Que necesidad hay de tener un despertador, si tienes a Kim Taehyung. Esa fue la conclusión a la que llegué tras la primera semana durmiendo en aquella casa, tras las primeras mañanas despertando con aquella grave y melódica voz.
El día de hoy, por lo tanto, no iba a ser diferente.
¡-ia!
¡Como adoraba dormir! Es extraño, ¿verdad? Como algo que te inhibe de cualquier tipo de sensación y sentimiento podía ser tan placentero... Ah, claro. Precisamente por eso lo era.
¿-sia?
Siempre había sido ese tipo de persona que odiaba que la despertarán. Esa persona que era capaz de arrancar cabezas si alguien se dignaba a interrumpirle el sueño, que era capaz de tirar el maldito despertador por la ventana a causa del estridente ruido que emitía como alarma, que se levantaba con cara de tener una resaca del copón y que maldecía mentalmente todo aquello que le pasara por la mente los primeros cinco minutos posteriores al desvelo.
-siaaaaaaaaaaaaa...
Las ganas de yacer en un sueño eterno se intensificaron después de aquel día hace tres meses. Si no tenía razones para vivir, menos razones tenía para levantarme cada mañana. Aunque, a decir verdad, eso había cambiado. Para mí sorpresa, pues nunca antes me había levantado tan positiva como lo hacía últimamente.
¡Asia!
Efectivamente, esa era la razón.
- ¿Estás despierta?
Su voz se había vuelto mi alarma.
×××××
- Hmm... - Aún así, el sonido adormilado y desinteresado que emitían mis cuerdas vocales al despertar, dejaba mucho que desear.
Era verano, hacía un calor inhumano, y el simple hecho de vivir bajo el mismo techo que un hombre al que apenas conocía no iba a impedirme dormir en paños menores; Suficientemente menores como para ocultar únicamente las zonas más íntimas de mí cuerpo.
Es por eso que Taehyung no entraba a mi habitación, porque estaba advertido, porque él mismo lo había comprobado al querer innovar con nuevas formas de despertarme una de esas mañanas. Mala suerte la suya, pues curiosamente aquel día me había adelantado: Me vestí a la velocidad del rayo cuando él ya había salido pitando del dormitorio, e inicié así una especie de pilla pilla por la casa. Yo, sonrojada hasta las orejas, y él, temiendo recibir algún que otro golpe, corriendo mientras reía sin parar.
- Ha dejado de llover, salgamos a dar una vuelta. - La enérgica voz de Tae recorrió el largo y ancho de mi habitación, impactando contra mi oído y provocándome un dulce e inesperado cosquilleo en el pecho.
Había estado lloviendo toda la semana, por lo que habíamos pasado la mayor parte del tiempo encerrados en casa. No era la típica lluvia tranquila, bajo la que, como mucho, acababas chorreando. Era ese otro tipo de lluvia que te hacía temer la posibilidad de ser calcinada por un rayo. Ese tiempo de reclusión nos dio la oportunidad de comenzar a trabar una amistad, ya que el espacio no nos permitía alejarnos más de diez metros el uno del otro; Cosa de la que no me quejaba en absoluto.
Cogí una de las dos almohadas que acompañaban el colchón y hundí mi rostro en ella. - Ya voy... - El sonido se vió ligeramente silenciado por la gruesa tela que tapaba ahora mi boca, haciendo que fuera casi imperceptible.
- Pareces un oso. - Prosiguió, después de un largo y sonoro suspiro de rendición, pues aún no le había respondido algo con la conciencia plenamente despierta. - ¿Necesita el oso ayuda para vestirse? - Dijo él con sorna.
Retiré la almohada de mi cara y resoplé, para después esbozar una efímera sonrisa de la que ni tan siquiera yo me di cuenta. - Gracias por tu amabilidad, pero no la necesita. - Dije sarcàstica, recordando de nuevo el suceso anterior.
Este chico no era tan inocente como pensaba.
- No tardes, eh. - El sonido de sus pasos sobre la moqueta del pasillo comenzaron a desaparecer en la lejanía.
Después de unos segundos debatiendo internamente si quedarme un rato más allí tendida, cuando ya casi me había decidido a despegar la espalda de la sábana, algo bastante pesado saltó sobre mi pecho, obligándome a estender el cuerpo de nuevo e inmovilizándome por unos segundos.
- ¡Chopa!
Mi pequeña bola de pelo, aquella que tantas veces había consentido, aquella que tanto había mimado, ya no dormía junto a mí como de costumbre. Al parecer había encontrado a alguien mejor con quien compartir habitación. Influenciada por ese pensamiento, erguí la espalda y encaré al animal, cogiéndole con sutileza por ambos lados del morro. - Oye ¿Que tiene dormir con él que no tenga yo?
Tras un silencio por mi parte, a sabiendas que el canino no iba a ofrecerme respuesta alguna, me percaté de lo absurdo de la escena. Sobretodo cuando la reacción de este fue darme un lametazo en toca la cara.
Limpié los rastros de saliva, algo asqueada, y volví a echar el cuerpo hacia atras. Mientras acariciaba el pelaje del animal con una de las manos, llevé la otra hacia la mesita de noche, para abrir así el pequeño cajón y sacar de allí mi abandonado móvil.
9:00.
Dejé caer el aparato sobre el colchón y desvíe la mirada hacia las líneas de luz que se filtraban por la ventana, comprobando que la tormenta sí había desaparecido.
Siendo sincera, un ápice de decepción invadió mi corazón, pues los días de lluvia se habían vuelto mis favoritos.
×××××
Es un capítulo un poco mierda, lo se
Tengo pensado editarlo un poco antes de subir el siguiente jeje ;-; el caso es que quería haceros ver que aún sigo viva."Aquí estoy porque he venido, porque he venido aquí estoy, si no le gusta mi canto, como he venido, me voy. ¡Nos vamos, don Fernando!"
Pd. E aquí un army de corazón
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ʟᴏɴᴇʟʏ × |ᴋɪᴍ ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ|
Hayran KurguMe quedé completa y literalmente sola, o eso creí en un principio. Apareció de la nada, y fue desde entonces, mi todo. ×Ciencia ficción y romance× Heterosexual. Capítulos cortos. Sin periodicidad. ...