Tres parte uno

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El día siguió normal, no me da el ánimo de narrar todas las asignaturas que me tocaron. Sobre el misterioso chico asiático con el que me encontré, ni idea de si llegó a la oficina del director, no lo volví a ver en todo lo que restó del día.

Llego a mi casa en compañía de Jack y Mérida, me ayudarían a guardar mis pertenencias, pues resulta que este mismo día nos mudaríamos debido a que mañana intentarían embargarnos. Nuestras cosas debían estar fuera de casa antes de que fuera mañana.

Subo a mi habitación seguido de mis dos mejores amigos y comenzamos a ordenar todo, las lágrimas aún se me escapan, he vivido tantas cosas dentro de esta habitación, que jamás había pensado que algún día tendría que abandonarla. Tantos juegos, tantas historias, tantos buenos y malos momentos, todos ellos se quedarán impregnados en estas cuatro paredes.

Tomo todos mis libros, cada una de mis sagas favoritas están aquí, y me siento orgullosa de ello. Pude leerlos todos en menos de una semana. Esos llantos, esas risas, esos temores que me provocaron, también se quedarán aquí, encerrados.

Recuerdo esa vez, cuando tenía trece años y Jack me besó. No entendía el porqué, pero nada dentro de mí se removió, y al ver que él tenía la misma expresión que yo, nos abrazamos con fuerza y nos dimos cuenta de los grandes amigos que podríamos llegar a ser. Aun no entiendo porque me besó, siempre que le pregunto evade el tema, supongo que es otro de los misterios que esta habitación ocultará.

Mis pijamadas, mis cumpleaños, las historias de terror que le contaba a Anna, los días de juegos de mesa, las fiestas de mi padre, los juegos en el jardín, o en la biblioteca. Cuando uno de mis cachorros orinó la pierna de mi padre, cuando ellos murieron. ¡Porqué había vivido tantas cosas aquí, y hoy tendría que irme, para siempre!

Ninguno de mis dos amigos habla, y eso realmente lo agradezco. Todas mis posesiones están en cajas. Me despido de mi cama, de mi enorme closet y de mi doblemente enorme habitación, pero, sobre todo, de mis recuerdos. Hoy cenaremos en nuestra futura casa, y sí, los Hamada han de llegar y los conoceré por fin. Tenemos que dejar todos nuestros muebles, y agradezco que mi padre haya buscado una casa amueblada.

Subimos todo al camión de mudanza, mi padre le da la dirección y decidimos llegar a nuestra nueva casa en bus, ya ni auto tenemos siquiera.

El camino hasta al paradero es corto, nos apresuramos ya que a mi padre se le ocurrió la genial idea de invitar a las personas con la que pronto seremos familia si yo aceptaba casarme. Y es más que obvio que por el bien de mi familia yo no negaría.

Jack y Mérida deciden acompañarnos, prometiendo irse antes de que lleguen las visitas, la verdad, es que a mí me gustaría que se quedaran conmigo durante toda la reunión.

El autobús llega y todos nos montamos en él, para narrar la travesía, me faltan ánimos, así que la saltaré hasta el momento en que bajamos de la locomoción. La parada se encontraba en buen estado, y, según mi padre es la más cercana a nuestro futuro hogar, caminamos por unas cuantas calles, pasando varias casas bellísimas que podrían ser nuestro futuro hogar y mis dos amigos me comentaron al unísono que el lugar se les hacía algo conocido. Entramos por un barrio colorido que me recordó a mis tardes después de la primaria, estábamos en el barrio de mis dos mejores amigos.

~Lazos Más Fuertesᴬᵁ~ [Fanfic Tadelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora