Rong
—De acuerdo —dice Aldo al siguiente día, mientras le cuento lo sucedido la noche anterior, todo menos lo de mi padre—. Déjame ver si entiendo esto...
Él hace una pausa mientras traga saliva y se muerde los labios en concentración. Ambos nos encontramos en la cafetería, sentados lo más lejos posible de los otros estudiantes que comen desordenadamente su comida y que ríen sin ninguna preocupación en la vida. Escucho a Aldo hacer ruiditos de desaprobación mientras se lleva una mano a su barbilla, en un gesto pensativo.
—¿Qué no entiendes? —le pregunto, tratando de presionarlo a responder.
—Pues... —se vuelve a quedar en silencio al mismo tiempo que hace pucheros—. Bien, no. No entiendo.
Mis cejas se alzan, obligándolo a decir más, pero él simplemente resopla y se lleva un gran trozo de pizza a la boca, ignorándome por completo.
—Aldo...
—Bieeeen —chasquea los dedos y mastica en silencio hasta que termina su bocado—. Lo que no entiendo es a ti, ¿me dijiste que Yoongi te pidió perdón, pero a cambio lo mandaste lejos?
Asiento con la cabeza aun sin comprender su punto.
Él continúa hablando: —Y ahora que él está lejos, ¿lo odias por haberte hecho caso y no quedarse contigo? Porque seamos realistas, estás furiosa porque el chico no entendiera tu mensaje subliminal y le costara comprender que en el mundo de las mujeres un "no" puede significar un "sí", y un "sí" puede significar un "no lo sé, pero no me provoques o te golpeo hasta que des con la respuesta correcta".
Mi ceja se eleva de inmediato.
—¿Estás de broma? —pregunto, indignada—. No estoy furiosa con él por haberme hecho caso y largarse. En realidad, estoy feliz de que lo hiciera... Estoy perfectamente bien sin él. Resoplo con fuerza por al menos unas tres veces antes de continuar: —Y muy raras veces creo que un "no" significa un "sí" en nuestro mundo. A veces "no" significa "no" y "sí" significa "sí".
—No, no lo es —interviene él.
—Claro que sí. —No-oh —chasquea los dedos, haciendo un movimiento exagerado de cabeza.
—¡Bien! —le grito, frustrada—. Piensa lo que quieras... pero no estoy resentida con Yoongi por hacer lo que le pedí. Me parece perfecto; lo único que quisiera saber es si él y yo de verdad... tuvimos, o hicimos... Aldo eleva ambas cejas, divertido, mientras yo guardo silencio y siento mis mejillas enrojecer cuando intento nombrar lo que posiblemente sucedió o no sucedió con Yoongi la noche anterior.
—¿Quieres saber si tú y él hicieron la posición del misionero anoche? —Aldo completa mi frase—. ¿O tal vez fue la del escalador?
—¡No! —murmuro en voz baja—. ¿Cuál es la del escalador? Aunque, ¿sabes qué? Mejor no me lo digas. Y en parte sí, quiero saber si él y yo estuvimos juntos.
Aldo sonríe mientras sigue comiendo más pizza.
—Creo que serías muy consiente de tu cuerpo si lo hubieran hecho.
—¡Yo también creo lo mismo! Pero la prima de Yoongi, Eileen, asegura tener fotos mías y de Yoongi en su teléfono.
—Uh, prima pervertida —dice Aldo en voz muy sensual—. Ella es de mis favoritas.
—No es así, para nada —la defiendo—. Aparentemente Yoongi y yo estamos de cucharita juntos, durmiendo, hasta que comenzamos a besarnos. Eso es lo que ella capturó. Luego de eso ella se fue, dándonos privacidad.