~Lazos Más Fuertesᴬᵁ~ [Fanfic Tadelsa]

Ocho

Jack

No quiero ir a clases hoy, para nada. Pero la charla sobre lo importante que es mi educación y todo el dinero que se invertía de parte de mi padre me obliga. Finalmente cedo, él no me quiere dentro de casa mientras deba asistir al instituto, él quiere que estudie. Lo único que debo hacer es evitar verle el rostro a Elsa y todo se solucionará ¡Bingo!

No, no soy siquiera capaz de intentarlo. Es, si ella aún lo cree, mi mejor amiga desde que tengo la capacidad de elegir a mis amigos y la traté tan mal en un impulso de ira que hasta a mí me escocían el cerebro mis propias palabras. No, no soy su amigo, para nada. Soy un ser que ni siquiera merece una pizca de su amistad pura.

Lloro, por primera vez desde que mamá se marchó, lloro con fuerza. Es increíble el significado que ella tiene para mí. Elsa es la única chica que he amado sin querer ser algo más que familia.

Y hablando de chicas...

No tiene nada que ver, pero nunca he besado —además de a Elsa cuando tenía trece años— a una chica por la que tenga intereses románticos. Me pone nervioso el simple hecho de intentar hacerlo. Tengo miedo al rechazo, al abandono. Por eso nunca me había atrevido a relacionarme románticamente con una chica. Para mí eso era... Raro. No había tenido los sentimientos suficientemente fuertes hacia una chica como para dar otro paso. Recuerdo cuando tenía un "crush" con Kristoff... No creo que eso signifique algo, después de todo, mis amigas también han tenido los mismos sentimientos de admiración con personas de su mismo sexo, y continúan siendo heterosexuales.

Aunque después de todo, las chicas de hoy no se fijan en los tipos como yo, para nada atractivo y débil. Sí, soy lo más débil que podrás conocer en tu vida. Y es por ese simple hecho, que se me ocurre la gran idea de que, en vez de ir a mis clases, me escabulla en un gimnasio para ser más fuerte, y poder proteger a Elsa, a Anna y a Mer.

El olor a sudor, perfume y testosterona golpean mi rostro y me revuelven el estómago. Es una sensación extraña, pensar que este aroma pertenece a un muy bien y perfecto cuerpo masculino trabajado, me vuelve loco y me hace sentir mariposas. ¿Por qué es que pienso de esta manera?

Me acerco al mesón, una chica guapísima está detrás de un computador.

—Hola guapo. Dime ¿Qué se te ofrece? —pregunta, coqueta. Wow, apenas entro y ya soy guapo. Esto me gusta.

—Hola, vengo a tomar clases para ser más fuerte— respondo, y al segundo quiero desaparecer. No entiendo que acaba de suceder, pero mi voz ha salido muy chillona. Ella me mira, con ganas de querer estallar en risas.

Luego de inscribirme, me adentro en el enorme gimnasio. Hay un millar de salones, divididos por cada club, dependiendo de lo que quieres practicar. Al lado de cada puerta, hay un pizarrón dónde puedes inscribir tu nombre.

Camino un poco observando cada una de las habitaciones repletas de chicos y chicas. No veo ninguno de mi edad. Obviamente, todos están en clases y he sido el único que ha decidido escaparse. Genial.