SI ME LASTIMAS, TE LASTIMARÉ MÁS FUERTE (1/2)
Yoongi
Cinco días después...
—¿Estás seguro con eso? Porque te recuerdo que ella botó a la basura tu último regalo, sin consideración —dice mi amigo mientras suspira y se recuesta en el cómodo sillón verde ubicado en la terraza de mi sala, con vista al jardín.
También suspiro mientras intento llevar un cigarrillo a mi boca; en estos últimos meses Mia me convenció de dejarlo porque le parecía asqueroso que lo hiciera, pero la ocasión parece que lo amerita. Apenas y logro dar una calada cuando siento que me ahogo y el sabor amargo ya no me reconforta como antes. Tal vez toda la terapia con Mia funcionó.
Apago el cigarro no sin antes ofrecerle a Jungkook. Él lo rechaza y continúa viendo al horizonte, sus pies subidos sobre una mesita de caoba que mi prima Pam compró en uno de sus tantos viajes para "reencontrarse" a sí misma.
—Y tienes que eliminar ese indicio de barba —continúa diciendo mi amigo, sus brazos están ahora cruzados sobre la parte posterior de su cabeza.
—¿Por qué la tengo que eliminar? —pregunto con verdadera curiosidad—. ¿Crees que no le guste a Rong?
Jungkook niega con la cabeza.
—No es eso... Es que creo que tendrá otro nuevo lugar de donde agarrarte y patearte además de tu trasero peludo.
Resoplo ignorando su risa. Rong entenderá las circunstancias de por qué la abandoné.
Me dolió haberlo hecho de la forma en que lo hice, pero cuando ella escuche mi historia completa lo va a entender. Sé que lo hará.
A quién engaño, lo más probable es que se lance como luchadora de sumo contra mí y me saque el aire de una patada. Al menos yo lo haría.
Desvío la vista del jardín y miro a los ojos de Jungkook.
—No me importa lo que haga con esto, pero entrégaselo por favor.
Le paso un sobre de color negro con letras impresas en plateado.
—Hombre, ella de seguro lo va a botar a la basura cuando sepa que esto viene de ti —dice él.
—Entonces no le digas que es mío.
—Uff —Jungkook toma el sobre—. Cuando vea lo que contiene se va a poner furiosa.
—No me importa que le dé un ataque de ira. Ella tiene que ir —digo esta última parte casi gritada.
—De acuerdo. Es curioso, pero a ambos les salta una vena de la frente en el mismo exacto lugar siempre que me gritan.
Ruedo los ojos.
—Prométeme que vas a hacer todo lo posible para que Rong asista a ese evento —le digo.
Jungkook se encoge de hombros.
—Haré lo que pueda —responde él—. Va a tener que ir engañada entonces.
Asiento con la cabeza, sentándome en el sillón al lado del suyo. Mis pies también se recargan contra la misma mesa mientras doy un largo resoplido de cansancio.
—Me siento muy mal por ella. Me porté como un imbécil —comento, negando con la cabeza.
—Todos tenemos nuestros momentos de idiotas, como yo, por ejemplo.
—¿Qué hiciste ahora? —pregunto elevando una ceja.
—Pues... —Jungkook se queda en silencio, repentinamente se pone de pie y comienza a tirar de la faja de su pantalón.