Porque todavía tengo dudas
Yoongi
Rong está totalmente borracha. Ordenó otras tres cervezas luego de las tres que se había tomado y fue realmente difícil caminar con ella los pocos kilómetros que nos separaban hasta llegar a mi auto, dichos kilómetros que se sintieron eternos. Tuve que cargarla en mi espalda la mitad del trayecto mientras ella no dejaba de cantar en voz alta una canción que ella misma nombró "Grey es el amo" usando la melodía de una canción de Coldplay.
Fue irritante todo el tiempo, no por que cantara como si la estuvieran torturando en lenguaje de ballena, sino porque la letra era en verdad pegajosa. Finalmente llegamos a mi vehículo y ella cayó inmediatamente dormida con tan solo tomar asiento; roncaba por momentos, asustándome hasta la mierda cuando, de la nada, despertaba por unos breves segundos solo para gritar algo sobre los patos y el abuelo desnudo en la calle. Una media hora después y me encuentro frente a su casa levemente iluminada. Hago el intento de despertarla, pero ella no hace más que unos ruiditos extraños con la boca.
—No... —murmura en sus sueños— corre y toma a los... sí, tómalos. Luego de eso queda en silencio y deja de hablar por unos buenos diez segundos hasta que, de nuevo, abre la boca: —¡Patos! —grita, asustada—. Russell, besa al abuelo... se cae y carga a los patos... No, solo uno.
La observo por lo que parece una eternidad, sonriendo por sus ocurrencias y por lo mucho que la voy a extrañar. Ella es esa clase de chica con la que quieres estar porque te hace sentir bien contigo mismo y porque sabes que nunca te aburrirías ya sea que pases una hora o toda una eternidad a su lado, siempre habría algo nuevo que ver. Supongo que ahora será la eternidad de otro.
Suspiro mientras observo a lo lejos unas figuras moviéndose tras la cortina de la ventana principal en casa de Rong, probablemente sea su padre o alguno de sus hermanos. Intento, con cuidado, despertarla. Ella no se mueve o da señales de vida, pero sí lo hace el teléfono que carga en su bolso ya que comienza a timbrar de forma compulsiva. Me debato entre tomar el teléfono y contestarlo o dejar que siga timbrando. Al final la curiosidad puede más y, al ver que ella no se despierta ni por todo el ruido del mundo, tomo su teléfono y observo el nombre de quien llama.
Número desconocido. Decido ignorar la llamada mientras intento, nuevamente, hacerla despertar. El teléfono vuelve a timbrar justo en ese momento, dándome un mini ataque al corazón. Es el mismo número desconocido así que contesto sin problemas.
—¿Hola? —pregunto, con inseguridad.
¿Quién puede estar llamando a Rong a estas horas?
—¿Hola? ¿Eres Rong? La voz pertenece a un hombre.
—No soy Rong, pero estoy con ella —respondo, evitando a toda costa rodar los ojos por la estúpida pregunta.
—Oh, bueno... —la voz al otro lado del teléfono vacila— Rong está conmigo, así que no tengo idea de a qué te refieres. Observo el rostro de Rong, a mi lado. Ella sigue murmurando cosas sobre patos, como si hubiera tenido un trauma con ellos en su infancia.
—Rong está conmigo, no contigo —digo, enojado—. ¿Quién eres?
—¿Quién eres tú? Rong es mi pareja, ella tiene que estar conmigo.
¿Rong su pareja? ¿Era este aquel chico, Aldo? Frunzo el ceño mientras intento calmar mi ira, aunque no está funcionando muy bien. Había tenido una conversación con Aldo el otro día en la universidad, le había dejado en claro que tenía que renunciar a Rong pero él simplemente se echó a reír en mi cara y luego se marchó.