4. Otro Lunes de mierda

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RAOUL

Otra vez vuelve a ser lunes. Después de un fin de semana de mierda me espera una semana de mierda. Mi vida se ha convertido en una rueda de mierda de la que no consigo salir. Un día acabaré saltando por la ventana solo por terminar con esta pesadilla. Es una putada vivir en un primer piso, como mucho me rompería una pierna.

No soy feliz y no consigo ser lo suficientemente valiente como para desear serlo. Si fuera solo un poquito valiente al menos saltaría por la ventana por probar suerte. Pero ni eso. Soy un cobarde de mierda que se merece esta vida de mierda.

Así que el sábado me emborrache hasta las cejas y me acosté con una novia con la que sigo solo porque queda bien y cae bien a mi familia y porque es de mi grupo de amigos de la infancia y no me apetece afrontar el mal rollo que supondría.

Y el domingo me lo pasé maldiciendo la resaca y mi cobardía.

Y con este ánimo me dirijo a clase de Historia del Arte. Vamos, que soy una compañía cojonuda, todo simpatía y amabilidad. Otro lunes más.

Y por si todo esto no fuera poco, llego a clase y está ese Canario sentado en mi fila, pero Nerea no está. Qué bien, vuelvo a tener toda la sangre de mi cuerpo concentrada en la orejas. Debería arrancármelas.

-    Buenos días – me dice el chico moreno

-    Buenos? – respondo yo, todo simpatía e ironía sentándome en mi sitio, dejando un hueco libre para Nerea

-    Oye, chiquito, he hecho algo que te haya molestado?

-    No – respondo tajante

Existir

-    Entonces, puedo saber porqué me tratas como un apestado?

Medito la pregunta. No conozco la respuesta

-    No lo hago

Por qué miento?

-    Sí, sí lo haces. Y si hay un motivo deberías dármelo para que pueda cambiar las cosas. Y si no lo hay, lo que haces no está bien

-    Estoy pasando por un mal momento. Ya te lo dijo Nerea

Muy bien. Eres muy listo, Raoul. Se supone que no estabas escuchando esa conversación.

El canario me mira fijamente a los ojos. Pensativo.

-    Al menos he conseguido que me mires a la cara. Te ha costado una semana.

Ahora la sangre invade mis orejas, mi frente, mis pómulos, mi nariz, toda mi cara

-    Qué quieres de mi? – vuelvo a retarle. Raoul, joder, tanto te cuesta no ser un imbécil y simplemente pedir perdón.

-    Qué no intentes hacerme sentir que mi vida es una mierda – lo dice sin ningún tipo de agresividad pero a la vez seguro de si mismo

Tu vida no lo es. Pero la mía sí. Tú pareces querer ser feliz, siento envidia.

-    Lo siento. No era mi intención – digo agachando la cabeza – he sido un capullo, supongo. Perdona

Bueno, es la primera respuesta racional que das en días, Raoul. Es un principio.

-    Perdonado

Sonrío tímidamente. A cabo de unos segundos y casi sin pensarlo digo.

-    Gracias

-    Por?

-    Por decirme la verdad, supongo. La gente ya ni se molesta en decírmela.

Y menos mal que llega Nerea en ese momento porque esta conversación no va por buen camino. No al menos para mi. Mi amiga tiene, para variar, unas ganas inmensas de hablar de cualquier cosa que se le ocurra así que desvía el tema de conversación y yo respiro tranquilo.

El Faro de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora