46. La despedida

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AGONEY

Hemos pasado el fin de semana los 4 mano a mano. Era como si Enric necesitara quemar las horas al lado de Kibo y de mí y yo, por mi parte, no pudiera separarme de Raoul.

Al final creo que acabarán siendo grandes amigos a pesar de la reticencia inicial de mi chico. Ver juntos a los otros dos ha anulado sus celos y cada vez se muestra más cómplice con ellos, hasta el punto de que ahora se alían para reírse de mi a ratos.

Enric y Kibo lo van a pasar mal hoy cuando tengan que despedirse. El jueves Enric durmió en mi casa porque ninguno de los dos, por extraño que parezca en ellos, se atrevió a proponer continuar la noche en privado. Pero desde entonces no se han separado para nada, llevan casi 96 horas pegados como lapas y han empezado a tener gestos entre ellos que me dicen que esa relación no va a ser solo una aventura de fin de semana.

Es mejor que les dejemos solos un rato para que puedan hablar más libres del significado que quieren darle a esta despedida. "Me ha encantado conocerte... y punto", "Me gustaría volver a verte, hablamos?" o "Te apetece que nos veamos en 15 días?".

- Chicos, nosotros nos vamos a buscar cuchitriles para el proyecto de Raoul. Enric, que tengas buen viaje, espero verte pronto amigo - le doy un fuerte abrazo y Raoul y yo nos ponemos en pie

Hoy estoy juguetón.

- Vamos guapo? - agarro del culo a Raoul que da un saltito y se pone rojo carmín.

- Canario! - dice riendo nervioso.

Está tan mono cuando se pone así que no puedo evitar seguir con la broma así que subo mi mano hasta la cintura y lo atraigo hacia mí mientras me muerdo el labio inferior.

- Oye! En el piso ese quiero una cama muy grande

Los 3 reímos a carcajadas al ver cómo se ruboriza.

- Bueno, Enric, nosotros nos vamos. Pero nos vemos la semana que viene, no? Esta mañana buscabas billetes - Mira como las gasta el rubito con los bromistas... si parecía que no había roto un plato en su vida

Mi amigo mira con ganas de estrangular a Raoul, quien, para evitar la tensión, arranca a caminar y tengo que correr hasta alcanzarle.

- Eso no se hace rubito, chico malo - le digo travieso mientras nos alejamos de nuestros amigos

- Estás en celo, Ago? Porque hay unas pastillitas que lo arreglan - contesta divertido

- Raoul, las parejas se tocan, lo sabías? Me huyes! - mi tono ha cambiado, vuelvo a estar enfadado.

- Yo no te huyo - se detiene para quedar cara a cara. Me habla como si fuera un niño y eso aún me da más rabia, va a tener que reconocerlo.

Le empujo contra la fachada más cercana, tras un momento de titubeo empezamos a besarnos y acariciarnos. Los gestos de mi chico guardan mucha más intención que los míos, que son más inocentes.

- Si quieres pasamos de las visitas... - susurra en mi oído y acerca su cuerpo al mío para que le note. Está bastante excitado, lo sé porque yo no lo estoy.

Oímos a nuestra espalda la palabra "depravados" pero, como la verdad es que la escena no es muy apropiada para una calle transitada a plena luz del día, no voy a discutir el comentario.

- Para

- Lo siento, cielo - dice separándose de inmediato - Estás bien?

- No me apetece ahora. Vamos a visitar pisos, anda

- Un momento - se mira el pantalón y ríe y me contagia esa risa. Apoya su frente en mi cuello aunque mantiene alejado el resto del cuerpo para no incomodarme con su contacto.

El Faro de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora