21. Napoles: Dia 3

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Bueno, ahí va otro capítulo. Gracias x los mensajes. Lo agradezco de veras.

Un besillo y que disfrutéis de la lectura veraniega.

AGONEY

Llegamos al hotel. Raoul está profundamente dormido, son pasadas las 4 de la mañana. No soy capaz de despertarle ahora que por fin descansa así que, con la ayuda del personal de recepción, le subimos a la habitación, cambio su ropa ensangrentada y le arropo en la cama.

Escribo en el grupo de WhatsApp del viaje

Ya de vuelta
Todo bien
Raoul duerme

Llegan varios mensajes de respuesta. Me sorprende ver que el de Adrian es el primero.

El profesor responde: Me alegro. Que mañana se quede descansando. No te separes de él

No pensaba hacerlo.

Veo que Nerea sigue despierta así que me dirijo a su habitación.

-    Nerea - susurro mientras doy golpecitos en la puerta

-    Si? – abre

-    Tú estas bien? Casi no te he prestado atención - respondo

Nerea se echa a llorar y busca mi abrazo.

- Cómo está?

- Echo un asco, pero bien. Nada grave dentro de lo que cabe. Ahora duerme. Qué ocurrió?

- De repente saltaron sobre nosotros dos sombras inmensas. Yo caí al suelo y Raoul vino a defenderme. Se ensañaron con él. Lo recuerdo tirado en el suelo, encogido mientras le molían a patadas - Nerea se echa a llorar de nuevo

- Shhhh - susurro mientras acaricio su cabeza - ya pasó, ya está. Mañana cuando le veas te sentirás más tranquila, ya verás. Puedo saber porqué fuisteis solos a la playa?

-    Para hablar. Lo necesita. Aunque creo que no soy yo la que debe dar respuesta a algunas de sus preguntas.

Asiento mirando al suelo.

- Que quiere saber?

- Eso deberías preguntárselo tú.

- Ayúdame a ponérselo fácil, por favor - suplico

- Enric

- Tiene todo el derecho - asiento

De vuelta en mi habitación no soy capaz de pegar ojo. Un huracán de imágenes golpean mi cerebro. Las lágrimas en esos ojos que tanto me gustan, la ropa rasgada y ensangrentada, los moratones, la arena húmeda y el aire frio, las punzadas de dolor en el corazón. Pero también el tacto de Raoul entre mis brazos... el olor de su pelo... su fragilidad... su cabeza sobre mi hombro mientras tarareo la nana de mi abuela.

Lo de hoy ha sido culpa mía. Si no me hubiera liado con Enric, si no me hubiera dado un ataque de sinceridad de lo único que no era necesario admitir, si habláramos de una maldita vez de lo que sentimos en lugar de imaginarlo, esto no habría ocurrido.

Cuando despierto son las 11. Raoul sigue dormido así que bajo a desayunar algo rápido y vuelvo corriendo a su lado. Me quedo allí, observando como duerme. El efecto de los analgésicos debe estar desapareciendo porque los gestos de dolor aumentan de frecuencia. Sin apartar la mirada de la cama rebusco entre la ropa de ayer para tener preparada una nueva dosis.

Despierta pasadas las 2 del mediodía. Ha dormido 10 horas y aún así parece agotado. Acaricio su frente.

- Como te encuentras?

El Faro de LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora