Capítulo 12: Lucas

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A las nueve en punto salí de la estación sintiéndome cansado por haber estado sentado tantas horas, pero sonriendo ampliamente cuando vi el BMW de Olivia, bueno, el auto que manejaban para ella, ya que su coche era como un bebé para ella, y apenas dejaba que alguien lo tocara.

La vi de pie frente al auto, caminando de un lado a otro con calma por la acera, con el teléfono en su oído, hablando y frunciendo el ceño. Viéndose tan bella como lo hacía siempre.

Me acerqué cojeando sutilmente a ella, rodeando su cintura en cuanto la alcancé, ella dio un respingo, volteándose rápidamente, casi dejando caer el móvil en el momento. Le sonreí a lo que ella volteó los ojos al cielo sin dejar de hablar.

Besé su mejilla con cariño, a lo que ella sonrió, cerrando sus ojos al aceptar la caricia.

―Sí, papá. Mañana estaré a las siete en la oficina. Lo prometo. – Ella se mordió el labio cuando colgó, guardando el aparato en el bolsillo de su chaqueta negra, justo por debajo alcancé a vislumbrar un vestido de terciopelo, que podía jurar era morado.

Ella amaba ese tipo de vestidos, su colección era impresionante, un vestido tras otro de terciopelo de distintos colores.

Y aun así, ¿cómo diablos podía usar vestidos con el frío que comenzaba a hacer en Seattle? Debía haber apenas unos jodidos cinco grados. Ella debería estar vistiendo un atuendo digno para ir al Ártico, porque podía incluso sentir cómo se congelaba mi ingenio.

―Hola, cariño. – La rodeé con ambos brazos, haciendo que ella quedara firmemente pegada a mi cuerpo. Liv alzó los brazos para rodearme el cuello, sus manos frías tocaron mi nuca, causando que me estremeciera. Ella sólo me dio una sonrisa conocedora.

―Hey, no te vi salir.

―Estabas despistada. Casi te he sacado el alma del susto, ¿no? ―Liv bufó. Casi parecía un gatito molesto haciendo eso. Resultaba casi tierno.

―Eres un idiota. – Se rió, pero, de todos modos, acercó su rostro al mío, su nariz fría tocando la mía que comenzaba a enfriarse a una velocidad alarmante. – Te extrañé hoy. 

―Lo sé. No puedes vivir sin mí. – Le sonreí con suficiencia, a lo que ella volvió a reír. 

―Pretencioso.

―También te extrañé. Ya me estaba acostumbrando a verte en casi todo momento.


Era cierto, nos habíamos acercado mucho durante el tiempo en que había estado con licencia, menos de un mes, pero había hecho un gran cambio en nuestras vidas. Nos había hecho funcionar como lo haría una pareja. Y admitía que me encantaba una vida así con ella. Tan increíble como sonara.

Jamás me había detenido a pensar en cómo sería mi futuro. Con o sin ella. Pero un futuro con ella sonaba, por ahora, increíble.

A Olivia no le gustaban los dramas como a algunas chicas. No era de esas chicas celosas que exigían saber por qué habías tardado un minuto más en llegar. O, con la tecnología de hoy, el por qué no había respondido sus mensajes a la velocidad de la luz, o haberla dejado con los dos tickets azules. No es que yo hubiese hecho eso. Porque cuando sabía que era ella quien me texteaba, deseaba y quería devolverle enseguida esos mensajes, siempre y cuando tuviese el tiempo, porque me importaba saber cómo o qué hacía ella mientras estábamos separados. Era una forma de sentirla cerca mientras estábamos separados. No en el modo acosador, ciertamente. Era como sentirme parte de su vida, y ella ser parte de la mía.

Con Liv, me sentía libre de ser yo mismo, sin pretensiones ni mentiras de por medio. Ella era abierta conmigo sobre cualquier cosa, y su dinero jamás fue tema de conversación para nosotros. No salía con ella por su dinero, y ella lo sabía perfectamente. Era posible que, por eso, pudiese sentir y ver cómo ella era tan natural conmigo.

Me encantaba eso de ella. Es más. Liv me gustaba. Quizás demasiado, incluso para mí.


*

Fruncí el ceño al ver que Liv se retorcía las manos en el regazo mientras estábamos en el sofá estirados, viendo una película de superhéroes a la que ella, ciertamente, no le estaba prestando atención en absoluto. Había estado algo inquieta después de haber cenado, lo que se me hacía extraño. ¿Sucedía algo?

A mitad de la película, ya no resistía más verla tan inquieta. Su inquietud lograba ponerme inquieto también.

―Liv. – La llamé, a lo que ella dio un pequeño saltito, sus ojos buscaron los míos. ― ¿Qué te sucede, cariño? Estás actuando extraño. 

―Nada. ¿Por qué? – Ella me miró con inocencia, a lo que entrecerré los ojos. Pura mierda. – Luke, en serio. 

― ¿Estás segura?

Liv asintió con la cabeza, sonriéndome. Pero sabía que algo le sucedía. Esa mirada de inocencia no me dejaba tranquilo en absoluto, y supe en ese instante que ella estaba tramando algo.

~

Don't let me FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora