Capítulo 10: Lucas

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Desperté sobresaltado, sintiendo un dolor sordo en mi brazo izquierdo, solo para darme cuenta que había tirado de la vía intravenosa en el proceso. Gemí, incómodo. No me faltaban ganas para tirar de la aguja para terminar con el dolor, pero sabía que la enfermera no sería una mujer feliz conmigo, así que decidí que la vía venosa podría vivir un tiempo más.

Estaba solo en la pieza, pero era aún de día, lo que significaba que al menos no estaría solo durante lo que quedaba de tarde. ¿Se había ido Liv? Supuse que tuvo que haber vuelto al trabajo, esa mujer era adicta a su trabajo. Supongo que eso nos hacía a dos de nosotros. Pero ahora ni siquiera me sorprendí por sentir pesar al saber que ella no estaba esperando afuera. Comenzaba a extrañarla ahora que ya la había visto, ahora que sabía que ella seguía tratándome del mismo modo de antes.

Intenté moverme con cautela, la pierna la sentía pesada al tener vendado completamente el muslo, parpadeé cuando vi un tubo delgado y transparente pegado con cinta ahí, moví la camisa celeste que tenía puesta y ahogué un grito cuando vi que el tubo iba directo a mi mejor amigo. Oh, Dios. Supongo que no todo podía ser bueno en esta vida. Joder.
Maldije y me tapé rápidamente cuando vi que la puerta se abría un poco.

― ¿Luke? – La cabeza de mi hermano se asomó por un lado de la puerta, sonriéndome.

―Hey, G. Pasa.

Mi hermano menor entró y cerró la puerta detrás de sí, avanzó hasta agarrar una silla mullida, acercarla a la cama y sentarse desgarbadamente. Miró un poco alrededor, frunciendo el ceño. Garrett tenía los mismos ojos verdes que yo, solo que ahora se veían mucho más cansados que los míos.

― ¿Cómo te sientes, hermano?

―Como si hubiese sido arrollado por un maldito camión. – Me quejé, intentando mover la pierna tentativamente, pero dolía, dolía como los mil infiernos, y eso que todavía estaba conectado a los sedantes, haciéndome sisear con el movimiento apenas perceptible. ― ¿Qué pasó con Liam Gray?

Mi hermano gruñó, su rostro poniéndose ligeramente colorado: ―Huyó. El jodido bastardo huyó como el infierno. Nick corrió detrás de él cuando comenzó a disparar en contra del otro equipo, después de que te haya disparado, sin embargo, se subió en un auto y desapareció. Le perdieron la pista cuando llegó a Vancouver y tuvieron que involucrar a los malditos canadienses.

Gruñí. Esto no era bueno en absoluto. Involucrar a los canadienses significaba más papeleo, más permisos, más de todo. Involucraba a dos países que se regían por distintas leyes, y apestaba. Realmente apestaba.

Después de que Garrett me haya contado toda la historia de lo sucedido, y lo que ha estado sucediendo en la estación respecto a eso, decidió, amablemente, informarme que había compañeros fuera esperando verme, y que, desgraciadamente, entre ellos se encontraba Hannah Miller.

―No dejes que esa mujer entre aquí.

― ¿No tienen ustedes una relación? – Alzó las cejas, burlón. Me estremecí. No quería imaginar lo que esa mujer andaba diciéndole a todos en la estación. Probablemente inventando que estábamos próximos a casarnos o alguna mierda como esa. En serio, esa chica estaba loca. Loca como una cabra.

―Como el infierno que no. Terminé todo con ella ese día de la persecución. Ella está obsesionada, G, no me deja tranquilo. No dejes que venga a verme. – Espeté de mal humor.

―Bien.

Sabía que él tenía más que decir, pero no le preguntaría, esperaría a que él mismo decidiera contarme.

―Hannah y Olivia tuvieron un incómodo encuentro hace unos días.

Me enderecé, interesado y preocupado: ― ¿Oh? ¿De qué hablas?

―Esa loca mujer le preguntó a Olivia que qué diablos estaba haciendo aquí. Decir que Olivia se enojó es un eufemismo, estaba echa una fiera. Incluso, como que la amenazó, sin importarle que Hannah fuese del FBI.

― ¿Qué? – Jadeé, sentándome de golpe en la cama, ahogando un gruñido cuando sentí dolor en la pierna.

― ¿Hannah te chantajeó, Lucas?

Me quedé quieto como una estatua, poniéndome rígido como una viga de acero. Los ojos verdes, idénticos a los míos, de mi hermano, me observaron impasible, tal y como lo haría un buen policía en un interrogatorio. Sabía que no podría hacer caso omiso de su pregunta. Sabía que, sin necesidad de decir nada, Garrett sabía que Hannah no era quien aparentaba ser.
Lentamente, asentí con la cabeza. Garrett maldijo y se levantó de golpe de la silla, llevando ambas manos a sus caderas, enojado.

― ¿Con qué te chantajeó? – Hizo una pausa tensa, en la que miró directamente a la puerta. ― Es por ella, ¿no? ¿Olivia? Pensé que ustedes habían terminado todo. Pensé que tú habías terminado todo. Porque fue así, ¿no?

―No se puede terminar algo que nunca empezó, Garrett.

―Como el infierno que no. Ustedes empezaron algo, Luke. De otra forma, ella no habría venido esa noche corriendo a por ti, no hubiese estado todo el santo tiempo junto a ti. ¡Las enfermeras de la UCI dijeron que incluso ella ayudaba con tus cuidados!

Don't let me FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora