Finalmente el día había llegado, no queríamos mucha atención por lo que decidimos que fuera algo solo del reino nada monárquico, el único miembro con lugar ahí era King al ser el rey hada pero el no quería actuar como tal solo ser un invitado mas normal, aunque algunas hadas andaban de aquí s allá. El lugar de la ceremonia estaba repleto por los aldeanos y algunas curiosas hadas que querían ver. Mientras me alistaba Diane hacía los últimos retoques.
-Listo!-anuncio y me sonrió-estas muy bonita Elizabeth-dijo abrazándome.
-Gracias-sonrei y empezamos ir hacia el salón de trono donde todo empezaría, donde Meliodas espera por mi para unir nuestras vidas.
Al estar frente a el lugar mis pies se congelan de repente al fondo del altar está Meliodas esperandome, todos se ponen de pie cuando yo empiezo a caminar y agradezco que mis manos sean cubiertas por mis flores así todos no verán mis manos temblar, mi vestido es de hombros bajos y mangas hasts la muñeca entallado hasta la cintura y luego esponjado hasta los pies, con adornos de perlas en la cintura. Escucho algunos alagos mientras paso hasta que llego al final junto a Meliodas el esta serio pero me da una tímida sonrisa inclinándose hacia mi susurra.
-Estas hermosa-dice antes de que el cura empieze con le ceremonia. Sonrió. Esto es muy hermoso, aunque no tengo idea de que siente el por mi, estoy completamente segura de lo que yo siento por el, y esto me hace feliz.
Al momento de decir los botos los dos nos volteamos para quedar frente a frente unimos muestras manos mientras empezamos a decir las palabras las mas importantes fueron las últimas.
-Soy de ella y ella de mi, hoy, mañana y siempre..-terminamos de decir los dos al mismo tiempo mientras el ponia el anillo en mi dedo, después yo hice lo mismo con el y me quedé un segundo viendo lo bien que se veían muestras manos juntas.
-Juran que se amarán hasta la eternidad-
-Si...-susurramos y vi el deje de una mueca que no supe interpretar asomarse por el rostro de Meliodas, haciendo que mi sonrisa perdiera fuerza.
-Ante los ojos de la Diosa, apruebo esta unión, puedes besarla..-dijo y todos empezaron a aplaudir, el se acercó a mi y puso sus manos en mi cintura atrayendome hacia el rodeé su cuello con mis manos y me besó, escuchamos las exclamaciónes de las personas cuando lo hicimos, y yo traté de transmitirle todos mis sentimientos en ese beso. Cuando nos separamos no aparté la mirada de sus ojos.
-Yo si lo hago...-susurre tomando su mano y haciendo como si nada, dando por terminado todo finalmente estamos casados, el me observó sin entender bien lo que dije, y comenzamos a caminar por el altar mientras todos aplaudían al finalmente tener unidos a los dos reyes de Danafor, en algun tratado raro, Meliodas sería rey solo hasta que se casará y ya lo hizo lo que automáticamente lo convierte en rey.
Nos encaminamos hacía el salón de banquetes con todos los demás atrás al llegar nos sentamos enmedio de la gran mesa que la servidumbre había llenado de comida y decorado con flores. Los chicos se sentaron en la mesa con nosotros y los demás invitados bailaban o hablaban por ahí, todo parecía tan hermoso, que por un instante pensé que terminaría así, pero no...
La paz y felicidad solo duró por unas dos horas más, cuando Meliodas se levantó para ir a hablar con alguien, yo me quedé ahí sentada, cuando me aburrí me puse de pie y comencé a caminar por el lugar agradeciendo las bendiciones que me ofrecían hasta que pasé junto a una ventana.... escuché gritos seguido de unos aterradores gruñidos, fije mi vista hacía donde provenían.
Unos horribles monstruos entraron por las ventanas, demonios, son demonios, los chicos entraron en acción protegiendo a las personas. Habían unos siete de ellos, mi corazón empezó a bombear rápidamente cuando esto pasó y recordé las palabras del cuerno, tu boda será un baño de sangre, no quiero que lastimen a las personas, no quiero que los lastimen, a lo lejos pude ver a Meliodas buscar frenéticamente algo, cuando me encontró sus ojos se abrieron de golpe y gritó mi nombre.