic Tadelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora