Revelación.

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Desperté, con una rara sensación en mi interior, como siempre el no estaba a mi lado sin rastros de su presencia. Con la mirada clavada en mis manos imágenes fugaces pasaban de vez en cuando en mi memoria. Era como si me estuvieran pasando una vida en la cabeza. Pero lo más raro es que empecé a recordar claramente cosas del pasado. Hay un recuerdo que me gusta, me recuerdo a mi misma, en un prado con la mano unida a la de Meliodas.

Desde que me contó la verdad sobre mi esos recuerdos fugaces estan volviendo a mi mente, uno tras otro. Recordaba cosas extrañas, o cosas algo interesante, pero lo que más llamaba mi atención era que empecé a sentir esos recuerdos mios de nuevo, sentía como la chica que fuí hace mucho tiempo volvía a mi lentamente. Dos personalidades fucionandose....

-Elizabeth estará enmedio de nosotros, no podemos dejarla desprotegida ni un solo momento. King irá al frente, Escanor atrás, Diane y yo junto a ella, Merlín tu...- mientras ellos hablaban yo no podía concentrarme, me sentía extraña, un vacío en mi estomago, una corazonada talvez, de un mal cercano.

-Elizabeth....¡Elizabeth!..

-¿Si?-me sobresalté al ver a Meliodas frente a mi con la vista clavada en mis ojos.

-¿Te sientes bien? Estas palida-comento observando mi rostro. Asentí con una sonrisita nerviosa.

-Necesito...un poco de aire, iré al jardín...-el asintió y salí. Nunca me había sentido así.

Fue hasta que empecé a recordar cosas muy extrañas que empecé a preocuparme, no lo sé, una rara sensación de miedo en mi interior, tan viva como pasada en mi mente.

Me sentía observada, a ese punto yo ya tenía muchos de mis recuerdos pasados, ya sentía que volvía a ser la Diosa que en el pasado fuí. Recordaba claramente a Meliodas. Entonces el apareció..

Sabía que alguien me observaba, lo sentía en mis huesos, esa sensación que tienes cuando alguien te esta mirando. Pero era algo diferente, sentía un frío inexplicable, un aura oscura asechandome en silencio, esperando el momento indicado para mostrarse. Y así lo hizo. Cuando me interné en los matorrales de rosas.

El lugar empezó a oscurecerse, rápidamente como derramar pintura negra sobre papel blanco, pero solo a mi alrededor, pude distinguir un cielo azul a lo lejos, era a mi alrededor la oscuridad. Hubo un sonido. Un burbujeo murmurante, frente a mi en la tierra empezó a salir un extraño líquido negro burbujeante. Alquitrán. Comenzó a expandirse por la tierra como una enfermedad, marchitando las plantas a su paso dejando solo ramitas secas, se detuvo centímetros antes de tocar mis pies. Entonces. Del centro del alquitrán, comenzó a salir algo, al principio pensé que era algun objeto, talvez una empuñadura, pero no. Era un dedo, del grosor de una empuñadura de espada. Pronto fue una mano completa que emergió del alquitrán.

Retrocedí casi perdiendo el equilibrio con las raíces, la mano emergió como un brazo completo arrastrandose por la hierba podrida, otro salió impactando el suelo cerca de mi pie. Arrastrandose fuera del agujero, lleno de ese líquido negro, la cabeza salió extraño, era muy grande al menos diría que mide unos tres metros. La mitad del cuerpo ya estaba afuera. Sus ojos se abrieron, dos cuencas rojas y brillantes.

Me paralice al verlo directo a los ojos, sentía mi cuerpo entumecido, quería moverme, pero simplemente mis piernas no reaccionaban. Solo podía mirar a el cuerpo ya fuera del agujero frente a mi, con sus pupilas rojas mirándome. El alquitrán empezó a resbalar por su cuerpo revelando una corroída armadura, unos largos y puntiagudos dedos como garras, brazos musculosos con ceñas de cicatrices viejas, una barba con algunas canas, pero lo que mas me parecía escalofriante era sus ojos que parecían inyectados de sangre. Parecía alguna especie de guerrero sanguinario. Supe inmediatamente quien era al verlo, su padre, el rey demonio.

Tu sangre...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora